Julián, quien en su niñez fue una mujer y hoy tiene 25 años, nunca estuvo de acuerdo con el cuerpo que tenía. Desde sus primeros años y cuando tuvo conciencia, supo que estaba en el cuerpo equivocado y sus órganos genitales así lo indicaban. Hoy esa situación va a cambiar, ya que un histórico fallo de tutela de la Corte Constitucional le ordena a su EPS realizarle el cambio de sexo. A pesar de que se sentía incómodo, aceptó vestirse con el uniforme de colegio, compuesto de falda y blusa. Durante su vida de niña no mantuvo buenas relaciones con las compañeras de salón, ya que, según sus palabras, la consideraban “brusca y hasta machista”. Pero su vida dio un giro en el momento en que terminó el colegio y decidió contarle a su madre, su gran confidente, lo que le ocurría. “Mamá, me gustan las mujeres”, le dijo a su progenitora. De paso le preguntó qué había pasado en el nacimiento. Ella le respondió: “Nada (...) todo fue normal”. Aunque la noticia fue dolorosa para la familia, desde ese momento inició el rol de hombre y en su clóset aparecieron prendas de uso masculino con las que se sintió a gusto. Julián confiesa a Semana.com que tras su decisión, en un populoso barrio del municipio de Soacha, algunos vecinos los molestaban, ya que siempre lo conocieron como mujer. “No les hacía caso (...) Me sentía a gusto con lo que estaba haciendo... para mí no hubo problema”, confiesa. El cambio también incluia un nuevo nombre. Por eso en el año 2005 reunió a su familia, madre y hermanos, quienes en una bolsa colocaron papelitos con varios nombres masculinos. De allí salió Julián. “Eso fue una lotería”, confiesa con una leve sonrisa. El amor no le faltó. A los 15 años Julián tuvo la primera novia, “vivía al lado de su casa. Para conquistarla empezó a coquetearle y enviarle cartas. Aunque logró llamar su atención, la familia de la niña quiso alejarlo. A pesar del rechazo, la relación duró siete años, tiempo en el cual la pareja se voló para vivir juntos. Su primer hogar fue en la casa de una amiga que estudiaba criminalística. La relación terminó cuando su compañera lo cambió por otro hombre. El despecho por aquella mujer que lo aceptó con sus cualidades y defectos lo obligó a tomar una terapia hormonal para cambiar algunos rasgos femeninos. Incluso, llegó a agredirse quemando partes de su cuerpo en las que se veía la evidencia de una mujer. Un tratamiento siquiátrico lo ha acompañado desde entonces. Desde el año 2008, el joven constantemente fue valorado por sicólogos. Allí se le diagnosticó “Trastorno de identidad sexual o de género, razón por la cual fue remitido a valoración siquiátrica. Los especialistas determinaron que el paciente inicialmente sería tratado solamente con manejo de terapia hormonal, con testosterona, en virtud de que presentaba fenotipo masculino y tejidos mamarios residuales grasos”, se lee en uno de los apartes del fallo. Hoy Julián vive en la casa de su mamá con su compañera sentimental y espera, con el consentimiento de ella, en algún momento adoptar un hijo. Mientras tanto, y tras el fallo del alto tribunal que obligó a la EPS a que le realicen una operación de cambio sexo, Julián está listo para la cirugía. Incluso tomó una decisión radical: desistió de un trabajo en el terminal aéreo de Bogotá en el área de limpieza, ya que se obligaba a entrar a una EPS del sistema contributivo y con ello perdería la posibilidad del procedimiento quirúrgico. Como se sabe, esta semana la Corte publicó el fallo que sienta jurisprudencia en el tema de cambio de sexo. En este no sólo se obliga a la EPS a realizar la cirugía y atender integralmente al paciente, sino también dejó un precedente, pues este tipo de intervenciones eran consideradas estéticas. “Es un hito, es el primer fallo trascendental en el que se ordena esta clase de tratamientos”, reconoce el defensor del pueblo de Cundinamarca, Mauricio Vesga, quien presentó la demanda en el alto tribunal luego de dos fallos uno a favor y otro en contra en otros tribunales.