La felicidad de 12 niños que salieron desde el municipio de Vigía del Fuerte, en el Urabá Antioqueño, para participar en un campeonato de baloncesto, apenas se compara con la novedad de conocer el Metro y una cacha cubierta con piso de madera en Medellín.
Los niños hacen parte de la delegación que se lanzó a una travesía deportiva por río, trocha y carretera. Más de 15 hora estuvieron los niños de Vigía del Fuerte en un recorrido en límites de departamento de Chocó hasta llegar a la capital de Antioquia. El objetivo era participar de un torneo de baloncesto en la ciudad de Medellín.
“Salimos a las 4 de la madrugada, tomamos una lancha por tres horas, luego en motos y más tarde un bus que por 10 horas nos llevó hasta Medellín, un esfuerzo largo que los niños ven recompensado con la experiencia”, dijo Johan Andrés Chaverra entrenador y también jugador de baloncesto para el equipo de Vigía del Fuerte.
El equipo infantil recibió el apoyo de la alcaldía de su municipio. Estrenaron todo. Uniforme y zapatillas fueron entregadas por la alcaldía de Vigía del Fuerte, mientras que en Medellín la Liga de Baloncesto de Antioquia hizo lo propio para alojarlos y presentar la mejor cara del deporte de la pelota naranja.
“Hacer una labor social en el departamento porque sabemos que el contexto que manejamos y la difícil situación que vive nuestro departamento apoyamos a equipos como Vigía del Fuerte, que queda al otro lado, en el Urabá, muy adentro. Le damos algunos descuentos en la inscripción y además auxiliamos el transporte para los diferentes encuentros en Medellín, también buscamos el apoyo para el alojamiento”, dijo Jorge Morales, del Comité Ejecutivo de la liga antioqueña de baloncesto.
Los niños recorrieron Medellín, disfrutaron la ciudad, se enfrentaron a equipos de otras ciudades y foguearon sus habilidades de cara a los Intercolegiados que esperan ganar para seguir acumulando logros y beneficios. Saben, por supuesto, que los triunfos llevan más apoyo y más niños a su equipo.
“Hemos entrenado, construido una rutina, pero es muy complicado, porque en Vigía del Fuerte solo hay un equipo en una única categoría, así que saber o comparar el nivel de juego es muy difícil, son necesarios estos encuentros”, dijo Leider Asprilla Moreno
El equipo de Vigía del Fuerte se llevó los aplausos durante el torneo nacional de baloncesto y aunque el marcador durante los partidos los dejaron por debajo del resto de delegaciones, con semejante travesía, no hubo duda, se ganaron el corazón del campeonato.
“Es una experiencia maravillosa, es un torneo maravilloso, creo que podríamos dar más de nosotros, pero lamentablemente perdimos los partidos, vamos a seguir trabajando, para que en los próximos partidos al menos mejorar el puntaje”, dijo Edwin Santiago Cuesta, deportista de Vigía del Fuerte.
El mayor del equipo tiene 13 años, el resto se reparten entre los 10 y los 12 años de edad. Por eso resulta normal verlos corriendo, empujándose, jugando por los pasillos y las canchas de los coliseos. No lo saben, pero son los más admirados del torneo, todo mientras el resto de equipos y asistentes hablan de su fortaleza. La belleza de sus expresiones parece irremplazable.
“Primera vez que viajo así en baloncesto, no pretendía llegar a este pueblo, estamos representando a Vigía del Fuerte, sé que nos faltó demasiado para los partidos pero, ahí vamos”, dijo Wilder Andrés Mosquera, otro niño que cumplió su sueño de llegar al torneo.
La preocupación de los entrenadores es que después del torneo, de los juegos, de la rutina deportiva, que por demás es agotadora, los niños tendrá que regresar por la misma ruta. Más de 15 horas de trayecto. Bus, moto, lancha y caminata. La posibilidad de un trayecto en avión es un lujo que solo se pueden dar quienes viven “sabroso”, a ellos les toca repetir la travesía.
“Fue muy duro llegar hasta acá, un esfuerzo que no vemos tan reflejado, pues perdimos dos partidos, pero vamos a trabajar más para seguir mejorando”, dijo Edwin Santiago Cuesta, uno de los deportistas que encontraron en el baloncesto un sueño.