"Sésamo no merecía este final. No después de tantos años de alegrías y tristezas. De haberse convertido, finalmente, en una realidad". Este mensaje resume el dolor y la impotencia que siente Ronny Suárez Celemín, dueño del restaurante Sésamo, ubicado en el centro comercial Floresta, al norte de Bogotá.

Ante la crisis por la pandemia, el negocio no dio más y cerró después de "7 años, 11 meses, y 28 días después de la inauguración", como precisa su creador en un trino. Suárez Celemín decidió compartir con sus seguidores de Twitter el ejercio de catarsis que hizo para lidear con la tristeza que le causa el haber tenido que solicitar la terminación del contrato de arrendamiento que tenía de su local.

En un largo hilo de comentarios, el también periodista de salud del periódico El Tiempo, contó que cuando dio el salto a abrir su propio restaurante hubo días de angustia, corredera, pero también de ilusión por cumplir su sueño y el de su pareja. "El primer día fue caótico, recuerdo muy bien. Llegaron muchas personas y la fila desbordó todas las expectativas. Diría, de hecho, que nunca hubo una fila así en esa plazoleta que aprendimos a querer y a conocer", escribió.

"Quisimos morir de pie, eso sí. Dimos la pelea y por eso, apenas pudimos retomamos la venta a través de domicilios" Sésamo supo posicionarse a punta de trabajo, sacrificio y autoexigencia, pero sobre todo "por el cariño que mi mamá desbordaba sobre nuestros clientes", agregó el joven.

Una de las frases más duras que lanzó el comunicador, quien afirma que está acostumbrado a contar historias, pero esta vez es el protagonista, es esta que viene a continuación: "La pandemia nos derrotó. La crisis para la que nadie estaba preparado nos venció. Quisimos morir de pie, eso sí. Dimos la pelea y por eso, apenas pudimos retomamos la venta a través de domicilios. Sabíamos que no sería igual, pero insisto: esta batalla la queríamos dar".

Como le pasó a cientos de restaurantes del país, las ventas en Sésamo durante la cuarentena nacional se desplomaron y llegaron a números tan bajos que no daban ni para pagar las facturas. La impotencia se apoderó de sus creadores y tuvieron que decirle adiós a este sueño que alimentó sus esperanzas por mucho tiempo.

Angélica Lozano, esposa de la alcaldesa Claudia López, envió un abrazo de solidaridad al periodista y a su mamá. Prometió, además, volver "cuando haya un nuevo Sésamo".