Cuando Gustavo Petro estaba en campaña para ser presidente, sus cuentas de lo que sería la ‘paz total’ eran bastante alegres. El entonces candidato por el Pacto Histórica hablaba con bastante entusiasmo de su propuesta de incluir a todos los grupos armados en un enorme proceso de negociación por medio del cual los colombianos podrían vivir por primera vez en décadas de un país sin guerra. “La paz es lo que más me interesa para los colombianos, no la histeria extremo derechista que pulula en los medios y el poder político”, le dijo a la directora de SEMANA, Vicky Dávila, en marzo de 2014.
Su convicción de que lograría desmantelar “a las buenas” a grupos que el Estado ha combatido por años era sorprendente. “Yo lo que te respondería es que a los tres meses de ser presidente se acaba el ELN porque se haría la paz”, agregó sin rodeos. Un año y medio después, esa guerrilla, por ejemplo, le ha dado una bofetada. En medio de un proceso de paz en el que se le han ofrecido todas las garantías y gabelas jurídicas, el Frente Norte decidió secuestrar al papá de la estrella del fútbol, Luis Díaz. Colombia vuelve a ser titular en la prensa mundial por ese oprobio y la ‘paz total’ se ve más lejana que nunca. Y la estrategia de Petro con los grupos armados claudica en todos los frentes.
Los problemas de seguridad del país están en su punto más álgido y recuerdan las peores épocas del conflicto armado en Colombia. Solo para comenzar con el ELN, tras el secuestro del papá de Luis Díaz se conoció que ese grupo tiene esa atroz práctica como una costumbre y que más de 50 familias viven ese infierno. Además, el ELN no solo no lo niega, sino que lo justifica.
“A parte del presupuesto nacional, que sale del bolsillo de los colombianos, los funcionarios del Gobierno que trabajan por la paz reciben financiamiento internacional. Pueden verse las cifras de sus abultados salarios”, aseguró Antonio García, jefe máximo de esa guerrilla, al referirse al secuestro del papá de Luis Díaz.
“Las Fuerzas Armadas del Estado se financian del presupuesto nacional y también de apoyos internacionales. ¿El ELN de dónde se va a financiar? Lo hemos planteado en la Mesa y la comunidad internacional lo sabe”, agregó.
Desde el pasado jueves, en que el alto comisionado para la Paz confirmó que el ELN tenía al papá de Luis Díaz, la mesa de negociaciones con ese grupo tambalea. En otros gobiernos, el proceso ya se habría roto, pero en esta oportunidad, la delegación aseguró que enviarían el caso a un mecanismo de monitoreo.
Si un crimen de estas dimensiones no se entiende como un rompimiento al cese al fuego, no se entiende difícilmente qué podría serlo. “No es claro es qué sigue en este proceso, supuestamente, el más avanzado de todos los grupos con los que se está negociando la tal ‘paz total’, varada totalmente con el Clan del Golfo y violada repetidas veces por el Estado Mayor de las Farc de Iván Mordisco”, dijo la periodista María Isabel Rueda en su programa diario para SEMANA.
“La principal duda es si se está negociando con una organización que tiene mando jerárquico y con la que, por lo tanto, se pueden hacer compromisos y acuerdos que tienen que cumplirse en todos sus frentes, o si, a pesar del control, dizque federal que las jerarquías elenas ejercen sobre sus frentes, se puede contar con una vocería unánime al final del día por parte de su comando central”, agregó.
La periodista Salud Hernández-Mora, quien fue la primera en decir que al papá de Luis Díaz lo tenía el ELN, fue más allá y aseguró que Gustavo Petro tenía que tener esa información desde antes que se hiciera pública. “Estoy convencida de que el Gobierno lo sabía desde el principio, pero como están negociando, no le interesa llamar la atención en el ELN. Tampoco creo, como dijo la delegación, que ellos no supieran. Si yo que no estoy con los del ELN, que no conozco tanto a esa guerrilla como Otty Patiño e Iván Cepeda, lo sabía... ¿ellos no iban a saberlo? Por supuesto que ellos lo sabían”.
En todo caso, nada que devuelven al papá de Luis Díaz. La Comisión Humanitaria ni siquiera ha recibido alguna instrucción, pese a que desde el jueves el ELN anunció que lo pondría en libertad.
Mientras el mundo ve perplejo como una guerrilla secuestra al padre de una de sus estrellas más queridas, en Plateado Cauca las imágenes de una asonada dejan claro del descontrol total que tiene el Estado en algunas zonas del país. A ese municipio llegaron 3.500 personas a crear una asonada para sacar a la fuerza pública.
Sin ningún contrapeso, secuestraron a los soldados y los mantuvieron 24 horas privados de su libertad. El mayor Andrés Mahecha, comandante de la Agrupación Fuerzas Especiales Urbanas, le explicó a la comisión que atendió su liberación cómo se desarrollaron los hechos que terminaron con el secuestro de la numerosa tropa.
“Quiero hacer una denuncia pública antes todos ustedes señores colombianos: todo lo que sucedió en El Plateado en el día de ayer fue un secuestro para con nosotros, que nos encontrábamos desarrollando labores de desminado, ya que en este casco urbano hay cualquier cantidad de minas”, dijo el mayor sin titubeos.
Según el oficial, la columna Carlos Patiño de las disidencias de las Farc al mando de Iván Mordisco, se encargaron de “instrumentalizar a la gente” para atacarlos y llevárselos en diferentes vehículos rumbo al municipio de San Juan.
El mayor fue claro en que se trató de un acto criminal planeado y ejecutado por esas disidencias. “La Carlos Patiño instrumentalizó la gente, se nos vino en asonada, y nos sacaron secuestrados a unos, y a otros tocó sacarlos para que no los secuestraran; a ellos, yo me quede ahí evacuándolos porque o si no los secuestraban”, dijo el oficial. Agregó que esas miles de personas no pertenecían a ese corregimiento del Cauca, y que se trataba de pobladores de municipios aledaños que fueron amenazados para que protagonizaran la asonada. “Ellos mismos le manifestaban a uno que les tocaba ir porque les iban a quemar las casas”, detalló.
También, el mismo fin de semana, las disidencias de Iván Mordisco anunciaron de manera sorpresiva que rompían con el Gobierno y suspendían los diálogos de paz. Agregaron que el proceso está en riesgo de “romperse” de manera “definitiva”.
“Enviamos cordial y fraterno saludo al pueblo colombiano, así mismo, felicitamos la masiva participación en los comicios electorales de este domingo 29 de octubre del año 2023, no sin lamentar los resultados que arrojó la jornada electoral que demuestra el poder que mantienen las mafias, clanes y demás aparatos electorales en Colombia”, dice el documento.
“Informamos que los diálogos adelantados en el marco de la política de ‘paz total’ con Justicia Social y Ambiental del Gobierno Petro como representantes del Estado y nuestra organización revolucionaria Farc-EP, la situación que atraviesa la Mesa Nacional del Acuerdo de Paz con Justicia Social y Ambiental, está en peligro que se genere un rompimiento de manera definitiva”, advirtieron.
Todo esto se suma a la queja de los militares y sectores conocedores de la seguridad del país de que la fuerza pública está paralizada.
El exvicepresidente Germán Vargas Lleras lo dijo hace poco: “La percepción es que estamos regresando a la situación que vivió el país en el 2001, pero con una diferencia: la fuerza pública está paralizada, no actúa, ha perdido toda iniciativa y, por supuesto, no responde al llamado de la ciudadanía”.
“Desde el año pasado estos tres grupos armados, divididos en 13 estructuras, entre frentes, columnas móviles y compañías, se disputan a sangre y fuego el control del territorio. Su accionar criminal está ligado directamente con las economías ilegales, particularmente con los cultivos de uso ilícito y la minería ilegal en más de 240 lugares. El departamento de Nariño es el primero en producción de coca, con cerca de 60.000 hectáreas, siendo Tumaco el principal enclave, con más de 20.000″, detalló.
El expresidente Iván Duque lo ha advertido también varias veces. “Cese al fuego para paralizar la fuerza pública es un agravio al país y un triunfo del crimen. Definitivamente al cinismo de estos terroristas se debe responder con la fuerza del Estado y la justicia”, escribió hace poco.
Hace meses, Roy Barreras, quien acompañó al presidente en su campaña y fue senador por su partido, advirtió lo que ha pasado. De acuerdo con el entonces presidente del Congreso, el Gobierno nacional debe retomar el control en territorio para que la ‘paz total’ sea posible. Recalcó que para lograr la paz se necesita “el puño firme” de la fuerza legítima del Estado. De esta forma, argumentó que implicaría “una política de seguridad que debe controlar el territorio”.
“Hay unas Fuerzas Militares paralizadas, que malinterpretan la buena intención, y dicen: no persigo ni capturo a nadie, a los peores criminales. Fuera de eso, hay intermediarios en las cárceles diciendo, por ejemplo, que el señor Douglas, de la Oficina de Envigado, y no sé quién más salgan de la cárcel a cambio de un papelito de gestores de paz. Es decir, a los que no hemos capturado no los perseguimos y a los que están presos los vamos a soltar, con las fuerzas policiales paralizadas. Esa combinación es imposible. Si no se tiene mano firme, no hay paz posible”, manifestó en su momento.
Hoy son pocos los que creen que la ‘paz total’ de Petro todavía esté viva.