El nivel de descaro de quienes le apuestan a convertir la cárcel La Picota de Bogotá en un centro vacacional no tiene límites. Hace unas semanas se descubrió un exótico cargamento de comida que tenía como destino el pabellón de extraditables y, ahora, una encomienda se atreve a lo mismo.
El personal de guardia del Inpec descubrió otro camión lleno de comida y licor, al parecer, con motivo de la despedida que le harían en la cárcel a Juan José Valencia, alias Falcón, antes de su extradición a los Estados Unidos, que efectivamente se dio en las últimas horas, de acuerdo con lo informado por la Policía.
La despedida de alias Falcón incluía, al parecer, una enorme cena y abundante licor. Los guardianes en los procedimientos de rutina tenían la información y estuvieron atentos al ingreso de elementos y suministros, y uno en particular llamó la atención. Se trata de una donación que estaba lejos de parecer un detalle filantrópico en procura de garantizar derechos de los internos.
SEMANA conoció los reportes y detalles de una incautación hecha por el personal de vigilancia en La Picota. Los funcionarios dejaron constancia del particular hallazgo y de cómo fue advertido por otros guardianes tras las verificaciones. El Inpec confirmó que la supuesta donación era más un intento por burlar a la vigilancia del penal, que un obsequio desinteresado a los detenidos.
“Se presenta novedad siendo esta, al parecer, dar ingreso a los alimentos donados por el PPL de los patios 8 y 9 respectivamente, con autorización escrita mediante oficio enviado por la subdirección del cuerpo de custodia del Inpec y mediante radicación número 006349″, señala la minuta que conoció SEMANA.
En el cargamento prohibido, los guardianes encontraron comida y botellas que bien podrían llenar la estantería de una licorera. Los funcionarios fueron sacando del camión los productos conforme hacían un inventario del contenido, que claramente sobrepasaba el margen de lo permitido, incluso en casos de donaciones que, por naturaleza, tiene un propósito más humano y gozaría de puertas abiertas.
“Ingreso de los alimentos donados realizando el procedimiento de verificación y registro por parte de las unidades caninas y las máquinas de rayos X. El capitán Samboni se da cuenta de algunos elementos que no estaban autorizados”, advierte el documento.
La encomienda o donación tenía una autorización para su ingreso al penal y, de acuerdo con un documento conocido por SEMANA, ese permiso estaba firmado por un coronel Camacho, que según fuentes del Inpec corresponde al subdirector de la entidad, el coronel Carlos Camacho.
Los suministros “donados” tenían como objetivo contribuir a una celebración, una despedida para los internos que estaban en sala de espera de extradición, entre ellos alias Falcón. No se sabe si la fiesta se realizó, pero lo que queda claro, en caso de confirmar la fiesta, es que se quedaron cortos en los ingredientes y los tragos para brindar.
Hace varias semanas se conoció de otro encargo con comida y bebida, más descarada en cantidad y calidad, porque hasta carne de mico encontraron en listado de ingredientes. Incluso SEMANA reveló cómo los internos lograron convertir el pabellón de extraditables en un restaurante tipo gourmet con la asistencia de otros internos, de recursos más escasos.
La incautación de los elementos es resultado de las verificaciones y el trabajo de los guardianes del Inpec que lograron identificar las dinámicas más comunes y a veces descaradas de quienes consideran que el dinero les permite burlarse de los controles y convertir su paso por la cárcel en un período de descanso pagado por el Estado.