Desde que se proclamó como el nuevo presidente de los colombianos, y a pesar de que su posesión será el 7 de agosto, Gustavo Petro no ha tenido un minuto de descanso. El jefe de Estado electo se la ha pasado recibiendo llamadas de líderes mundiales y se encuentra concentrado no solo en la conformación de su equipo de Gobierno, sino en tejer con filigrana lo que será su relación con el Congreso de la República.

No lograr una buena relación con el Legislativo puede dar al traste con cualquier intención de hacer un buen gobierno. Por allí tendrán que pasar las complejas reformas sociales que propone Petro.

Además, el Congreso es el responsable de la aprobación del Presupuesto General de la Nación, el Plan Nacional de Desarrollo y las reformas tributarias. Tres líneas claves para cualquier Gobierno.

Con miras a trazar lo que serán los próximos cuatros años, las bancadas de Senado y Cámara del Pacto Histórico sostuvieron este lunes un encuentro liderado por el senador Roy Barreras. En dicha reunión, se revisaron temas de proyectos de ley y reformas constitucionales que se presentarán para empezar a tramitar las promesas de campaña que hizo Gustavo Petro.

Pero también se definió la estrategia para empezar a conformar mayorías, pues el nuevo mandatario no llega con una coalición sólida que le permita pasar sus reformas por el Legislativo.

Las elecciones dejaron a la centroderecha con 44 curules en el Senado, conformadas por el Partido Conservador, el Centro Democrático, Cambio Radical y los partidos cristianos.

Los sectores alternativos, integrados por la centroizquierda, que son la fuerza de Petro, suman entre 38 y 40 curules, y son básicamente el Pacto Histórico, la Coalición Centro Esperanza, el Partido Comunes (ex-Farc) y las curules indígenas. Es decir, el 35 % de esta corporación.

Gravitando en medio de este escenario, aparecen los liberales, con 14 curules, y el Partido de la U, con 10. Si bien estas bancadas se acercan más la centroderecha, algunos de sus congresistas a veces suelen inclinarse por estar con los alternativos.

De lograr el apoyo de estas dos fuerzas, el nuevo Gobierno se aseguraría, aunque de manera precaria, mayorías en el Senado; lo que le permitiría tener alguna certeza de tramitar sus reformas.

Para seducir a estos sectores, según confirmó el senador del Pacto Histórico Roy Barreras, que aún luce con orgullo el pin de la paloma de la paz en sus trajes, se buscará plantearles una especie de “coalición por la paz” en la que se buscará darle prioridad a la implementación de lo acordado en La Habana, un tema que será fundamental para el nuevo Gobierno.

No se puede olvidar que los liberales y el Partido de la U fueron la base de la administración de Juan Manuel Santos para pasar sus primeras reformas de implementación del acuerdo de paz.

Este mensaje, el de desarrollar lo acordado en Cuba, es bien recibido en ‘la U’. Su presidenta, Dilian Francisca Toro, se ha mostrado conciliadora con Petro. “Detrás de la elección de Gustavo Petro y Francia Márquez está la esperanza de un Estado más cercano a la gente. Desde el Partido de la U les deseamos éxitos en su labor de construir una Colombia más justa, próspera y en paz”, dijo.

No obstante, esto no implica que la negociación con estas fuerzas vaya a ser fácil. En un sector del liberalismo hay malestar por la campaña sucia que hizo el Pacto Histórico y el expresidente César Gaviria, director de la colectividad, hace apenas dos meses le cerró la puerta a Petro por cuenta de las declaraciones de Francia Márquez en su contra.

La colectividad se encuentra dividida entre quienes respaldan al director y lo acompañaron en el camino por apoyar a Federico Gutiérrez, y quienes se rebelaron para acompañar a Petro.

Además, actuar desde la independencia le ha dado réditos al Partido Liberal. En las elecciones legislativas se convirtieron en la mayor fuerza en la Cámara y mantuvieron sus curules en el Senado.

Aunque públicamente nadie lo va a reconocer, un diálogo con los liberales y ‘la U’ tendrá que tener no solo acuerdos programáticos, sino también tocar asuntos burocráticos, más aún cuando Petro se encuentra conformando su gabinete y los congresistas se alistan para las elecciones de alcaldes y gobernadores del año próximo, en las que tendrán que darle juego a sus bases.