Sin la bendición del Gobierno nacional ni con la presencia de padrinos que fueran testigos de la escena, una invasión de tierras fue bautizada con el nombre del presidente de Colombia: el problema que hoy padecen en un terreno privado del departamento de Huila se llama ‘Gustavo Petro’. Los ocupantes se niegan a abandonar la conquista.

Más de 400 familias armaron su casa sobre un predio ajeno y se pasaron por alto las leyes, justificando ante las autoridades una propuesta que le escucharon al líder del Pacto Histórico cuando estaba buscando votos para alcanzar el mandato. En esta zona del país le entendieron que podían ocupar cualquier tierra para construir una casa digna.

Los rumores de una invasión en las cercanías de Neiva fue la que llevó a las 2.000 personas a armar un “rancho” en el sector. Si bien sabían la “guerra” que los esperaba cuando sembraran su hogar sobre la tierra, tenían la esperanza de que el presidente les diera el aval para cubrir las necesidades que desató la ocupación ilegal.

Una de las personas que da fe de la promesa es Jorge Armando Lara. Él marcó la equis sobre el rostro de Gustavo Petro y Francia Márquez en las elecciones presidenciales porque creyó que, una vez tomaran las riendas del país el 7 de agosto, las personas más pobres podrían armar su propiedad en terrenos que estuvieran abandonados.

“Yo estoy acá porque voté por Petro”, ese es el argumento que tiene Lara para argumentar la vivienda que está construyendo de manera irregular en la región del Caguán. Dos colchones tendidos sobre la tierra y un fogón improvisado con madera lo mantienen en la invasión que está adornado con la imagen de la virgen María.

Él se trasladó con su familia hacia ese sector porque tiene la esperanza de recibir el título de una tierra que ya tiene dueño. Aunque anhela que el Estado se la entregue como un regalo, también está dispuesto a costear la cifra que les pongan a los metros cuadrados donde espera ver crecer a los dos hijos que lo acompañan en la travesía.

Lo mismo piensa María Jiménez Collazos. Ella llegó a la invasión por la falta de dinero. Al igual que Jorge Armando Lara, la plata no le alcanzó para cancelar el precio de un arriendo que no baja de 400.000 pesos en esa zona de Huila. Es decir, la necesidad la obligó a desprenderle a un privado parte de la escritura donde hoy está armando su herencia.

“En este momento estamos invadiendo porque no tenemos dónde vivir, lo que prometió Petro en campaña. Es una promesa que no se ha cumplido. Es un terreno que [lleva] más de cuarenta años solo. [Vivo] humildemente, aguantándonos sin agua ni nada. Llevamos para 17 días”, relató la mujer mientras armaba un pozo séptico en la montaña.

Los dos coindicen en que hay incumplimientos por Gustavo Petro. El primer hallazgo se dio en los primeros días de la invasión, cuando fueron sorprendidos por la Policía. Una lluvia de gases lacrimógenos los aisló de la tierra, pero el operativo de la fuerza pública no dio resultados y decidieron mantenerse de pie.

Así lo harán durante los días que restan para tener el visto bueno del Gobierno nacional, que lanzó un ultimátum de 48 horas con el fin de que las familias desocuparan las tierras que son reclamadas por los dueños legítimos.

En la mediación está el Ministerio Público, que ha advertido sobre las condiciones en las que se encuentran los invasores. Esta situación se multiplica en los departamentos de Antioquia, Córdoba, Cesar, Risaralda y Cauca.