De todos los desafíos que tiene Colombia, el más grande -casi que el más importante- es cerrar la enorme brecha que separa la población rural de la urbana. Para muchos expertos, esta es la verdadera misión que tendrán que asumir los próximos gobiernos para asegurar la paz, en la era del posconflicto. No será fácil, ni rápido, porque como dice el exministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, así como ha tomado años ampliar esta brecha, se necesitarán muchos para cerrarla. Para comenzar a hacerlo, se requiere de políticas públicas de mediano y largo plazo que ayuden a ir reduciendo el rezago que existe entre campo y ciudad.Según Planeación Nacional, las principales brechas están en bienes y servicios sociales del Estado. Por ejemplo, mientras el analfabetismo urbano es del 8 por ciento, en el sector rural es del 26 por ciento y cuando el bajo logro educativo es del 45 por ciento en la ciudad, en el campo es del 87 por ciento. Los hogares rurales tienen menos posibilidad de generar ingresos y de tener sostenibilidad económica en el mediano y largo plazo. Un dato contundente es que más del 60 por ciento de los hogares rurales no accede a ningún activo productivo (tierra, asistencia técnica, crédito o riego) y solo un 5 por ciento tiene capacidad de acumularlos.Además, existe un consenso nacional en el sentido de que el ámbito rural ha sido el escenario de buena parte de las problemáticas del país, esto es de la pobreza, el conflicto, la desigualdad, el despojo y la informalidad.Pues bien, esta enorme diferencia en el bienestar y la pobreza entre la población rural y la urbana es el punto de partida de la Misión de Política para el Desarrollo Rural y Agropecuario que convocó Planeación Nacional y que tendrá como jefe al exministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. Esta semana, el presidente Juan Manuel Santos instalará el consejo directivo de la Misión que estará integrado por exministros de Agricultura y otros expertos, académicos e investigadores.Según Ocampo, no se trata de un estudio más que se suma a todos los que se han hecho sobre el sector agropecuario. “La Misión Rural debe ser vista como parte del gran acuerdo nacional que incluye los acuerdos de paz”, señala.Para el exministro Juan Camilo Restrepo, este trabajo debe ayudar a implementar el ambicioso programa denominado el ‘pos- conflicto rural’, tal como quedó plasmado en el acuerdo sobre el punto número uno de La Habana. “Esta es una tarea gigantesca e impostergable”.La Misión elaborará un portafolio de políticas públicas que se convertirá en la carta de navegación del gobierno para los próximos 20 años. Serán insumos de la misma los resultados del Censo Nacional Agropecuario que realiza el Dane y que se hace después de 40 años. Además de la investigación local, los expertos mirarán la experiencia internacional, sobre cómo han logrado otros países acercar las condiciones del campo a las de la ciudad. La idea es replicar los modelos exitosos para poder proponer una estrategia de largo plazo para Colombia.Es claro que el desarrollo rural no es solo la actividad agrícola y pecuaria. En este sentido, el país está en mora de diseñar políticas dirigidas a la educación, la salud, la vivienda, la seguridad social y la infraestructura. Según el DNP, en los últimos 20 años lo rural se ha circunscrito casi exclusivamente a lo agropecuario, dejando de lado la integralidad y multisectorialidad.La Misión tendrá que tocar temas espinosos, como los cambios institucionales, y se meterá con las políticas de subsidios directos que han sido objeto de grandes debates con opositores y defensores.Para Ana Maria Ibáñez, decana de Economía de la Universidad de los Andes, es importante la Misión, pues la política agropecuaria de Colombia es una colcha de retazos que responde a muchos intereses particulares.Un tema importante de este estudio es que sus resultados no son vinculantes para el gobierno. Esto permitirá que los expertos tengan mucha más libertad para hacer sus propuestas. Se espera que la Misión haga propuestas de políticas públicas de mediano y largo plazo, y vaya más allá de lo que fue el llamado Pacto Agrario, que el gobierno se ideó para salir del enredo de los paros y de donde salieron acciones ‘cortoplacistas’ para apagar los incendios que en cualquier momento se pueden volver a prender, si no se tratan a fondo.