La muerte bajó por un gran cañón cargada de lodo y piedra. Mientras rugía por el cauce del río San Bingo, la avalancha devoró todo a su alrededor. Eran las 4:00 p.m. de este sábado 20 de diciembre y el paisaje natural de esa bella zona rural de Bolívar (Cauca) en cuestión de minutos se transformó en un cementerio. El saldo parcial de acuerdo con las autoridades es de cinco muertos (la mayoría menores de edad) y ocho personas desaparecidas. Pero todos en Bolívar temen que esas cifras aumenten, “debido a que el sector quedó incomunicado”, dijo Andrea Pacheco, personera del municipio. Desde muy temprano de este lunes las autoridades del municipio realizan un Consejo Extraordinario para consolidar cifras y fijar la estrategia tendiente a mitigar la emergencia. Irónicamente muchas de las veredas afectadas por la tragedia llevan nombre de santos: Los Milagros, San Miguel, San Lorenzo, San Juan, San Francisco, San Joaquín, Villamaría, Las Dantas, Los Rastrojos, La Victoria, Mazamorras, Aguas Regadas y Yunguillas, entre otras, sufrieron el paso demoledor de la avalancha. La enorme masa de lodo, piedra y palos no solo acabó con la vida de varios campesinos, sino que arrasó ganado, aves de corral y destruyó algunas viviendas. Se calcula que en esa zona viven cerca de 5.500 familias que subsisten de la agricultura. Dicho en carta blanca la emergencia afectó a un total de 25.000 personas. Y como para llegar a esos sitios remotos de Bolívar se requiere usar una única vía que fue destruida por la avalancha, las autoridades también temen lo peor. Entre los daños a la infraestructura vial ya se cuentan seis puentes vehiculares y dos peatonales. Es decir, toda esa comunidad se encuentra incomunicada. De ahí que la propia alcaldesa, Yolanda Meneses, manifestó que el primer reto es llegar lo más pronto posible con ayudas, “ya que se puede presentar un desabastecimiento de víveres”, explicó. En la página oficial del departamento de Cauca, el gobernador Temístocles Ortega manifestó que informó de la crítica situación al presidente Santos y al Director Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Carlos Iván Márquez Pérez, “con el fin de buscar soluciones conjuntas a la tragedia”. Además, anunció que ejecutarán tres acciones para restablecer la comunicación terrestre: “Una inmediata, con ayuda de las mismas comunidades mediante la construcción de pasos o puentes artesanales; otra con la ayuda de personal especializado del Ejército para la construcción de puentes militares y una tercera solución definitiva, mediante la realización de estudios y diseños técnicos por parte del Ministerio de Transporte para restablecer los puentes destruidos”. Mientras esos avisos se hacen realidad en el menor tiempo posible, la semana de la emergencia las lluvias parecían anunciar la tragedia, ya que no dejó de llover un solo día. Quizá por tanta agua en tan corto tiempo las montañas que custodian el cañón del río San Bingo, se desgarraron y taponaron su cauce. Incluso aún persiste el temor que exista otro represamiento que repita la avalancha que ya enlutó a Bolívar, un pequeño pueblo ubicado al sur de Cauca.