Alejandro Gaviria no tenía otra alternativa. Quedarse en la Coalición de la Esperanza, donde lo quieren solo y sin el apoyo del Partido Liberal, era casi como un tiro en el pie porque el trapo rojo le suma en esta contienda electoral lo que a él le falta: una maquinaria que se mueve como pez en el agua, que recorre el país, que sabe –por la experiencia– dónde están los votos y es la que le ha conseguido las más de 500.000 firmas que requiere para inscribir su movimiento independiente y competir en 2022.

El exrector de los Andes quiso llegar a la Coalición de la Esperanza, ser parte de la unión de centroizquierda que, según cálculos preliminares, podría arrebatarle la Presidencia a la derecha, e incluso a la extrema izquierda, pero no lo consiguió. Le cerraron la puerta por su cercanía con el expresidente César Gaviria. No hubo un solo dirigente de dicha coalición que estuviera de su lado. El exgobernador Sergio Fajardo fue el más contundente en afirmar que el problema no era Alejandro, sino el exmandatario. Y con el liberalismo apoyando al académico, no aceptarían su ingreso. Por la misma línea estuvieron Jorge Enrique Robledo, Juan Fernando Cristo –quien hizo parte del liberalismo– y Juan Manuel Galán, aunque con más prudencia.

Gaviria, el académico, no tuvo otra alternativa que estallar. Y después de frustrarse su ingreso a la Esperanza publicó un video en sus redes sociales. “No encontré ánimo de unión siquiera para una consulta en marzo. Siempre será muy difícil unirse alrededor de una pretendida superioridad moral, de los señalamientos y suspicacia”, dijo.

En realidad, al momento de ingresar a la reunión con los dirigentes de la Coalición de la Esperanza, Alejandro Gaviria tenía claro que, de no encontrar consensos, no insistiría más en esa ruta. César Gaviria, su mentor político, siempre le ha aconsejado en avanzar solo, de la mano del liberalismo y sectores progresistas y llegar así a la primera vuelta. Además, el coqueteo de algunos sectores políticos para conformar la coalición de centro, donde estaría junto a figuras como Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez, Juan Carlos Echeverry, entre otros, no le disgustan.

Su pronunciamiento causó sorpresa, reconoció este viernes la Coalición de la Esperanza en un comunicado de prensa. “Recibimos, por tanto, con sorpresa sus declaraciones y ratificamos nuestra actitud de avanzar en los acuerdos que necesita Colombia, víctima de una crisis tan profunda”.

En el oficio se declaran, además, como “unas personas y fuerzas alternativas de oposición que a partir del diálogo ha venido realizando un ejercicio novedoso de trabajo colectivo. Y reiteran que “las puertas de nuestra coalición están abiertas para quienes coincidan con esos principios y crean en la construcción de consensos, para quienes entiendan la necesidad de enfrentar a la política y clientelista que hasta hoy ha gobernado a Colombia. Para quienes estén convencidos que no es con modelos personalistas, sino a través de esfuerzos colectivos y complejos que se logra el cambio que Colombia exige”.

Es decir, a juzgar por su pronunciamiento oficial, en la Esperanza se sostienen en la tesis de aceptar a Alejandro Gaviria, pero sin el liberalismo, una posición contundente en la que la exsecuestrada Íngrid Betancourt intentara mediar, según le anunció a SEMANA. “Lo voy a llamar (a Alejandro Gaviria), yo sé que en la Coalición de la Esperanza todas las puertas están abiertas. De hecho, la Coalición no tiene la misma lectura de la reunión que Alejandro. Al contrario, ellos piensan que hay espacios para seguir trabajando, claro con un fuerte compromiso moral porque ese es el ADN de la Coalición, pero todo el mundo es bienvenido y puede encontrar su espacio y desarrollar su propio liderazgo. La Coalición es la buena opción. No podemos resignarnos a quedarnos con dos malas opciones”, expresó.

Ella tiene claro que la centroizquierda no se puede fraccionar porque se cometerían los mismos errores del 2018 cuando por distanciarse al Partido Liberal, Iván Duque y la derecha terminaron pavimentando la pista hacia el palacio presidencial.