Las ráfagas estremecieron la tierra. Los habitantes de La Victoria, en el estado Apure de Venezuela, las describen como unos terroríficos estruendos que los despertaron en la madrugada del domingo. Como pudieron, se refugiaron en sus viviendas y, en cuanto la situación se calmó un poco, huyeron hacia Arauquita, en territorio colombiano.
Uno de los campesinos contó que los disparos provenían de los aviones Kfir de la Fuerza Armada Bolivariana del Gobierno de Nicolás Maduro, en medio de enfrentamientos contra las disidencias de las Farc que operan en ese país. La guerra les cayó encima, empujada desde el otro lado del río Arauca.
Las acciones bélicas provocaron el desplazamiento de casi 4.000 venezolanos, quienes llegaron hasta Arauquita en busca de refugio. Los enfrentamientos armados se vienen registrado hace varios días en la parte baja de La Victoria, en parroquias como Arenales, El Ripial y Guafitas, donde, según los habitantes de la zona, habría campamentos guerrilleros tanto de las Farc como del ELN.
Con datos más puntuales, las autoridades colombianas señalan que en esa región se ubican tres grandes grupos: en el borde entre el Catatumbo y Arauca, el ELN, con un bloque liderado por alias Pablito; en el límite de Arauca, unas disidencias de las Farc, bajo el mando de alias Arturo; y en los lados del Vichada, algunos del denominado frente Segunda Marquetalia.
Unos audios publicados esta semana, sin embargo, revelaron que en la zona también tienen operaciones hombres bajo el mando de Omar Pardo Galeano, alias Antonio Medina, jefe del frente 28 de las disidencias de las Farc.
En dichas grabaciones, Medina ordenó a sus hombres atacar bases militares venezolanas como acto de solidaridad con el frente Décimo, que recientemente fue objeto de la acción de la Guardia Bolivariana. Estos dos frentes son estructuras de apoyo de Gentil Duarte, quien sostiene duras diferencias con las disidencias de la Segunda Marquetalia, de Iván Márquez, Jesús Santrich y alias el Paisa.
Pero la de Medina no fue la única voz que se sumó para poner en evidencia los desacuerdos internos entre las distintas disidencias. Este viernes circuló en Norte de Santander un video, de casi tres minutos de duración, en el que alias Richard o Andrey, señalado cabecilla financiero y político del frente 33 (localizado en los municipios de El Tarra, Tibú, Teorama, San Calixto, Hacarí y Sardinata), lee un comunicado en apoyo a las acciones del Gobierno de Nicolás Maduro contra algunas disidencias.
En este mensaje, Richard, quien tendría al mando 11 comisiones armadas en la región y lleva más de 12 años en la guerrilla, señala que los frentes 4, 24, 33 y 37 no ven con buenos ojos que algunos miembros de la organización desarrollen actividades criminales o una lucha armada en el territorio venezolano. “Apoyamos al pueblo venezolano y rechazamos las confrontaciones”, explica.
Vea el video de alias Richard
No es la primera vez que se habla de presencia de grupos guerrilleros en ese territorio, y muchas veces se ha señalado al Gobierno de Maduro de brindarles protección. En sus declaraciones, el presidente venezolano se ha referido en varias ocasiones a algunos cabecillas de las Farc –Jesús Santrich y Márquez, por ejemplo– como “amigos de la paz que son bienvenidos en Venezuela”.
Lo que está en juego no es un tema menor. Esta región se ha convertido en punto estratégico para el narcotráfico en Suramérica, por lo que ya se habla de la presencia, incluso, de carteles mexicanos que han llegado a negociar con los grupos insurgentes.
Según el informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, en Venezuela, el número de pistas clandestinas de aterrizaje y el de presuntos vuelos de tráfico de drogas aumentaron en 2019: ese año fueron decomisadas 23 aeronaves ligeras, y destruidas 36 pistas clandestinas.
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La mayoría de estas pistas se encuentran en el estado de Zulia, limítrofe con el Catatumbo, una zona importante de fabricación de cocaína; se habla de por lo menos 400, usadas para sacar droga hacia las islas del Caribe y América Central, principalmente a El Salvador y Honduras.
El informe, además, señala que en la zona hay presencia del cartel mexicano de Sinaloa, que ha aprovechado esa infraestructura ilegal para construir centros de acopio de estupefacientes con el apoyo del ELN, que ha ampliado sus actividades a territorio venezolano.
Por ello, ahora surgen las siguientes preguntas: qué pudo haber pasado para que las Fuerzas Militares venezolanas hayan decidido bombardear a estos disidentes, y por qué son atacados unos de estos grupos y otros no.
Según las Fuerzas Armadas colombianas, todo parece indicar que la Segunda Marquetalia o ‘Narcotalia’ (como la denominó el presidente Iván Duque) pretendía controlar y expandirse muy rápido en su negocio de drogas ilícitas a este lado de la frontera; pero se encontraron con la resistencia del grupo de Duarte, que tiene su propio plan de operación en Guaviare, Caquetá y Meta. Por tanto, el Ejército y la Policía están empeñados en desmantelarlos.
El ministro de defensa, Diego Molano, fue más allá y en diálogo con SEMANA señaló que en la frontera los enfrentamientos se han disparado no solo por la disputa de las tres bandas criminales, sino también por el interés de las fuerzas militares venezolanas en el narcotráfico en la zona. Y un nuevo actor se sumó esta semana, pues tras los bombardeos comenzó a tomar fuerza entre la inteligencia colombiana la presencia de militares rusos que estarían brindando apoyo y orientación a los venezolanos en los temas de sobrevuelo.
Este fin de semana, Molano se reúne con las autoridades locales y las cúpulas del Ejército y la Policía para tomar más medidas. El gerente de Fronteras, Lucas Gómez, señaló que, por lo pronto, se necesitan alrededor de 7.000 millones de pesos para la atención de la emergencia humanitaria. Maduro anunció el envío de más tropas, y el Ejército de Colombia pasó de 700 a 2.000 hombres para custodiar a lo largo el río Arauca, lo que calentó la zona aún más y tiene atemorizada a la población. La guerra ahora suena en ambos lados.
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