Este domingo 7 de agosto se llevó a cabo la posesión presidencial de Gustavo Petro. Uno de los hechos que marcó el evento fue la orden del nuevo mandatario de traer la espada de Bolívar a la investidura. “Que traigan la espada de Bolívar”, indicó Petro.
Cabe mencionar que desde un principio estaba contemplado que la mítica arma formara parte del evento, pero el mandatario saliente, Iván Duque, no permitió que fuera puesta en la mesa principal. El debate se dio durante todo el día.
Tal era la exigencia del nuevo mandatario que hasta se hizo una pausa en el evento de posesión hasta que llegara la espada, que fue llevada por cuatro hombres de la Guardia Presidencial, así como un grupo grande de escoltas que la transportaron en la urna en la que está guardada en la Casa de Nariño.
Y es que para nadie es un secreto que esta arma se convirtió en un símbolo del Movimiento 19 de Abril (M-19), grupo guerrillero al que perteneció el jefe de Estado en sus años de juventud.
“Bolívar no ha muerto. Su espada rompe las telarañas del museo y se lanza a los combates del presente. Pasa a nuestras manos. Y apunta ahora contra los explotadores del pueblo”, indicaba la nota del M-19 al hurtar la espada de la Quinta de Bolívar el pasado 14 de enero de 1974.
Este robo fue un duro golpe para el Estado y para todas las autoridades, a tal punto de que varios ciudadanos quisieron militar en el grupo guerrillero.
Asimismo, ante dicho robo, fueron 17 años que estuvo oculta y nadie supo dónde se encontraba; además, se ha mencionado en diferentes oportunidades que la razón fue que ningún miembro del M-19 supiera más de lo necesario para lograr ese fin.
Sin embargo, en diferentes investigaciones se ha mencionado que dos meses después del hurto, la espada fue a parar a la casa del poeta León de Greiff, quien la mantuvo hasta 1976 por orden del comandante Jaime Bateman Cayón.
Desde 1976 hasta 1979 nadie supo el paradero oficial de la espada; no obstante, se ha mencionado que fue a parar a la casa del poeta quindiano Luis Vidales, pero lo que sí es cierto es que los altos mandos del Ejército revisaron la tumba de De Greiff y encarcelaron a Vidales, pero no dieron con el paradero.
Acto seguido, en 1980, la espada salió del país, específicamente a Cuba, pero no se supo cuál fue la persona que la tuvo custodiada durante esos años, pero lo que sí se tenía claro es que Bateman se encontraba en conversaciones con diferentes seguidores del Libertador, con el propósito de crear la ‘Orden de los Guardianes de la Espada’.
Esta orden se dio a conocer en el año 1987, en el natalicio de Simón Bolívar. Sin embargo, dos años después el M-19 dejó las armas con el objetivo de firmar el acuerdo de paz con el presidente Virgilio Barco y uno de los principales retos era conseguir el retorno de la espada a Colombia, debido a que varios líderes del momento no sabían dónde se encontraba.
Además, era una condición del Gobierno para iniciar los diálogos de la Asamblea Constituyente, por lo cual en 1991 Arjaid Artunduaga fue la persona encargada de viajar hasta Cuba para traer la espada, quien contó en algún momento que pasó con ella muy clandestinamente por Venezuela.
A finales del mes de enero de ese año, la espada regresó a manos del Estado y fue entrega por Antonio Navarro Wolf, envuelta con la bandera de Colombia. Asimismo, el presidente de ese momento, César Gaviria, ordenó que fuera guardada en el Banco de la República, pero tiempo después fue a parar a la Casa de Nariño.