Contra todo pronóstico, el lunes pasado se dio una multitudinaria marcha en contra de las propuestas del presidente Gustavo Petro, quien apenas cumplió 50 días en el cargo. Se calcula que unas 70.000 personas en 45 municipios del país salieron a las calles a oponerse a las principales reformas: tributaria, pensional y a la salud, así como al plan de eliminar las EPS.
La marcha fue calificada como un éxito: fue una movilización rozagante, pacífica, alegre y ordenada que, por primera vez, mostró la cara de la oposición al Gobierno.
Se ondearon banderas de Colombia y prevaleció el color blanco, sin capuchas a la vista. Tampoco hubo problemas de orden público para destacar, salvo dos pequeñas riñas en Medellín y Bogotá. No se registraron heridos ni infraestructura destruida por vándalos, como en el pasado. Al mismo tiempo, fue la prueba de fuego para una oposición minoritaria en el Congreso, disminuida porque la coalición de Gobierno, que lidera las reformas, concentra la atención.
Efectivamente, como pocos esperaban, quienes no están de acuerdo con el Gobierno mostraron vigor. Reflejaron que representan a más de 10 millones de personas que votaron en contra de Petro en la segunda vuelta. Medellín, una de las ciudades más complejas para los propósitos electorales del hoy presidente durante la campaña, se destacó por una asistencia de unas 35.000 personas.
Todo ocurrió después de que la bancada de Gobierno intentó por varios medios deslegitimar, desprestigiar y estigmatizar la marcha de la oposición. El senador Gustavo Bolívar intentó, hasta el último minuto, restarle importancia. Previó poca concurrencia, calificó a los manifestantes de “pagos”, “ignorantes” y “estrato 6”. Incluso, dijo que la movilización acudió a la “guerra sucia” y a los “engaños” para sacar a la gente a las calles.
Pero mientras se trataba de subestimar el impacto de la protesta, esta ganó popularidad y asistentes. Bolívar trató de culpar al expresidente Iván Duque de los motivos de la marcha y hasta echó mano de una consigna que sus rivales políticos usaron durante el paro nacional: “Yo no paro, yo produzco”.
Luego, el senador del Pacto Histórico sacó pecho porque no hubo violencia y atribuyó esto a un cambio de doctrina en la Policía. Algo que no tuvo en cuenta el congresista fue que mientras los jóvenes del paro agredieron violentamente al Esmad, en esta oportunidad los manifestantes les repartieron agua para refrescarlos durante la jornada.
El Gobierno Petro acusó el golpe de la protesta. El mensaje que se envió desde las calles fue potente. Por eso, los simpatizantes del presidente, especialistas en manifestaciones en el pasado, ya alistan la propia. El senador Bolívar convocó a una marcha en apoyo al Gobierno el día en el que el mandatario cumplirá 100 días en el poder, es decir, el próximo 15 de noviembre.
De esta forma, la izquierda no perdería el terreno que lo llevó a la victoria: las calles y la capacidad de convocatoria, las cuales comenzará a poner en uso.
Tan solo 50 días después del inicio del Gobierno, la oposición probó que tiene a una buena parte de la población y motivos por los cuales indignarse y protestar. Seguramente habrá más movilizaciones durante todo el mandato del presidente Petro y, con este precedente, se espera mucha más gente en desacuerdo.