En el corazón de Boyacá, en el pintoresco pueblo de Otanche, una historia de dedicación a la patria y un amor inquebrantable por el servicio militar se teje de manera conmovedora. En medio de la serenidad de las montañas y los campos verdes, Libey Yanira Vargas Lancheros forjó un legado que trascendería generaciones y encendería el espíritu de compromiso con la bandera tricolor.
Desde temprana edad, Libey soñaba con seguir los pasos de aquellos que defendían la libertad y la soberanía de su amada Colombia. A pesar de las circunstancias y desafíos que la vida le presentó, nunca dejó de alimentar esa vocación arraigada en su corazón. Con cada paso que daba y cada decisión que tomaba, se encargaba de transmitir a sus hijos un mensaje claro: el servicio a la patria estaba en sus venas.
Hoy, a sus 47 años, Libey es una madre que no solo ha dado vida a cuatro hermosos hijos, sino también a un legado de servicio y amor por Colombia. Sus cuatro hijos, llenos de orgullo y determinación, han seguido sus pasos y se encuentran prestando su servicio militar en el Batallón de Infantería N.º 37 Guardia Presidencial.
La historia de Libey se cruzó con un momento histórico dentro de una actividad organizada por el Comando de Reclutamiento del Ejército. En una ocasión tan significativa como la celebración de los 202 años del Día de Reclutamiento, Libey se convirtió en la primera mamá boyacense en recibir la medalla militar centenario, servicios distinguidos a Reclutamiento Simona Duque de Alzate. Un reconocimiento que va más allá de una simple condecoración, pues representa la culminación de años de esfuerzo, dedicación y un profundo compromiso con la patria.
El nombre de Simona de la Luz Duque de Alzate resuena en la historia como una heroína de la independencia colombiana. Una mujer que, en el año 1800, entregó a siete de sus ocho hijos al teniente coronel José María Córdova, quien los incorporó a las tropas rebeldes en un acto de amor a la patria que conmovió a todos. Hoy, Libey sigue esos pasos valientes y desinteresados al llevar a sus cuatro hijos al servicio militar en un gesto de desapego y compromiso patrio.
A lo largo de los siglos, la llama de amor por la patria sigue ardiendo con fuerza en el corazón de las madres colombianas. Libey Yanira Vargas Lancheros ha inscrito su nombre en este legado, siguiendo los pasos de la inolvidable Simona Duque. La dedicación y el servicio a la patria se manifiestan en cada uno de sus hijos que, al igual que aquellos valientes soldados de antaño, están dispuestos a sacrificarse por el bienestar y la seguridad de su nación.
La historia de Libey es un recordatorio poderoso de que el amor por la patria puede ser heredado y cultivado, independientemente de las circunstancias. A través de su ejemplo, nos recuerda que cada acto de servicio, por pequeño que sea, contribuye a forjar un país más fuerte y unido. Así, en medio de los montes boyacenses, el legado de Libey Yanira Vargas Lancheros se convierte en un faro de esperanza y un llamado a todos los corazones colombianos a seguir sirviendo y amando a su tierra con un fervor inquebrantable.