A un año de las elecciones presidenciales y en medio de la peor crisis social y económica del país en décadas, la Coalición de la Esperanza se había presentado ante la opinión pública como una opción electoral interesante. El cansancio de muchos votantes con la polarización reinante entre el uribismo y el petrismo hicieron pensar que se podría tratar de una verdadera alternativa. Sin embargo, la coalición afronta un desgaste evidente: sus precandidatos no repuntan en las encuestas, no hay contundencia en los mensajes, no se vislumbra una verdadera renovación y, en lugar de unión, hay divisiones. El golpe más fuerte viene del distanciamiento temporal con la Alianza Verde, la colectividad que más le aporta políticamente hablando.
Aunque dicho partido sigue en la coalición, la lentitud en la toma de decisiones y las peleas internas en ese movimiento están provocando un impacto negativo. El exgobernador y precandidato presidencial Camilo Romero, según señala Mauricio Toro, representante a la Cámara, “se convirtió en la piedra en el zapato en la Alianza Verde para avanzar en la construcción de una opción de centro con la Coalición de la Esperanza”. Romero es visto como un alfil del candidato presidencial Gustavo Petro, a quien ha acompañado a marchar en las últimas semanas.
El exgobernador de Nariño buscaría quedarse con la candidatura presidencial de los verdes, aunque es innegable que su objetivo es ayudar, principalmente, a que Petro llegue a la presidencia. Pero en los verdes hay figuras como Angélica Lozano, Mauricio Toro y Juanita Goebertus que ven imposible un acercamiento con Petro por sus diferencias programáticas y porque hoy lidera la oposición contra la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. En cualquier caso, la opción de aliarse con Petro está completamente descartada. Por mayoría, los verdes ya trazaron su ruta: escogerán a su propio precandidato y lo llevarán a formar parte de la Coalición de la Esperanza. En marzo de 2022, en una consulta, escogerán la fórmula presidencial que dará la pelea por la Casa de Nariño.
Verdes divididos
Camilo Romero es, sin duda, un factor de división. Mientras que algunos de los precandidatos de la Alianza Verde asistieron al encuentro con el presidente Iván Duque para buscarle salidas a la crisis desencadenada por el paro, el exgobernador no aceptó la invitación y criticó duramente a sus colegas. “Pensaba que el único desconectado de la realidad era Iván Duque. Estaba equivocado. Ahora la llamada Coalición de la Esperanza se presta para una reunión en Palacio”, dijo. Sus palabras no cayeron bien.
SEMANA conoció que en el último comité ejecutivo de la Alianza Verde le preguntaron, de nuevo, si su fin no era aterrizar en el Pacto Histórico, de Petro, pero él aseguró que prefería seguir donde estaba. En la Colombia Humana tendría que competir internamente con Petro, lo que le auguraría una derrota segura, mientras que en su partido tiene más juego político.
Romero es uno de los precandidatos más fuertes, acérrimo opositor del Gobierno Duque, e incluso hay quienes dicen que su cercanía con Petro le puede sumar apoyos en la consulta de los verdes. En medio de este complejo panorama, la senadora Angélica Lozano aseguró que no hay afán para dirimir las diferencias internas; pero en la Coalición de la Esperanza la paciencia se agota y no esperarán que la Alianza Verde escoja a su precandidato hasta noviembre de este año. Por eso, no se descarta que, en cuestión de semanas, los verdes definan un mecanismo para elegir a su aspirante antes de lo previsto.
Por lo pronto, la Coalición de la Esperanza sigue adelante sin los verdes y sin Ángela María Robledo, la exfórmula vicepresidencial de Petro en 2018. Ella está molesta porque Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo, Jorge Enrique Robledo y Humberto de la Calle decidieron partir cobijas temporalmente con los verdes y no la consultaron. Ángela María representa el rostro femenino que le hace falta a la foto. Su llegada a la Alianza Verde, un movimiento que ayudó a fundar de la mano de Antanas Mockus, ocurrirá durante el segundo semestre del año. Lo que no está claro es desde qué plataforma ella consolidaría su precandidatura presidencial.
Mientras eso se decanta, Fajardo, Galán, Robledo, De la Calle y Cristo recorren el país escuchando a los ciudadanos. En las últimas semanas, estuvieron en Cali, en los momentos más críticos del bloqueo, así como en Barranquilla y el Eje Cafetero. También se han reunido con las Iglesias y otros sectores importantes de la protesta.
Aunque cada uno tiene un rostro conocido y ha labrado un historial político, en lugar de congregar, son foco de críticas, pues parecen “más de lo mismo”, un calificativo que el senador Robledo desmintió: “Si fuera así, estaríamos con el Gobierno de Iván Duque”.
Durante esta semana, ellos lanzaron los principios que regirán a la Coalición de la Esperanza, en un acto público que, aun cuando contó con la presencia de Angélica Lozano, Mauricio Toro y Juanita Goebertus, pasó inadvertido para muchos y fue cuestionado. “Esta coalición nunca aceptó que la Alianza Verde hubiera decidido por consenso que el voto en blanco y las ballenas no eran una opción posible para la segunda vuelta en 2022. Esa es la razón por la cual el partido ya no está allí”, dijo el representante Inti Asprilla, de la línea de Petro.
El senador Robledo se convirtió en una ficha clave de la coalición, ya que es el único que tiene el aval de un partido, Dignidad, que goza de personería jurídica. Y él, así no lo contemple de momento, tendrá que buscar a una persona relevante que encabece la lista al Senado para sostener el umbral. Por su parte, Galán, aunque no tiene partido, está pendiente de que la Corte Constitucional le otorgue la personería jurídica al Nuevo Liberalismo. Si fallan a su favor, hay quienes creen que la casa galanista podría independizarse, y Fajardo tendría que buscar un movimiento que lo avale.
Una opción es la Alianza Social Independiente, que ya le ha extendido los brazos. Fajardo, por ahora, no marca en la intención de voto como quisiera. En la última encuesta de SEMANA, realizada por el Centro Nacional de Consultoría, el exgobernador de Antioquia tuvo un 6 por ciento de intención de voto, muy lejos del 25 por ciento de Petro. Galán registró 3 por ciento, y el senador Robledo, 2 por ciento. Juan Fernando Cristo no aparece. “Petro ha interpretado mejor la coyuntura. Así que si queremos competir debe ser con ideas, no con guerras de políticos. Queda un año, por ahora felicitaciones”, le dijo Fajardo a Petro hace unas semanas.
En la Coalición de la Esperanza creen que el golpe de opinión que necesitan podría surgir con la eventual llegada del rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, quien definirá su aspiración presidencial en las próximas semanas. Pese a que el liberalismo quiere convencerlo de que se lance desde ese partido, Gaviria lo hará por firmas y luego podría ingresar a la coalición. Su aterrizaje también depende de que en este grupo haya una mayor claridad y menos discrepancias entre sus integrantes. Tomar decisiones y fijar posturas claras frente a los problemas del país es urgente y lo reclaman sus simpatizantes. De lo contrario, la Coalición de la Esperanza seguirá perdiendo entusiasmo, y le será más difícil abrirse campo en medio de la pelea electoral entre el uribismo y el petrismo.