Hay dos cifras que revelan la magnitud del delito del secuestro por parte de las Farc desde que esa organización irrumpió en la vida criminal del país en 1965. Según la Fiscalía General, 6.162 colombianos sufrieron el rigor de ese crimen, pero para el Centro Nacional de Memoria Histórica se documentaron 39.058 casos de secuestro entre 1970 y 2010, de los cuales 14.451 (37 por ciento) tienen como autor confirmado a las Farc.
Cualquiera de las dos cifras es aterradora. Revelan que las Farc montaron una maquinaria criminal del abominable secuestro durante casi cinco décadas.
La información de la Fiscalía deja también al descubierto que las Farc utilizaron esta industria del delito como su principal fuente de ingresos para sus acciones delictivas. Dicha guerrilla habría recaudado por concepto de este crimen más de 3,6 billones de pesos, que representarían cerca de 1.000 millones de dólares.
Pero algo más aterrador: las autoridades, en sus investigaciones de estas décadas, concluyeron que los campesinos fueron los más golpeados por el secuestro a cargo de las Farc. Representaron el 57 por ciento de los casos. Se podría concluir que el campo colombiano estuvo secuestrado por la Farc durante cinco décadas. Eso explicaría su atraso, no solo la pobreza de los campesinos y la gran brecha con las ciudades, sino la escasa productividad del campo.
El secuestro o “retención” ilegal, como la llamaban ellos, fue una práctica criminal cotidiana de esa organización desde sus inicios para financiarse y ejercer presión sobre el Estado y la sociedad civil.
Pese a que estos hechos comenzaron en la década de los años sesenta, la denuncia más antigua registrada en los sistemas de información de la Fiscalía es de 1977 y se reportó entre los municipios de Prado y Dolores, en Tolima. Tuvo una motivación económica, y la víctima estuvo plagiada durante ocho meses.
Como en todos los delitos cometidos por esa guerrilla, se observa un gran temor en las víctimas a denunciar los hechos.
Al contrastar la fecha de ocurrencia de los hechos con la fecha de la denuncia, se estableció que solo en 242 de las 6.162 investigaciones (3,9 por ciento) coinciden ambas fechas.
El 74 por ciento de los casos de secuestro fueron denunciadas entre seis y 20 años después de ocurridos.
La época más crítica del secuestro en Colombia con cargo a las Farc fue entre 1994 y 2002. El 82 por ciento de los casos ocurrieron en ese lapso.
Hombres y mujeres fueron víctimas de este crimen abominable. Por cada tres hombres secuestrados, una mujer lo fue.
La justicia condenó en estas décadas a 614 responsables de esos delitos en la guerrilla. Timochenko, el exjefe de las Farc, firmante del acuerdo de La Habana y hoy líder del partido Comunes, que surgió del proceso, tuvo 20 condenas por secuestro.
Harold Éder, exministro de Fomento (Agricultura), empresario y propietario del ingenio azucarero Manuelita, en el Valle, aparece en los expedientes como el primer secuestrado asesinado por las Farc, hecho que ocurrió en 1965, durante un asalto a su hacienda Santa Helena, en Corinto, Cauca. Su cuerpo fue encontrado sin vida 24 días después de que los guerrilleros se lo llevaron. No obstante ser un caso tan connotado, el secuestro y asesinato de Éder no figura en los registros de la Fiscalía.
Gilberto Ramírez Bejarano estuvo secuestrado por más de ocho meses. Su rapto sucedió cuando viajaba entre los municipios de Prado y Dolores, en el Tolima, y fue interceptado por guerrilleros de las Farc en noviembre de 1977. Su caso solo fue conocido por la justicia el 19 de febrero de 2015, 38 años después de ocurrido (leer en semana.com su testimonio).