Mafia negra? ¿Narcovudú? Estas eran las primeras palabras que se ocurrían para explicar el extraño hallazgo hecho la semana pasada, en una finca situada en la zona limítrofe entre los municipios de Rionegro y El Retiro, al nororiente de Antioquia.No solamente se puso en descubierto toda una ciudadela subterránea, adecuada para cualquier clase de operación clandestina, desde servir de refugio a extraditables hasta "cárcel del pueblo" de secuestrados, sino que apareció, detrás de las pesebreras, un pequeño cuarto destinado a ritos ocultistas. Allí, hasta el más avezado de los militares sintió un escalofrío.Las manchas de sangre de las paredes, acumuladas en varios sacrificios, de algo o de alguien, los múltiples cuchillos, que seguramente sólo se usaban una vez, las esposas fijadas a la pared, la cobra disecada, sugieren escenas macabras.La propiedad de la finca, como es habitual, permanece en la oscuridad.Se sabe, sin embargo, que perteneció al rejoneador Oky Botero, quien se la vendió a Juan Nepomuceno Villegas-asesinado hace 2 años en Envigado-y posteriormente pasó a poder del extraditable Santiago Campo Zuluaga, de quien no se conoce el paradero. Hoy aparece a nombre de una sociedad, Elkin Cano y Cía Ltda., aunque los empleados que se encontraban al momento del allanamiento, el más antiguo de los cuales tenía 3 meses de trabajar allí, nunca vieron a nadie que pudieran señalar como el origen cierto de sus salarios.