La fuga de Juan Castro, alias Matamba, evidenció una vez más los graves casos de corrupción que hay dentro del Inpec. Los investigadores del caso, dentro de las primeras indagaciones, consideran que la fuga del narcotraficante que estaba en la lista para ser extraditado a Estados Unidos pudo superar los 10.000 millones de pesos.
Pero para lograr su fuga, aseguraron fuentes del proceso, Matamba tuvo que aceitar varias fichas dentro del Instituto de Prisiones para salir como Pedro por su casa, vestido como guardián del Inpec.
Desde ya se está revisando, porque si Juan Castro era un detenido con fines de extradición, no se encontraba en el pabellón de extraditables que es de máxima seguridad y, por el contrario, estaba en la unidad de medidas especiales, que tiene un grado inferior al que necesitaba un recluso como Matamba. ¿Cuál guardián entró con un doble uniforme para entregarle uno al mafioso?
Además, se investiga quiénes fueron los funcionarios que le ayudaron a abrir su celda, ubicada en el piso el octavo piso del ERON estructura tres, le ayudaron durante el recorrido a cruzar las más de 12 puertas de seguridad, hasta llegar a la salida principal disfrazado como un guardián del Inpec.
Sobre su paradero, la suerte es incierta. Los investigadores tratan de armar un rompecabezas sobre el posible paradero del narco, pero por el momento no se tiene una pista clara. Incluso ya se baraja la hipótesis que no se encuentra en el país. Que pudo haber salido por la porosa frontera con Venezuela, donde se mueve toda clase de ilegalidad, situaciones a las que está acostumbrado Matamaba.
Los investigadores que están en el caso reconocen que hay un lapso largo, que hace por el momento la difícil ubicación del paradero del capo, pues su fuga se dio a la 1:00 a. m. y solo hasta las 7:00 a. m. se reportó la novedad, pero la desinformación sobre que supuestamente estaba borracho en otro patio le amplió el espacio para salir por completo del radar de las autoridades ante un plan candado.
Por este caso, ya hay un funcionario del Inpec capturado, el oficial de servicio a cargo, la madrugada del pasado viernes cuando se fugó el capo del narcotráfico. La Procuraduría también tomó acciones y anunció la suspensión de 55 dragoneantes que conformaban el cuerpo de custodia de la cárcel La Picota, para el día de los hechos.
La medida de suspensión provisional también afectó al director del centro carcelario, el mayor Juan Javier Papa Gordillo, y al subdirector, Óscar Augusto Bedoya.
Los secretos de Matamba
Desde ya se escuchan algunas voces, que con la fuga de Matamba los principales beneficiados son los militares que formaban parte de su organización y a quienes les pagaba millonarios ‘salarios’ por sus servicios. Los uniformados le filtraban información de inteligencia en el sur del país y le brindaban apoyo en las confrontaciones que tenía con las disidencias de las Farc y el ELN.
Además, aseguran que a través del coronel retirado, Robinson del Río, quien le ayudó a Matamba, según la Fiscalía a conformar su ejército de mercenarios en el sur del país, estarían los nombres de generales activos y en retiro que harían parte de la organización mafiosa de este capo del narcotráfico.
En el sur del país, Matamba prácticamente compró a los militares que los tenían que perseguir. La Fiscalía reveló los ríos de dinero que le pagaba Castro a los uniformados del Batallón Boyacá para que los custodiaran y le prestaran apoyo militar en su misión, que era adueñarse de los territorios con cocaína y rutas del narcotráfico que estaban bajo el dominio de las disidencias de las Farc y el ELN.
En varias interceptaciones quedaron plasmados los planes y las conversaciones de Matamba con los militares, quienes de manera reiterada le pedían dinero al capo del narcotráfico.