El orden mundial de la globalización no pasa por su mejor momento. La explosión de conflictos en Oriente Medio y el este de Ucrania, el choque entre extremismos, la desigualdad económica, la inseguridad y el surgimiento de Estados que asumen nuevas alternativas económicas y políticas lo cuestionan. En medio de ese contexto surge la siguiente pregunta: ¿Cuál es el papel de la cultura en ese escenario mundial frágil, inestable, fragmentado? Este interrogante abrió la discusión en la que participaron Arlene Tickner, profesora en el departamento de ciencias políticas de la Universidad de los Andes y quien moderó el foro; Alejandro Santos, director de  SEMANA; Ciarán Devane, director ejecutivo global del British Council, y el caricaturista Vladdo. Al respecto, Ciarán Devane aseguró que “la cultura permite construir paz” y que “algunas experiencias que hemos tenido en el Reino Unido le pueden aportar a Colombia”, en referencia al conflicto entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte. Por su parte, Alejandro Santos habló de un escenario actual de “tormenta perfecta”, definido por la crisis de los organismos multilaterales, la confrontación entre Estados Unidos y otros países por el liderazgo mundial y la crisis económica, propiciando un escenario en el que surgen grupos terroristas como Estado Islámico y “el periodismo termina siendo un blanco de amenaza”. A propósito de la masacre de la revista Charlie Hebdo, que simboliza el choque entre dos culturas, el director de SEMANA resaltó la importancia de abrir espacios democráticos en los que se genere un diálogo que reivindique el respeto, la tolerancia, la sátira y la libertad de expresión sin que esto se convierta en excusa para promover el racismo y la xenofobia. En ese contexto, Vladdo, en relación con su trabajo con SEMANA, aseguró que “la libertad que tengo me da más responsabilidad”. Por lo demás, se hizo énfasis en la idea de que no se profundicen estigmas como ‘todos los musulmanes son violentos’. Otro de los puntos más importantes de la discusión se dio en torno al concepto del soft power o el poder blando, acuñado por Joseph Nye, una idea que implica el intercambio cultural no como una imposición, sino como un espacio para promover el diálogo abierto y constante en el marco del respeto y la igualdad. En ese orden de ideas, Vladdo resaltó el valor que debe tener la gente, y en general las culturas, de saber adaptarse a los distintos ambientes culturales en los que se desenvuelven para evitar choques o malentendidos. En esa misma línea, Alejandro Santos resaltó que si la noción del poder blando se maneja correctamente, esta puede promover el respeto, la tolerancia entre culturas, la pluralidad y la libertad.   Ciarán Devane resaltó que “las relaciones humanas son más importantes que cualquier cosa que pueda pasar en el mundo” y el director de SEMANA complementó la idea asegurando que “los espacios de encuentro cultural son cada vez más fundamentales en un mundo frágil”. Se podría decir que esa fue una de las conclusiones principales del encuentro. Los participantes del foro coincidieron en que espacios como los deportes, sobre todo el fútbol, la música, la literatura, el comercio y los idiomas son cada vez más importantes en el contexto mundial actual y pueden ser fundamentales para la diplomacia en el momento de buscar la resolución de conflictos de distinta naturaleza y solucionar los problemas que actualmente aquejan al mundo.