En su candidatura pasada y durante los primeros meses de su actual campaña presidencial, para Gustavo Petro solo existían dos fuerzas: la política de la vida y la política de la muerte. Sus redes sociales estaban llenas de graves acusaciones contra sus contrincantes políticos y ataques dirigidos a sus detractores.
Sin embargo, desde que se conoció que se iba a disputar una segunda vuelta contra Rodolfo Hernández, se ha visto un cambio extremo en la campaña de Petro.
Desde aquella tarima en forma de P en la Plaza de la Paz de Barranquilla, Petro se comunicaba con sus electores de forma vertical. Se instalaba un escenario, se invitaban aliados regionales y el candidato presidencial daba un discurso de más de 40 minutos, sin extenderse más allá de la hora.
Su discurso era tenso, programático y enfocado en el territorio en el que se encontrara. Con cifras, datos y una oferta propositiva para los ciudadanos aglomerados en la plaza pública. La mayoría de las veces retiraba con su acostumbrado cierre: “Mi nombre es Gustavo Petro y quiero ser tu presidente”.
Propulsado por su anterior candidatura presidencial y como puntero en las encuestas, obtuvo la mejor votación de las consultas interpartidistas. La estrategia funcionó, pero se necesitaba más para lograr la victoria en la elección presidencial.
Luego del 13 de marzo, se sumaron fichas clave a la campaña de Gustavo Petro. Una de ellas fue Antoni Gutiérrez-Rubí, un experimentado estratega español que ha asesorado a políticos de alto perfil en Sudamérica y España.
Gutiérrez-Rubí es ampliamente conocido en Argentina. Asesoró a Cristina Fernández de Kirchner en 2017 y llevó a la victoria a Alberto Fernández. Según la prensa del país sudamericano, el español es el único que logró permear la desconfianza de la vicepresidenta argentina.
Su estilo es el positivismo y lograr acercar al candidato a los ciudadanos. Incluso, en algunos casos, sensibilizar y humanizarlos.
Eso pasó con Gustavo Petro, quien después de las consultas interpartidistas logró moderar su tono para darle paso a un candidato más conciliador y en busca de la unión bajo su causa. Escogió como fórmula vicepresidencial a Francia Márquez, con quien posó en varias ocasiones haciendo corazones con las manos.
Márquez también se involucró. Después de un discurso oscuro y en tono de denuncia, adoptó una frase positiva y pegajosa como caballo de batalla: “Vivir sabroso”.
Petro no se bajó de la tarima, pero sí comenzó a acercarse a su público de forma horizontal. La estrategia “Petro te escucha”, adoptada a principios de abril, fue el inicio de una serie de encuentros que permitían que los adeptos conversaran con el candidato. Todo esto, bajo la promesa de que las ideas compartidas podrían ser incluidas dentro del programa de gobierno.
Petro siguió llenando las plazas públicas, pero incluyó un nuevo detalle a su discurso: un “los quiero mucho” para los habitantes de cada territorio. Una muestra de afecto que, junto a las propuestas personalizadas, generaba empatía hacia el candidato.
El discurso de cambio contra continuismo se mantuvo mientras el principal contrincante era Federico Gutiérrez, quien cargaba con el peso del uribismo y el gobierno de Iván Duque. Sin embargo, a escasos días de la primera vuelta, un escenario incómodo se comenzó a plantear. Rodolfo Hernández no solo podría pasar a segunda vuelta, sino que podría ganar en segunda.
El nuevo Petro: responsabilidad, carisma y cercanía
Desde ahí, el equipo de Petro desplegó una dura ola de críticas contra Hernández. Tal como ellos mismos temían, Hernández pasó a segunda vuelta. El ingeniero, exalcalde de Bucaramanga, fue bautizado como fenómeno político y todos los reflectores se enfocaron en él.
Hernández logró llegar a segunda vuelta con su personalidad, franqueza y cercanía con las personas. Es un candidato sonriente y castizo que se ganó a la ciudadanía con un discurso simple pero poderoso. Varias de estas cualidades no pueden ser atribuidas a Petro, serio y con un discurso altamente técnico.
Pocas horas después de la confirmación del resultado, Petro moderó su discurso y, como nunca antes, le prometió certezas y estabilidad al país.
“Hay cambios que son al vacío. Hay cambios que no son cambios, son suicidios. Nosotros queremos invitar a toda la sociedad colombiana a hacer un cambio de verdad, un cambio hacia adelante, un cambio constructivo, un cambio que nos permita una nueva era mucho más próspera. De mucho más bienestar, de mucha más capacidad tanto para el pueblo como para la nación colombiana”, dijo Petro el mismo 29 de mayo.
Después de varios días de recibir adhesiones y responder a entrevistas, el candidato presidencial volvió a recorrer el país de una forma particular. En la noche del 3 de junio, de un momento a otro, transmitió en vivo desde su celular en Twitter. Se encontraba en una casa humilde en el municipio de Honda (Tolima), donde iba a dormir.
Al día siguiente se fue a pescar en el río Magdalena con camisa blanca y jeans. Cargó una pala y se montó a la canoa. Compartió y conversó con ellos. No dudó en abrazarlos cuando pudo, cargó bebés y acarició perros.
Luego apareció en Santa Elena, en Medellín. Volvió a transmitir en vivo junto a una familia de silleteros. Cargó con su frente un arreglo floral y tomó aguardiente junto a los locales.
En Bogotá, se reunió con voluntarios y demás adeptos. Marcó dos goles que compartió en sus redes sociales. Resaltó que jugaron equipos mixtos y el arbitraje lo hizo una mujer.
El 6 de junio transmitió desde una mina de carbón en Paipa (Boyacá), donde habló con trabajadores y almorzó en olla con ellos. Más tarde, en Duitama, tuvo un encuentro con el gremio transportador, en el que no dudó en montarse a un taxi y un camión.
Este miércoles, Petro anunció que dormirá en el barrio Palenque de Quibdó, compartiendo con una familia de escasos recursos. También lo dio a conocer por medio de una transmisión en vivo.
Según las últimas encuestas, Petro pasó de ser un ganador amplio frente a los demás a estar en empate técnico con su contrincante en segunda vuelta. La victoria del 29 de mayo, preferida por todo su equipo, no ocurrió y deberá seducir los votos que le faltan.
De esta manera, el líder del Pacto Histórico pasó de llamar su propuesta la “política de la vida sobre la política de la muerte” a tener que pedirle trabajo a los colombianos con su hoja de vida. Un Petro más humilde, cercano y mucho más simpático protagoniza la campaña de cara a la segunda vuelta presidencial.