La mala racha del departamento de Caldas hizo metástasis la semana anterior. De un solo lapo le cayeron dos noticias preocupantes: de un lado, la Contraloría General pidió la suspensión inmediata del gobernador Mario Aristizábal y, por el otro, el alcalde de Manizales, Juan Manuel Llano, reveló que la capital podría ir a la quiebra porque está ad portas de ser obligada a pagar una demanda de más de 100.000 millones de pesos.La suspensión del gobernador liberal no fue sorpresiva. Por el contrario, parte de la opinión pública de Caldas esperaba que algún organismo de control nacional les pusiera el ojo a las quejas. De hecho, la suspensión de la Contraloría corresponde a uno de sus primeros actos de gobierno relacionado con un otrosí al contrato de concesión del chance, que permitió que se redujeran en 9.231 millones de pesos los dineros que el operador Susuerte debía transferirle a la salud. Tal como denunció en su momento el diario La Patria de Manizales, los accionistas de Susuerte, beneficiario de la rebaja, habían pagado una deuda de Mario Aristizábal, antes de ser gobernador. La hipótesis que manejan las autoridades es que se valió del otrosí para pagar esos favores personales.Y mientras que el gobernador da explicaciones, el alcalde de Manizales advierte que el municipio se va a quebrar si es obligado a pagar, como lo dijo un juez la semana pasada, la demanda de la Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec), por concepto de retroactividad en facturas de alumbrado público. El alcalde explicó a SEMANA que "eso era un caso histórico resuelto por el Consejo de Estado pero ahora un juez lo reabrió". Y es que el juez, a diferencia del Consejo de Estado, le sumó la retroactividad de 50 años.A esos dos casos se les suma el megaproyecto del aeropuerto en Palestina que amenaza con ser un gran elefante blanco. Un documento en poder de SEMANA demuestra que el descalabro financiero en el que se convirtió el anhelado Aeropuerto del Café estaba más que anunciado. Su costo se incrementó diez veces y aún es incierto cuándo se terminará.En Caldas todos se preguntan por qué una obra de semejante envergadura que se calculó en 45.000 millones de pesos, hoy le hayan invertido 258.000 millones y pese a ello faltan otros 230.000 millones y aún está lejos de concluirse para este año tal como estaba previsto. Todo indica que la ansiedad por ese aeropuerto llevó a cometer errores tan insólitos como ignorar informes de expertos y caer en otro carrusel de la contratación.Documentos conocidos por esta revista demuestran que desde 2002 el ingeniero consultor Fabio Jaramillo les advirtió que era necesario construir terraplenes de prueba para determinar si el relleno se haría con el mismo material de la zona o había que traerlo de otra región; "ese solo aspecto puede multiplicar por seis el valor total de la obra", decía el informe.Esa situación llevó a la Contraloría General a abrir una investigación preliminar contra 31 personas (incluidos el alcalde, el gobernador y el exdirector de la Aerocivil) por el presunto detrimento patrimonial de 21.000 millones de pesos. El proceso está a punto de definirse. Si bien los promotores de Aerocafé insisten en que "sí se acató la consultoría", tal como lo dijo el exdirector del proyecto Jorge Eduardo Mejía, SEMANA conoció que en la investigación que adelantó la Contraloría está claro que no fue así.Sumado a ello, el año anterior la Corporación Cívica de Caldas, una entidad gremial veedora, descubrió un entramado entre los consorcios que ejecutan las obras y los interventores, quienes resultaron ser de la misma familia empresarial. Además encontraron que "los pliegos de condiciones fueron elaborados por uno de los mismos contratistas", dijo a SEMANA Patricia Ruiz, gerente de la corporación. El actual gerente del proyecto, Luis Fernando Mejía, dijo que la nueva fecha para concluirlo es 2014; sin embargo ese cronograma está sujeto a los resultados de otro estudio. Con tanto escándalo no hay duda de que Caldas atraviesa por uno de sus peores momentos. Pero aún está a tiempo de tomar las riendas de su rumbo y aprovechar las próximas elecciones para elegir a los gobernantes que le pongan fin a esa mala racha.