SEMANA conoció nuevos detalles detrás del crimen de Juan Sebastián Aguilar, el poderoso esmeraldero que hace tan solo un mes había comprado una lujosa vivienda en un exclusivo sector en el norte de Bogotá, donde finalmente fue asesinado, al parecer, por un francotirador.
Una semana después del crimen, las primeras pesquisas dejan más dudas que claridades, y una de ellas, se basa en el paradero de la ropa que llevaba la víctima el día en que lo asesinaron.
Los investigadores que tratan de destapar las razones detrás del crimen, se han encontrado con una serie de obstáculos que dejan varios interrogantes y dificultades en el trabajo para avanzar en la investigación. Uno de esos inconvenientes ha sido encontrar la ropa que llevaba Juan Sebastián, conocido como ‘Pedro Pechuga’, el día en que recibió un impacto de bala que le quitó la vida.
La versión conocida por este medio es que misteriosamente la ropa que vestía Aguilar, desapareció sin explicación alguna en el trayecto, desde su casa, ubicada en el exclusivo conjunto residencial Bosques de Márquez, en la localidad de Usaquén, hasta el hospital en donde trataron de salvarle la vida.
Para los investigadores, la ropa que llevaba ‘Pedro Pechuga’ el día de su muerte es una pieza forense fundamental para descubrir la verdad detrás del ataque, pero lo que sería una prueba clave para descubrir todo el plan detrás del homicidio del esmeraldero se está convirtiendo en un inconveniente para avanzar en la investigación.
Pero además de la extraña desaparición de la ropa, los investigadores se encontraron con otro problema y es que varios testigos del asesinato, y hasta la propia familia, se negaron a entregar su versión sobre los que presenciaron. Ese sería otro impedimento para que la justicia avance en este caso.
Uno de esos testigos presenciales es el sacerdote que realizó la eucaristía en la casa de ‘Pedro Pechuga’ para bendecir su nuevo hogar. SEMANA conoció la hipótesis de que la bala que le quitó la vida al poderoso esmeraldero, pasó muy cerca del religioso que se encontraba en el lugar. Los investigadores también han tenido en la mira hasta a la empleada del servicio de la víctima para que entregue su versión.
En la lista de testigos también aparece la esposa de Juan Sebastián Aguilar, quien, según las primeras versiones, lo habría auxiliado después de recibir el impacto del arma de fuego. Pero hasta el jefe de escoltas también tendría que rendir su versión, teniendo en cuenta que fue el encargado de llevar al esmeraldero hasta el hospital en donde finalmente murió.
Aunque las primeras hipótesis de las autoridades se han basado en la presencia de un experto francotirador que estaba a unos 200 metros, escondido en el bosque cercano al conjunto residencial, como el autor del crimen, las investigaciones han empezado a dar un giro sobre quién pudo asesinar al hombre de 52 años que en su pasado le sirvió como jefe de seguridad a Víctor Carranza, el zar de las esmeraldas.
Otra de las posibilidades que empieza a estar en las investigaciones es la presencia de un enemigo interno, alguien cercano a Aguilar, que habría facilitado o hasta incluso ejecutado el asesinato. Todas estas versiones salen a flote en un informe conocido por SEMANA en el que se explican los detalles del crimen y los nuevos escenarios que se abren con la evidencia forense.