Hacía cuatro meses que Catalina Suárez había señalado al 5 de noviembre como el día más importante de su vida. Contraería matrimonio con el hombre del que se había enamorado desde el momento en que lo vio por primera vez, y al que volvería a escoger una y otra vez como el padre de sus hijos si lo volviera a conocer. Catalina es periodista, tiene un reconocido espacio en la W Radio, y a diferencia de lo habitual, la soleada mañana de este viernes la sorprendió desempeñando un rol que pocas veces había personificado. De ser la mensajera de la noticia, ella fue la protagonista del suceso que terminó siendo el más comentado en los medios de comunicación y las redes sociales del país.
Una de las primeras llamadas que Catalina recibió en día tan señalado fue la de su jefe, Julio Sánchez Cristo. Esta vez no le reclamó por confidenciales y comentarios políticos con los que muchas veces sorprende a su audiencia, sino que le abrió el micrófono para relatar su propia historia de amor, la que la llevó al altar junto a su novio, Julio Suárez, con quien comparte desde el apellido hasta la misma fecha de cumpleaños, pero también coincide en una diferencia que para muchos pudo haber sido una muralla infranqueable para consolidar su relación.
Hacia las 10 de la mañana, la historia de Catalina y Jorge ya se había vuelto viral. La boda que se celebraría en una hacienda a las afueras de Bogotá, pasadas las 5:00 de la tarde, despertó tanto interés y admiración que prácticamente se convirtió en la noticia del día, desplazando las que habitualmente abren noticieros y primeras planas en Colombia.
Y es que la historia de amor de Jorge y Catalina tenía todos los ingredientes necesarios que hubieran llevado a William Shakespeare a firmar una nueva versión de su famosa tragedia ‘Romeo y Julieta’, aquel romance que comprometió a dos familias adversarias de Verona (Italia), los Montesco y los Capuleto, y que solo el suicidio de la joven pareja terminó por reconciliarlas.
Más de cinco siglos después de aquella trama, la que Catalina y Jorge venían protagonizando en Bogotá tenía, en el papel, tantos obstáculos como los que no pudieron superar la pareja de enamorados más célebre de la literatura universal. Mientras la joven periodista es reconocida por sus posturas ideológicas y su cercanía con el expresidente Álvaro Uribe, su novio es el hijo biológico de Jorge Briceño Suárez, aquel temible comandante de las Farc al que el mundo entero conoció con el alias del ‘Mono jojoy’.
Antes del mediodía, cuando la particular historia de amor era tema de conversación por doquier, Catalina apuraba las últimas horas antes de sellar su compromiso compartiendo la mayor cantidad de detalles de su relación a todos los medios de comunicación que requerían su testimonio.
En la entrevista que concedió a SEMANA TV, por ejemplo, reveló el momento en que le compartió la decisión más trascendental de su vida al líder político que más admira, el expresidente Uribe. Lo llamó el pasado 8 de octubre, y la angustia que tenía por su hipotética reacción se disipó al instante, cuando el fundador del Centro Democrático, en lugar de cuestionarla, le regaló cuatro consejos sobre el matrimonio. Era una de las “bendiciones” que Catalina reclamaba.
A las 12:11, cuando Catalina se disponía a maquillarse y enfundarse su traje blanco confeccionado en España, llegó la otra “bendición”. Pastor Álape, quien también fuera miembro del secretariado de las Farc, como el ‘Mono jojoy’, publicó un trino en el que respaldó la unión de ambos jóvenes. “La fuerza del amor todo lo puede”.
La ceremonia había acaparado la atención de los periodistas, y como quizás muchas veces le ha tocado a Catalina, numerosos reporteros ocupaban la tarde del viernes pescando cualquier detalle revelador para publicar la historia. Desde la lista de invitados, el menú, los discursos, el brindis, la fiesta. Cualquier dato era un manjar. Pero la pareja, sus familias, y los propios asistentes habían reclamado privacidad para el momento íntimo que comprometería a sus protagonistas.
Fue al anochecer cuando Catalina, tras caminar por el improvisado tapete formado por cientos de pétalos de rosa, y de la mano de sus padres, Sandra y Rafael, llegó frente al altar donde la esperaba Jorge, vestido de frac y corbatín blanco, y agarrado de gancho del brazo de su madre adoptiva. Los asistentes, que no pasaron del centenar por los protocolos de bioseguridad impuestos por el coronavirus, aguardaron la llegada de la novia. Para que la espera no se hiciera larga, brindaron con cerveza artesanal del barril que dispuso Ilich Cerón, amigo de la pareja, y dueño de Lubianka, un bar de excombatientes de la guerrilla donde la pareja se conoció en Bogotá.
Entre los asistentes destacaron algunas figuras de la política. Los concejales de la Alianza Verde Diego Cancino y Carlos Carrillo; Gabriel Cifuentes, quien fuera Secretario de Transparencia de la Presidencia y ahora aspira a la Cámara, también por los verdes, fueron quienes compartieron fotografías en sus redes desde el mismo lugar de la ceremonia.
También hicieron presencia desmovilizados de la guerrilla como Isabella Sanroque o la también periodista Milena Reyes, pareja del senador de Comunes Carlos Antonio Losada, y quien fue la que se puso el traje de cupido para que la pareja se flechara.
Aunque estaban invitados, el exvicepresidente Angelino Garzón, su hija, la exconcejal Ángela Garzón, y el congresista uribista Edward Rodríguez se excusaron de asistir. Con toda seguridad que el embajador de Colombia en San José de Costa Rica la habrá telefoneado antes de partir hacia el altar. Catalina se formó en política teniendo a Angelino como espejo.
Quizás, la presencia más sobresaliente fue la del abogado Mario Iguarán, amigo de la familia de la novia, y quien como fiscal general de la Nación (2005-2009) firmó numerosas órdenes de captura contra el padre biológico del novio, por los casi 105 “actos terroristas” que se le atribuyeron, como miembro del secretariado de la guerrilla. “El amor es el gran motor para alcanzar la paz”, dijo Iguarán al proyecto ‘Colombia +20′ del diario capitalino El Espectador, único medio periodístico que tuvo lugar en la ceremonia religiosa.
Para los asistentes fue difícil decantarse por el momento más emotivo, pero el que sin duda puso un nudo en la garganta de muchos fue cuando Jorge y Catalina pronunciaron el “sí quiero”. Cinco años atrás, aún sin conocerse, ambos se debatían en orillas diferentes por esa misma palabra. Jorge votó “sí” al plebiscito por la paz, Catalina le dijo “no” al acuerdo que las Farc y el gobierno de Juan Manuel Santos habían redactado en La Habana para poner fin al conflicto.
Es probable que sin ese acuerdo, que culminó con la entrega de armas por parte de las Farc, de la que Jorge también hizo parte con el alias de ‘Chepe’, no hubiera sido posible esta unión de la que dieron testimonio, como padrinos, Natalia Suárez (hermana de la novia) y su esposo, al igual que la hermana adoptiva de Jorge y su marido.
Nadie se opuso al matrimonio, aunque durante el día hubo algunos que quisieron aprovechar la ocasión para avivar polémicas. El senador Gustavo Bolívar sacó de su archivo unas “fotos inéditas” en las que se ve a Catalina Suárez haciendo campaña junto a Gustavo Petro. Otros, como el exministro Juan Fernando Cristo, aún sin conocer a la pareja, respaldaron a los novios al señalarlos como un auténtico ejemplo de reconciliación.
Que una reconocida uribista y el hijo de un comandante de la guerrilla se casaran no estaba en las cuentas de nadie, ni siquiera en las de sus protagonistas. A lo mejor si se hubieran conocido en Verona, en plena Edad Media, sólo la tragedia, como la de Romeo y Julieta, hubiera provocado la reconciliación entre los opuestos Montesco y Capuleto.
Si Shakespeare hubiera nacido en Colombia y viviera en pleno siglo XXI, habría encontrado otro final para aquella historia, la de amor y reconciliación que protagonizaron dos jóvenes con el mismo apellido, Jorge y Catalina Suárez, que tomados de la mano salieron convertidos en marido y mujer bajo una lluvia de pétalos rojos, en la noche del 5 de noviembre de 2021.