SEMANA: ¿Cuál es la apuesta del Sena para preparar a los estudiantes para un mundo moderno?
Carlos Mario Estrada (C.M.E.): La educación debe cumplir un papel orientador, primero que todo. Debe lograr formar ciudadanos integrales, que tengan competencias técnicas pero que también desarrollen competencias socioemocionales, que les permitan a las personas encontrar una vocación acorde con las necesidades del mercado, avanzar en su formación y aportar a la productividad. Debe marcar el camino para que la sociedad logre desarrollarse y crecer.
Hemos desarrollado varias estrategias como los bootcamps, que son jornadas muy intensas de estudio de hasta 15 horas que tienen una parte teórica y otra práctica. Con esa metodología buscamos formar a unas 300.000 personas a 2022 en código fuente, por ejemplo. Otra meta es lograr educar a 5 millones de colombianos como ciudadanos digitales. También, a través del modelo de formación dual, hemos logrado que el 85 por ciento de ellos encuentre empleo. Tenemos la meta, con el presidente Iván Duque y la ministra de Educación, de que 650.000 bachilleres salgan con el título académico en una mano y en la otra el técnico, y la vamos a cumplir.
SEMANA: Esa fue una de las promesas en campaña del presidente Duque, ¿cómo lograrán cumplirla?
C.M.E.: Estamos trabajando en esa dirección. La meta a agosto de 2022 es lograr que 650.000 alumnos culminen sus estudios con esos dos diplomas. El Gobierno nacional está comprometido con brindar oportunidades para que los bachilleres se capaciten en los dos últimos años de la educación media en el Sena mediante esta iniciativa. Este programa es muy importante, no es inventado en Colombia, ya lo han implementado otros países, pero lo bonito de eso es que les permite (a los estudiantes) inmediatamente insertarse en el mercado laboral y promueve la continuidad, porque quien termina el bachillerato siendo técnico y quiere hacer una tecnológica puede hacerlo y se le reconocen esos dos años en los que ya se formó.
SEMANA: Otra de las prioridades del presidente Duque es la economía naranja. ¿En eso en qué se ha avanzado desde la formación?
C.M.E.: Hemos capacitado a 52.000 aprendices en programas de economía naranja, que incluye la elaboración de audiovisuales. Esa es una industria fantástica donde el Sena le está apostando muy fuerte porque observamos que día a día llegan empresas generadoras de contenidos en diferentes formatos para desarrollar sus contenidos en Colombia. ¿Qué me piden esas empresas? Técnicos en iluminación, en sonido, en maquillaje, en vestuario, logística. Detrás de cada película se pueden generar unos 300 a 400 empleos técnicos. Ahí hay un reto de formar ese talento humano para las grandes generadoras de contenido que están llegando a nuestro país gracias a los beneficios tributarios y la riqueza de nuestros paisajes. En turismo también íbamos muy bien, esperamos que se reactive para que los jóvenes que estamos formando encuentren rápidamente empleo.
SEMANA: Precisamente, ¿cómo ha sido la educación en medio de la pandemia y cuáles han sido sus retos?
C.M.E.: Las singulares condiciones que estamos viviendo con los disruptivos cambios por la cuarta revolución industrial, y acelerados por el covid-19, están provocando un significativo crecimiento en la demanda de talento humano con competencias en áreas de las TIC y han fortalecido el uso en entornos remotos virtuales, de formación y de trabajo. Antes del coronavirus, el observatorio laboral del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza) concluyó que en los próximos 5 años van a desaparecer 85 millones de empleos en tareas repetitivas y operativas que venían realizando los seres humanos y sostiene que van a surgir 130 millones de oportunidades laborales asociadas en su mayoría a todas las áreas que conforman la revolución 4.0 como la inteligencia artificial, big data, drones, realidad virtual, el internet de las cosas, el blockchain, la seguridad, la robótica, la ingeniería de genética, entre otras.
SEMANA: ¿Qué metas tienen en ese sentido?
C.M.E.: Por ejemplo tenemos un compromiso con el doctor Diego Mesa (ministro) de Minas, y el doctor (Miguel) Lotero, el viceministro, de que debemos formar en energías alternativas renovables 10.000 técnicos de hoy al 2022, para que ellos puedan instalar los paneles solares, hacerle mantenimiento a las baterías, a los molinos, etc. También va a haber mucha opción laboral para todos aquellos ciudadanos que sepan de código fuente. Esas son las profesiones del futuro. Tengo el sueño de que el Sena no solo sea un referente en Colombia sino en Latinoamérica, a través de la virtualidad ahí hay 1.300.000 empleos que los necesitan.
SEMANA: Ese panorama parece muy optimista, ¿pero cuáles pueden ser las dificultades para los profesionales?
C.M.E.: La gran preocupación es que, aunque surgirán 130 millones de oportunidades laborales, van a desaparecer 85 millones de oportunidades laborales en los próximos cinco años, y el problema es que ambos hechos no van a suceder al mismo tiempo. Mientras las pérdidas de empleo son inmediatas y están siendo aceleradas por la covid-19, las nuevas opciones laborales se irán presentando de forma gradual. Ante ese retador contexto en el Sena venimos adelantando una profunda transformación digital y renovación cultural al interior de la organización y de igual manera estamos acelerando el marchitamiento de los programas de formación que se quedaron en el siglo pasado, en la era industrial, y desarrollando de manera ágil nuevos currículos que respondan con pertinencia a los sectores económicos y áreas que van a generar los empleos formales en esta década.
La pandemia también ha acelerado los procesos de automatización y robotización. Los empresarios de Colombia y el mundo se dieron cuenta de que la transformación digital no es carreta, no es una moda, es una necesidad para garantizar la supervivencia y crecimiento de sus organizaciones. Es en este escenario es que nuestros aprendices tienen un rol activo con su capacitación pertinente y de calidad, por eso hemos estado actualizando nuestra oferta educativa con ciencia, tecnología e innovación.
SEMANA: Más allá de las carreras y los campos de acción, ¿cuáles cree que serán las habilidades que marcarán la parada en la selección de personal?
C.M.E.: En esta tercera década del siglo XXI será más importante la inteligencia emocional que el coeficiente intelectual, pues las máquinas estarán en capacidad de realizar todo tipo de cálculos con total precisión y una mayor velocidad. De otro lado el modelo de selección de personal está cambiando en el mundo, está basado en un 60 por ciento en las competencias socioemocionales y en un 40 por ciento en las habilidades técnicas. Para muchas empresas en el mundo, ya es un inamovible que la persona que vaya a entrar a su organización comparta los hábitos, los principios, los valores de su cultura, o sino no entra.
SEMANA: En ese punto, ¿en qué está avanzando el Sena?
C.M.E.: He ahí nuestro gran desafío que es formar aprendices integrales, con competencias técnicas y digitales, pero por el otro competencias relacionadas con el respeto, trabajo en equipo, adaptabilidad al cambio, comportamientos éticos, una actitud permanente de servicio, un pensamiento crítico e innovador, la disciplina, la resiliencia, la puntualidad, el sentido del humor. He observado que en algunas declaraciones de valores el sentido del humor hace parte de los valores de la organización.
Nosotros estamos completamente seguros que si logramos formar ese ser humano integral con competencias técnicas pero a su vez con competencias socioemocionales vamos a formar ese ser humano integral que va a permitir que cuando se vinculen a las compañías, gracias a las competencias técnicas, van a agregar valor a esas organizaciones y con las competencias socioemocionales esos jóvenes se van a convertir en un referente para sus familias, para el barrio donde viven, para la comunidad, para la sociedad en general, lo que vamos a lograr es que esos seres humanos sean felices tanto en el trabajo como en el desarrollo de su vida personal.
SEMANA: Uno de los grandes retos es mantener las competencias de los estudiantes y en general de la sociedad actualizadas. ¿Cómo se logra esto?
C.M.E.: Como dicen los americanos, life long learning, la educación y la formación para el trabajo deben estar presentes en todas las etapas de la vida. En este momento el 95 por ciento de las personas que llegan a una universidad están entre 18 y 20 años. En unos 10 a 15 años van a observar cómo hay personas de 40 o 50 años, porque antes se estudiaba unos cinco años en una universidad y se podía ejercer una profesión durante toda la vida, ahora no.
Las actuales generaciones deben entender que van a tener que estudiar de la cuna a la tumba. Yo le insisto mucho a los aprendices del Sena que lo que hoy les estamos enseñando les sirve para encontrar un empleo digno, decente, estable y formal 4 o 5 años. Es decir que ustedes se tienen que reinventar como profesionales cinco veces. Si usted va a trabajar 40 años, tiene que volver al Sena ocho veces durante su vida, porque el cambio es tan disruptivo tan acelerado que nosotros los seres humanos no alcanzamos a dimensionar los cambios que se vienen en el futuro inmediato. Las máquinas van a generar más y mejor conocimiento que los seres humanos y eso se va a presentar en esta década. ¿Cómo nos vamos a diferenciar de la máquina? Con las competencias socioemocionales. Esta es la década del algoritmo, pero también del humanismo.
SEMANA: Hablando de los avances tecnológicos, con la pandemia la educación tuvo que pasar a ser virtual de un momento a otro, y algunos expertos en el mundo ya plantean ese modelo cómo exitoso, ¿Cuál es su opinión?
C.M.E.: Yo difiero de esa opinión. Creo que la educación es una actividad social que necesariamente requiere de la presencialidad. Yo todavía no concibo un proceso educativo donde no haya un intercambio de conocimientos, de diálogos, de inquietudes, de criterios, entre el alumno y el maestro de forma presencial.
En el Sena somos conscientes de que muchos de nuestros programas los vamos a tener que virtualizar. Pero estamos pensando que toda la parte conceptual, toda la parte teórica sí se puede ofrecer de forma virtual, pero que necesariamente necesitamos la presencialidad para la práctica, es que el Sena forma para el trabajo y el desarrollo humano.
SEMANA: ¿Qué cambios tendrá el sistema educativo en el futuro?
C.M.E.: Yo soy de la generación en la que nuestros papás y nuestros abuelos nos decían: “Mijo, es que si usted no tiene un título no es nadie. Tiene que ir a la universidad y tener título, especialización, maestría, etc.”. Hoy el mercado laboral está cambiando vertiginosamente, ya hoy existen muchas empresas en el mundo que no exigen título académico como requisito de ingreso y tampoco para validar un conocimiento. Estas organizaciones, mediante procesos de evaluación identifican aquellos talentos con las habilidades, saberes y competencias necesarias para desempeñar un rol. Las empresas le están dando importancia a las insignias entregadas por los gigantes tecnológicos y estas validaciones cada día ganan más reconocimiento en el mercado. Volvieron a tener mucho valor los diplomados.
SEMANA: ¿Qué retos le quedan como director del Sena, además de los objetivos que ha mencionado?
C.M.E.: Finalizar la transformación digital de la que hacen parte los dispositivos, ampliar la capacidad de conexión, que los 7 millones de aprendices de estudiantes que pasan por el Sena actualmente tengan una capacidad de conexión a internet fantástica. Cuando llegué a la entidad me hacían esa crítica y eran conscientes de eso, la verdad era que ni en el centro de formación entraba la señal. Uno no puede hablar de cuarta revolución industrial mientras los aprendices del Sena no tengamos un buen acceso a internet. En este momento lo tenemos. No veo la hora de que vuelvan a la presencialidad para que sientan lo que hicimos durante este año. El reto es seguir con esa transformación digital y que si quieren formarse presencialmente que vayan a clase, pero si por alguna razón debe ir a otro lado, que siga estudiando en la virtualidad.