Por meses se habló de la posibilidad de que la izquierda llegara unida a la contienda presidencial de este año. El Polo Democrático y la Alianza Verde, junto a la recién llegada Unión Patriótica (UP), hicieron acercamientos y contemplaron mecanismos como la consulta interna y la multipartidista. Todo esto en medio de los paros y las protestas del año pasado que reivindicaron muchas de las banderas económicas izquierdistas. La semana pasada, esa unión por fin llegó con la inscripción de la fórmula de Clara López Obregón del Polo y Aída Avella de la UP para la contienda presidencial.No obstante, la nueva dupla de izquierda registra asimismo algunas debilidades. El Polo y la UP acordaron competir juntos por la Casa de Nariño tras unos resultados poco emcionantes en las elecciones legislativas del 9 de marzo. El bloque de Avella solo obtuvo 99.000 votos en todo el país para sus candidatos a la Cámara y no obtuvieron curul varios de sus aspirantes dentro de la lista de Alianza Verde. Las huestes de López tuvieron un balance agridulce: mientras celebran el triunfo de Jorge Enrique Robledo, senador individual más votado del país con 191.000 votos, su total de votación se redujo en casi 300.000 sufragios con respecto a 2010. Las divisiones internas, que dieron luz al movimiento Progresistas, hoy en la Alianza Verde, les pasaron una cuenta de cobro al Polo y a la izquierda en general. De los ocho escaños en el Senado que los amarillos obtuvieron hace cuatro años, hoy solo cuentan con cinco. Cuando el ambiente de descontento reina en el país y varias de las tesis izquierdistas, como el rechazo a los TLC, ganan espacio, habría sido un momento electoral propicio para el Polo Democrático. El único partido oficialmente en oposición construyó unas listas a Senado y Cámara con líderes de los movimientos estudiantiles, agrarios y sociales. Las distintas tendencias de la izquierda les apostaron a las elecciones parlamentarias de manera separada. Sin embargo, el masivo respaldo de las movilizaciones de años anteriores no se tradujo en el suficiente apoyo electoral a las listas amarillas. De los resultados de las legislativas del domingo pasado se deduce que los votantes colombianos optaron mayoritariamente por los nuevos opositores del Centro Democrático que por los tradicionales opositores del Polo Democrático. Por los lados de las encuestas presidenciales, los registros de Clara López y Aída Avella se han mantenido estáticos. Lo anterior, sumado a la entrada de la conservadora Marta Lucía Ramírez y el verde Enrique Peñalosa a la contienda complica la competencia por un puesto en la eventual segunda vuelta. A dos meses y medio de la elección presidencial, las perspectivas de que el Polo repita el segundo lugar que obtuvo Carlos Gaviria en 2006 con el 25 por ciento de la votación son muy lejanas. Que dos mujeres, del Polo y de la UP, comanden la fórmula presidencial es simbólicamente muy fuerte y representa la unión de dos tendencias que se habían separado. Desafortunadamente, dada la dinámica que la campaña presidencial de 2014 está tomando, es muy difícil que la coherencia ideológica se convierta en catapulta electoral. Al optar por una dupla de izquierda pura, Clara López cohesiona sus huestes pero se le dificultaría llegar con su mensaje al electorado de centro y centro izquierda. Si con solo votos de izquierda es difícil pasar a segunda vuelta, con el respaldo de una izquierda golpeada, mucho menos. Con Peñalosa en manos del estandarte de la Alianza Verde, la batalla crucial de las próximas semanas será por el voto en blanco e indeciso que esté ubicado en el centro del espectro. La fórmula López-Avella parte de una orilla ideológica incómoda para capturar esos puntos porcentuales necesarios para quebrar el empate técnico y consolidarse en el segundo lugar de las preferencias.