LA PUERTA DE CEDRO SE abre lentamente. Apenas los ojos comienzan a acostumbrarse al cambio de luz, lo primero que sorprende es el tamaño de la habitación. Bajo un mismo techo se suceden todo tipo de muebles: cinco juegos de sala, un bar, un comedor y lejos, muy lejos, la cama. Al fondo se alcanza a ver un mural que muestra a un grupo de flamingos rosados hurgando con sus picos un mar azul intenso que se confunde con el cielo. El conjunto, para decirlo suavemente, es original. A lo largo de la habitación hay extendidos cinco tapetes persas de variados motivos. A medida que se recorre la suite presidencial del Hotel Isla Palma comienzan a aparecer a lado y lado del tapizado docenas de muebles de variados colores, estatuas de tamaño natural de negros zulúes, armados con lanzas y cubiertos con taparrabos; un bar surtido con finos licores y máscaras y calaveras por montones. A poca distancia de la cama están instalados dos aires acondicionados, un enorme televisor, un betamax y algunas películas, entre ellas la conocida Rocky. La habitación tiene además dos entradas laterales. Una que da a una terraza desde la que se observan las apacibles aguas del golfo de Morrosquillo y otra que conduce a una especie de discoteca, decorada también con decenas de calaveras. Calaveras que no corresponden a seres humanos. Son de acrílico. Y fueron traídas desde Bogotá y Medellín. Las estatuas de los negros llegaron, según Sergio Cardona, administrador del hotel, directamente de Africa. Una habitación con estos elementos exóticos y extravagantes no puede ser una habitación cualquiera. Para empezar, la suite presidencial bien podría ser el cuarto más grande del mundo. Y uno de los más caros del país: una noche en ella cuesta la nada despreciable suma de medio millón de pesos."Pero el precio incluye el licor, un coctel de bienvenida y las picadas". dice Cardona, un paisa buen conversador y simpático. Lo que no incluye es la compañía femenina por cuenta de la casa. En eso es enfático el administrador: "Aqui sólo admitimos al señor y a su señora o acompañante. A pesar de que la cama es bien grande, sólo recibe a la pareja. Tampoco aceptamos más de dos personas por noche en la suite. Ni orgías, ni juergas". La suite presidencial tiene ya nombre propio: 'Las mil y una noches' como el tradicional libro de cuentos. Sherezada, si no la han traído todavía, podría aparecerse en cualquier momento. Las mujeres de la casa atienden a los clientes como si fueran herederos reales. Son siete damiselas que vestidas con tules vaporosos de seda rondan la habitación prestas a servirle bebidas y comidas a los huéspedes de la suite. Pero por más grande que sea la emoción de los clientes, el reglamento no admite duda: a ellas sólo está permitido verlas pero no tocarlas. La suite presidencial refleja en sí misma la magnitud de Isla Palma. En esta isla de 19 hectáreas, descubierta en 1547, antiguo refugio de piratas, ubicada a dos horas de Cartagena y a una de Tolú, en pleno archipiélago de San Bernardo, todo rompe las medidas tradicionales. Turistas y moradores de la región dicen, por ejemplo, que el techo de palma del hotel es el más grande del mundo. Y puede que tengan razón. Para construirlo se necesitaron 265.000 puntas de palmas, que fueron traídas a Tolú en 4.000 jornales desde Córdova y Sucre. Del puerto sucreño fueron trasladadas en lanchas y canoas hasta la isla, en viajes que se repitieron durante meses. Para la construcción del armazón del hotel se utilizaron 12.000 varas de mangle, que también fueron traídas de tierra firme. El muelle del hotel se extiende 250 metros mar adentro. En él está anclado el yate 'Carmentea', que es utilizado para ir a Cartagena a buscar turistas y traer cada ocho días los 500 kilos de concentrados vitamínicos y zanahoria quc consumen los 285 flamingos rosados, las dos grullas africanas, las 279 guacamayas, los 165 loros, las cinco tortugas carey, el tiburón bobo y los cinco caballitos de mar, que están en cautiverio en Isla Palma. Pero, sobre todo, 'Carmentea' sirve para traer la comida de Camila, Juan Gabriel y Andrés, que no son ni dueños del hotel, ni empleados, ni hijos del administrador. Son tres delfines que retozan todo el día en una piscina localizada al final del muelle."Cuando estén adiestrados serán la delicia de grandes y chicos", dice el paisa Cardona con radiante optimismo. Pero los delfines tampoco son lo más llamativo del muelle. Antes de llegar a ellos hay que pasar por un jacuzzi con capacidad para 50 personas, desde el cual los turistas pueden apreciar el mar Caribe en toda su majestuosidad. En un extremo de la isla hay instaladas cinco plantas eléctricas que surten de energía al hotel: dos de 50 kilovatios, dos de 100 y una de 12. En temporada alta son utilizadas para iluminar el muelle, el comedor, los corredores y las 26 habitaciones que conforman el hotel. Además, sirven para iluminar el campamento de 15 trabajadores permanentes y los 50 contratados para la temporada. Las personas quc no están hospedadas en Isla Palma pero que llegan esporádicamente a ella, tienen derecho a un tour, que no incluye el recorrido por el interior del hotel. "Antes les mostraba las habitaciones, pero comenzaron a perderse las calaveras, entonces resolvimos no mostrarlas más", dice Cardona. El tour incluye un paseo por el 'camino de los manglares rojos', que es un pequeño bosque de plantas nativas; el musco marino, del que hacen parte algunas piezas rescatadas de las embarcaciones hundidas en la Conquista frente a Isla Palma; y el 'Galeón del Pirata', que tiene un bar, una tienda de souvenirs y camarotes para niños. Sin embargo, la más elaborada atracción aún no ha sido visitada por los turistas. Es la 'Caverna submarina'. Para llegar a ella hay que pasar por entre los colmillos de una enorme culebra dc concreto y de hierro fundido. Lo primero que se encuentra en las entrañas de la víbora es la representación en tamaño natural de una escena de la Conquista, donde se puede apreciar, en una urna iluminada, cómo el español golpea a los nativos y abusa de las indias. Luego le siguen la Inquisición, los piratas y los corsarios. Muy pronto estas estatuas tendrán movimiento propio y voces incorporadas, "para darle más realismo", según Cardona. Al final del túnel está la gruta submarina, donde se encuentran empotrados cn las paredes varios acuarios con peces ornamentales. En Isla Palma, sin duda, lo que hay es derroche de imaginación, de dinero y de un gusto poco ortodoxo. Pero, ¿quién tuvo la idea de hacer de ella semejante hotel? Detrás de la empresa está Gabriel Arango Duque, conocido como 'Gabelo', y descrito como un próspero comerciante antioqueño que ha terminado por involucrar también a sus hermanos Diego y Clara en el proyecto. Hace unos ocho años, "Gabelo' visitó algunas dc las 11 islas que hacen parte del archipiélago y la que más le gustó fue Isla Palma, que era habitada por una sola persona: don Salomón Tous, su propietario, un viejito gruñón y ermitaño que había abandonado a su familia."El viejo Salomón vivió durante 54 años en Isla Palma. Aquí venían los pescadores de la zona a cambiarle pescado por cocos. Al final ya el viejo no podía ni con sus pies", dijo a SEMANA un habitante del archipiélago que lo conoció. Un día cualquiera el viejo, cansado y enfermo, vendió su isla y desapareció. Nunca más se supo de él. Con los títulos de propiedad en sus manos, "Gabelo' inició la construcción del hotel. Luego sus hermanos también empezaron a aportar sus ideas: "Los únicos diseñadores de las obras son ellos. Cualquier cosa que se les ocurre se la dicen a los maestros de obra", dice Cardona. Isla Palma es, en todo caso, no solo el proyecto más llamativo de los que se están llevando a cabo en el golfo de Morrosquillo y el archipiélago de San Bernardo, sino el más ambicioso de todos. En los últimos años esta región ha mostrado buenos signos de crecimiento en materia de turismo. En otras islas de la zona, como Titipam, Zaicen, Múcura y Panda, ya empiezan a levantarse otros hoteles. Ninguno, sin embargo, como Isla Palma, un hotel que parece construido a imagen y semejanza de la recordada serie de televisión 'La Isla de la Fantasía'. Sólo falta 'Tatoo'.