En el caso por el crimen de Javier Humberto Ordóñez Bermúdez a manos de la Policía será clave lo ocurrido justo después de que el ciudadano de 43 años dejó de estar en el foco de las cámaras de los celulares. Sucedió a las 12:30 de la madrugada del miércoles, cuando ya desgonzado y reducido lo subieron en una patrulla y lo llevaron al CAI de Villa Luz, en la localidad de Engativá, al noroccidente de Bogotá. La familia de la víctima y su abogado, el penalista Vadith Orlando Gómez, consideran que hay mucho por aclarar, ya que una tía de Javier recibió a las tres de la mañana una llamada oficial con la nefasta noticia de su muerte.

La Fiscalía y la Justicia Penal Militar empezaron a recopilar evidencias y entre estas hay testimonios, videos, minutas de los vigilantes del sector, las comunicaciones radiales de los policías implicados, el registro de las cámaras de seguridad de las calles, el informe de necropsia elaborado por Medicina Legal y el dictamen médico de la clínica. Los investigadores del CTI ven con sospecha que hasta el jueves no hubieran podido obtener las imágenes de lo ocurrido dentro del CAI. En realidad, en ese asunto no tiene nada que ver que el lugar haya sido destruido por encapuchados luego de que la historia de Javier estremeció al país.

El CAI estaba dotado con cámaras y estas remiten las imágenes en tiempo real al Centro Automático de Despacho (CAD), que controla y almacena la información digital que emiten miles de cámaras que hay en patrullas, puestos de Policía y en los CAI. Por ahora existe el testimonio del amigo de Javier al que los agentes llevaron con él al CAI. Este dice que allá “lo molieron a golpes”. El abogado Gómez asegura que por cuenta de tal afirmación este testigo recibió amenazas. SEMANA conoció que el dictamen de Medicina Legal de Javier Ordóñez da cuenta de “politraumatismos” y que la víctima registra al menos dos golpes contundentes en la cabeza.

La investigación tendrá que determinar si esas lesiones corresponden a golpes con un elemento contundente o si se deben a una caída de la víctima. También será crucial ahondar en el rastro de “livideces cadavéricas” marcas que aparecen en el cuerpo luego de cierto tiempo del deceso. Ese elemento indicaría la hora aproximada en que murió Javier. “Tenemos elementos para sostener que Javier llegó sin signos vitales a la clínica”, afirma Gómez.

El abogado ha venido trabajando con su propio equipo de investigación y con base en sus hallazgos afirma que Javier habría fallecido media hora antes ingresar al centro médico. “Su tortura comenzó en la calle, como lo mostró el video que todo el país conoció, y en el que, a pesar de las súplicas, la Policía no tuvo compasión. Pero después en el CAI no pararon. Deberán responder los policías que realizaron la acción y los que realizaron la omisión”, asegura el abogado. Hasta el viernes iban siete policías envueltos en los expedientes por el crimen de Javier Ordóñez.

El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, explicó que los dos agentes que aparecieron en los videos propinando a la víctima descargas eléctricas con una pistola tipo taser fueron destituidos y serán llamados a imputación de cargos por homicidio y abuso de autoridad. “La Policía Nacional pide perdón por cualquier violación de la ley o desconocimiento de los reglamentos en que haya incurrido cualquiera de los miembros de la institución”, dijo el ministro. El funcionario señaló además que otros cinco uniformados fueron suspendidos y que deberán rendir explicaciones para determinar si incurrieron en el delito de omisión. Por su parte, la Fiscalía General informó que priorizó el caso y que un fiscal de la Unidad de Derechos Humanos trabaja con celeridad para entregar resultados pronto.