Las 20 bandas criminales de Cúcuta están en una guerra sin tregua y la comunidad, en medio de las balas. Los comerciantes son obligados a financiar las confrontaciones, los periodistas tienen restricciones para informar y algunos policías estarían siendo comprados para frenar los operativos en las calles.

Informes de inteligencia conocidos por SEMANA revelan que los ‘cerebros’ de la violencia son dos privados de la libertad que cargan con antecedentes por homicidios: Evert Carreño Corredor, alias Porras, y Jayson Pabón Garavito, alias Pepino. Los dos están en bandos contrarios y tienen a la ciudad en descontrol.

Alias Porras se encargó de construir una poderosa alianza de sicarios desde la cárcel La Picota de Bogotá para destruir a su enemigo. Al parecer, 18 grupos ilegales lo están acompañando en esa lucha que coordina detrás de las rejas con un celular. El Inpec no lo ha podido controlar y lo ha trasladado a siete penales. Por su parte, alias Pepino buscó refugio en las disidencias de las Farc para proteger sus intereses. Si bien él debería estar cumpliendo una condena domiciliaria por homicidio, porte de armas y estupefacientes en Santander, pasea por toda la región comandando a un ejército de delincuentes de alta peligrosidad.

La extorsión es una de las problemáticas que enfrenta Cúcuta. | Foto: Colprensa

El comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel William Quintero, comentó que el conflicto estalló porque Pepino rompió un pacto delincuencial y se negó a pagar los impuestos del mercado ilegal. En ese instante, Porras le empezó a cobrar con sangre y amenazas a todo su núcleo cercano.

Entre el primero de enero y el 14 de junio, 128 personas han muerto de manera violenta y la mayoría de las víctimas las ha puesto esta confrontación. Frente a datos del año pasado, hay un incremento del 20 por ciento en el número de crímenes, mientras que en el resto de la subregión el aumento es cercano al 18 por ciento.

El centro de la disputa son las rentas ilegales del narcotráfico, extorsión, trata de personas y ventas de armas en todo el departamento, y para imponer el ritmo de la violencia, las estructuras estarían contratando a delincuentes de Venezuela y Medellín, prueba de ello serían las capturas de las últimas semanas.

La violencia se ha acrecentado en la capital de Norte de Santander. | Foto: Charles Mann

Los ecos de la guerra también se sienten en el interior de la Policía, pues hay varios expedientes abiertos por supuestos favorecimientos de uniformados a las bandas. La fuga del mayor retirado del Ejército Juan Carlos Rodríguez de una estación de la institución con la presunta colaboración de patrulleros solo sería la punta del iceberg.

“Esos delincuentes bregan a generar pagos a policías para que no ejerzan el control. Hemos tomado algunas decisiones drásticas en las que trasladamos a policías hacia otras unidades, se han hecho llamamientos a calificar servicios y retiros de algunos mandos que no han venido generando actividades de control”, dijo el coronel.

Los comerciantes reciben aterradores videos en los que los obligan a entregar millonadas a cambio de no ser blanco de ataques a bala. Mientras que los periodistas e influenciadores son intimidados para que divulguen los mensajes de los criminales, así se ha detallado en denuncias presentadas ante la Fiscalía.

Los comerciantes reciben aterradores videos en los que los obligan a entregar millonadas a cambio de no ser blanco de ataques a bala. | Foto: Getty Images

Cúcuta pasa por un momento crítico y la angustia se siente en las calles. El Ministerio de Defensa evalúa una nueva estrategia de seguridad, el alcalde clama por un mayor número de oficiales de la fuerza pública que cuiden a su gente y la Policía rastrea las supuestas ‘manzanas podridas’ que estarían obstaculizando sus tareas.