“Es una locura seguir haciendo lo mismo esperando diferentes resultados”. Con esa frase de Albert Einstein, el ministro de Justicia, Yesid Reyes, recibió las cifras del más reciente monitoreo de cultivos de coca en el país, producido por la oficina de Naciones Unidas (Unodc). El balance no es alentador. En el último año, el área de cultivo subió 44 %. Pasó de 48.000 hectáreas en 2013 a 69.000 en 2014. Por otro lado, la producción potencial de cocaína aumentó de 290 a 442 toneladas métricas, es decir, 52 %. “El problema de la droga sigue vigente”, dijo Bo Mathiasen, representante de Unodc en Colombia. Las cifras llegan en un momento en que Colombia ha tomado decisiones en cierto modo revolucionarias y a contracorriente frente a la lucha antinarcóticos. En mayo pasado, el gobierno, a través del Consejo Nacional de Estupefacientes, ordenó suspender las fumigaciones aéreas con glifosato. Su principal sustento fue un informe de la Organización Mundial de la Salud que elevó el pesticida a la categoría de posible cancerígeno. Este informe demuestra que los cultivos crecieron sobre todo en lugares que no se pueden fumigar, como los parques nacionales y los resguardos indígenas, lo cual seguramente dejará en el aire el terrible dilema al que se enfrentará el Estado una vez la prohibición del glifosato comience a regir. “La aspersión aérea no es lo único que tenemos”, aseguró el general Ricardo Restrepo, director de la Policía Antinarcóticos, en la presentación del informe y agregó que habrá que contar con la valentía y entrega de los policías y soldados que trabajan en esa causa. El segundo cambio es más de política. Colombia, a través del ministro Reyes, ha venido liderando internacionalmente la idea de que se necesita menos represión para atender el problema. Así lo ha manifestado el país en las cumbres que se han realizado sobre el tema en Viena (Austria). En estas el Estado ha urgido por la necesidad de rediseñar la lucha contra las drogas. “Si 40 años después de haber declarado la guerra contra la drogas esta no se ha ganado, es porque las herramientas que se han utilizado no son suficientes”, dijo el ministro la semana pasada. Así, la sustitución de cultivos y el desarrollo alternativo parecen abrirse paso para enfrentar un problema que hasta ahora no ha podido solucionar nadie.