Continuación ..(2) Los alcances de la crisis social que se pronostica sólo podrán ser mitigados mediante la utilización de todas las palancas políticas que aún le quedan al presidente Betancur. Palancas que tendrá que poner en juego durante la visita de esta semana a Washington, cuando se entreviste con "los dueños del balón". El Presidente tiene a su favor el hecho de que, gracias a las extradiciones y en general a la lucha contra el narcotráfico, Colombia vive hoy quizá su mejor momento en varios años en las relaciones con los Estados Unidos. Se sabe, por la reciente experiencia del gobierno ecuatoriano de León Febres Cordero, que Reagan tiene en sus manos los instrumentos de presión para inducir a los bancos internacionales a concederle crédito a Colombia, atendiendo a consideraciones más políticas que económicas. De cómo maneje Betancur todas estas cartas, depende en buena medida que, en este póker internacional, el país no se quede sin sus restos.NEGOCIANDO LA RECETAAl tiempo que los habitantes de Washington esperaban un florecimiento temprano de los cerezos, que hacen de esta época la más agradable de la primavera, los miembros de la misión colombiana en la capital norteamericana anhelaban tan solo contemplar el color verde de los dólares que necesita el país para dejar atrás sus dificultades externas. Como continuación de las "interminables" conversaciones que comenzaron a mediados de septiembre pasado entre los integrantes del equipo económico y los representantes del Banco Mundial, el Fondo Monetario y el gobierno de los Estados Unidos, los días finales de marzo se fueron en negociaciones sobre lo que el gobierno nacional pone sobre la mesa como compromiso de "autodisciplina" económica y lo que desean ver las entidades externas.Aparentemente, buena parte de ese acuerdo informal -cuya estructura definitiva debe ser alcanzada en estos días- quedo reflejado en el memorando escrito el 13 de marzo por el jefe de la misión consultora del FMI que visitara Colombia a mediados de febrero, M.E. Bonangelino, y dirigido al director del organismo internacional, Jacques De Larosiere el 13 de marzo. El documento, cuyo contenido no era conocido por ningún colombiano al servicio del estado, fue publicado por el diario El Tiempo el 24 de marzo, y en él se reflejan las posiciones de los integrantes de la misión del FMI y del gobierno, con respecto a los correctivos hechos y por hacer en la economía colombiana. Si bien integrantes del equipo económico insistieron la semana anterior en que el memorando de Bonangelino da una idea distorsionada de la posición del gobierno al presentarlo como "totalmente arrodillado cuando no es así", otros sectores se apresuraron a destacar aspectos en los cuales existe una aparente identificación de objetivos entre la administración y el Fondo Monetario.En primer lugar se criticó el planteamiento -defendido por el Fondo en cada país donde interviene- respecto a que el desequilibrio externo es consecuencia de la exagerada demanda del país y, por lo tanto, el remedio es empobrecerlo. A esta idea obedecen las decisiones sobre salarios y austeridad que han sido aplicadas en los últimos meses. "Una cosa es el manejo prudente de los salarios y otra es empeorar la calidad de vida de la población", señaló un investigador independiente.Esa perspectiva se ve empeorada por los recientes aumentos en precios y las supuestas alzas en los servicios públicos. Según Bonangelino habrá "incrementos sustanciales en términos reales en las tarifas de teléfonos y electricidad", a las cuales se uniría el precio de la gasolina, el cual estaría atado a unos 75 centavos de dólar por galón. Por lo pronto, anota el miembro del FMI, "las autoridades expresaron su intención de introducir un ajuste de, por lo menos, el 10% antes del primer semestre".Tal información fue descalificada por reportes hechos desde Washington la semana pasada, según los cuales esa fecha se habria logrado posponer hasta septiembre. "El precio de la gasolina ha sido una de las aristas con el FMI y hemos logrado que reduzcan sus peticiones", dijo un miembro del gobierno quien anotó que en un comienzo se exigió un alza miníma del 40% en el precio del combustible.Sin embargo, la parte que mas estupor produjo en el texto de Bonangelino tuvo que ver con el manejo del comercio exterior, sector que el 7 de febrero anterior había sido declarado por el Compes como el prioritario en 1985 debido a los resultados logrados con las políticas implementadas. Como medida inicial se recibio la noticia del desmonte de los mecanismos de trueque, cuya aceptación había sido limitada y objeto de controversia. Apartándose del éxito relativo de la iniciativa, el FMI se había opuesto desde un principio a la idea por considerarla contraria a su filosofía sobre el comercio internacional.Todavia mas sorpresiva fue la propuesta de lograr una liberación paulatina de las importaciones, hasta llegar a niveles superiores a los de la década pasada. Expertos consultados estuvieron de acuerdo en que una entrada masiva de productos del exterior no sólo podria acabar con las reservas internacionales en unos pocos meses, sino que daría al traste con el proceso de recuperación industrial de los últimos tiempos, creando mayores problemas con el empleo. "Una liberación total podría recibir el premio de la mayor estupidez de este gobierno" afirmó un empresario del sector metalmecánico.Sin embargo, la noticia que bordeó el terreno de lo increíble tuvo que ver con el desmonte gradual del Cert para las exportaciones, a partir de julio próximo. "Después de que se han logrado vender más productos afuera, nos quedaríamos sin mercados nuevos". dijo un exportador de flores quien insistió en que el ritmo de devaluación actual no compensaría la situación. "Eso, sería cambiar las reglas de juego y así pocos se animan a exportar", agregó.Además de lo anterior, la opinión siguió preocupada por la alta tasa de devaluación observada en marzo, la cual responde a la iniciativa de devolverle al peso su poder de compra en los mercados internacionales. Si bien se logro un repunte favorable debido a la devaluación del dólar en Europa, parece que el gobierno convirtió la devaluación gota a gota en devaluación a chorro, y ello ha presionado la especulación tanto en el mercado oficial como en el negro, al igual que la fuga de capitales al exterior. En opinión del gobierno tal medida se justifica debido a que se está respetando la estructura cambiaria y no hay alternativa diferente a devaluar rápido, pese a que ello apuntale el nivel de las tasas de interés internas.Esta, junto a otras consideraciones, debieron ser expuestas la semana pasada por el ministro de Hacienda en Washington en su afán de convencer a los bancos comerciales de que le abran las compuertas del crédito a Colombia. Los informes preliminares hablan de una "mini cumbre" para mediados de abril y en ella se verá si hay dinero para el país o no. Obviamente, la decisión depende de los bancos, de la presión a favor del Fondo, y del desempeño reciente de la economía colombiana, no muy halagador en los últimos días debido a la inflación. Con todo, los miembros del gobierno están optimistas y confían en que Colombia se salga con la suya sin firmar un acuerdo formal con el Fondo Monetario, e inclusive irrespetar algunos de los "buenos propósitos" de los que hablaba el memorando del señor Bonangelino.