Lo que parecía difícil, articular un cara a cara entre 10 aspirantes a la Presidencia, de todas las corrientes, terminó convertido en concierto de política formidable.
Esta mañana, durante casi dos horas de conversación, los precandidatos lograron que se pusieran sobre la mesa asuntos clave para el país, que no habían sido objeto de discusión pública. El encuentro fue moderado por Vicky Dávila, directora de SEMANA, y Andrés Mompotes, director de El Tiempo.
Afloraron propuestas, posturas sobre problemas cruciales del país, pero también fragilidades de las coaliciones, que se han convertido en uno de los hechos políticos más importantes del debate electoral en marcha.
Y no podían faltar, en una reunión de políticos que aspiran detentar el poder de la nación, los enfrentamientos personales, las acusaciones y los ataques dirigidos a liquidar a sus contendores.
El hecho más relevante de la jornada fue el enfrentamiento entre Íngrid Betancourt y Alejandro Gaviria, aliados de la Coalición Centro Esperanza, quienes se lanzaron acusaciones mutuas y muy duras sobre corrupción.
Íngrid fue quien abrió la confrontación al acusar a Gaviria de estar llevando a clientelistas y corruptos a la coalición.
Lo decía, entre otras razones, porque pocas horas antes del cara a cara Gaviria divulgó un video en el que se vio al senador de Cambio Radical Germán Varón Cotrino adhiriendo a su candidatura, como lo han hecho otros líderes políticos. Eso para Íngrid resultó imperdonable.
“Alejandro –le dijo, mientras empuñaba el micrófono con cierto enojo–: tú y yo hicimos un acuerdo, que lo firmamos en el cónclave, en el que no íbamos a traer a la coalición ninguna maquinaria. Tú has aceptado la participación de gente que a mí me preocupa muchísimo. En ese acuerdo dijimos que si eso sucedía, lo diríamos en público. Convoco a la coalición para que hoy mismo debatamos ese tema. No voy a dejar que los lobos entren a donde están las ovejas”.
Y repuso: “Alejandro, nosotros no podemos decirle al país que somos la coalición que va derrotar a los corruptos con el método, y el método es lo más importante. ¿Cómo llegamos a Presidencia? ¿Con gente corrupta, con maquinarias? Si eso pasa, quedamos secuestrados en la Presidencia”.
Airada, ahí frente al país que seguía la conversación, Íngrid amenazó con renunciar a la coalición si ese estado de cosas iba a continuar.
Gaviria, indignado por lo que calificó como una “asonada” de su competidora, con el solo propósito de generar un hecho político, le replicó citando al nobel Gabriel García Márquez: ”La invito a mirarse en el espejo de sus propias faltas”. Según Gaviria, lo mismo que estaría criticando Betancourt está ocurriendo en su partido Verde Oxígeno.
Además de sorprenderse por la arremetida de Íngrid en su contra, Gaviria mostró preocupación por la falta de solidaridad de sus compañeros, que no lo respaldaron.
Sergio Fajardo intervino solo para deplorar lo ocurrido, pero no condenó el hecho.
Al terminar el encuentro, Gaviria se acercó a Fajardo y le vaticinó algo que podría ocurrir: “Que todo esto se vaya para la mierda”.
De hecho, Gaviria canceló de inmediato su asistencia a una reunión prevista con todos sus compañeros para esta tarde.
El duro enfrentamiento entre integrantes de la Coalición Centro Esperanza dejó en evidencia, una vez más, su fragilidad.
En estos pocos meses de existencia, los candidatos de Centro Esperanza (Íngrid Betancourt, Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo, Carlos Maya, Juan Fernando Cristo y Alejandro Gaviria) se han visto inmersos en constantes disputas y ataques personales que podrían poner en peligro su éxito en las urnas.
Centro Esperanza tiene, en palabras del propio Humberto de la Calle, uno de sus líderes, “fisuras” que están minando seriamente su confianza ante la opinión y ante sus electores.
Y está bien que se den las discusiones públicas, pero, como dijo Gaviria, esas diferencias se han podido ventilar en las reuniones privadas de sus integrantes.
La razón de uno de sus primeros enfrentamientos fue por el ingreso de Alejandro Gaviria, a quien no recibían por tener vínculos con el liberalismo. Al final, Gaviria abandonó las toldas rojas y fue acogido.
Después surgió la disputa por las listas de candidatos a Congreso. Los verdes se fracturaron y Juan Manuel Galán lanzó las suyas. Se fueron divididos al Congreso.
Íngrid, quien había expresado de manera reiterada que no sería candidata presidencial, sorprendió a sus compañeros hace apenas dos semanas con su aspiración. Y en el cara a cara dijo que solo una persona (¿ella?) de todos es capaz de liberar al país de la corrupción.
Hace apenas una semana, Juan Manuel Galán propuso que solo tres de ellos vayan a la consulta interna de marzo para escoger candidato presidencial. Finalmente fue derrotado.
La propuesta de Galán y el silencio de algunos de sus compañeros desbarató la posibilidad de que el exministro Luis Gilberto Murillo, quien representa a las comunidades afro, a “los colombianos de la Colombia profunda”, entrara a la coalición.
Murillo dijo que fue objeto de un “desplante” y de la “exclusión” de los integrantes de esta coalición de centro y anunció que irá solo a primer vuelta.
SEMANA supo que a menudo los precandidatos de Centro Esperanza tienen temores de ser derrotados en la consulta de marzo. No todos, pero ese sentimiento se estaría apoderando de la coalición, que no logra salir de sus discusiones mecánicas y de sus disputas personales, para pasar al tema de las propuestas.
El debilitamiento del centro, que en un momento se perfilaba como la gran salida a la polarización, podría favorecer las coaliciones de izquierda y de derecha, que aunque no están libres tampoco de problemas mecánicos, no han mostrado la vulnerabilidad de Centro Esperanza.
¿Podrá la Coalición Centro Esperanza superar sus problemas internos y tener la capacidad desde la unidad, de convocar a los colombianos en torno suyo?
El cara a cara realizado hoy por SEMANA y El Tiempo lo que dejó ver fue que es la coalición más vulnerable por ahora.
En el Pacto Histórico, donde convergen distintas fuerzas (sindicalistas, partidos de izquierda y de centro, exguerrilleros y grupos étnicos), no obstante los procedimientos democráticos dispuestos para la toma de decisiones, quien manda es Gustavo Petro. Nadie en el Pacto Histórico desafía la autoridad del jefe.
Equipo por Colombia, la coalición de derecha, tampoco está libre de dificultades. Pero con todo y las diferencias no ha habido descalificaciones entre sus integrantes.
Las miradas se enfocan en cómo llegarán las coaliciones a marzo y si de ahí saldrá el próximo presidente de los colombianos.