Las imágenes de robos de hombres en moto, raponazos, asaltos en establecimientos públicos, así como en restaurantes, de a poco han pasado de ser un escenario que escandalizaría a cualquier comunidad, a circunstancias casi normales por la frecuencia en que ocurren. Basta dar un repaso por los principales portales digitales de medios nacionales y regionales para ver destacada una noticia de ese tipo.

Ocurre en Medellín, Cali, Santa Marta, Barranquilla, Bucaramanga y un sinnúmero de ciudades –eso sin mencionar Bogotá, que es un caso aparte–, el hurto está disparado en las principales regiones de Colombia y las autoridades parecen no dar abasto.

Las cifras entregadas por la Policía Nacional sitúan un crecimiento de reportes en todas las regiones de Colombia durante 2021 (con corte al primero de octubre) en comparación con 2020. En un barrido rápido, en Antioquia hubo un aumento del 62 por ciento; Chocó, 61 por ciento; Risaralda, 60 por ciento; Tolima, 52 por ciento; Cundinamarca, 46 por ciento; Valle, 31 por ciento, y Atlántico, 36 por ciento.

En cuanto a ciudades –sin contar Bogotá, donde el crecimiento es del 25 por ciento– Cali presenta un aumento de alrededor del 35 por ciento; Medellín, del 28 por ciento; Bucaramanga, 30 por ciento; Cartagena, 24 por ciento; y Barranquilla, del 10 por ciento. Y aunque las dinámicas violentas parecen homogéneas, SEMANA encontró particularidades propias de algunas regiones.

Cali

La principal queja de los caleños corre por cuenta de los atracos de los denominados ‘motoladrones’, que son combos de entre tres y cinco motociclistas que abordan a sus víctimas en vía pública, establecimientos comerciales o en la espera del cambio del semáforo. Parecen no tener límites.

En el reciente mes, la capital del Valle fue protagonista de un cinematográfico intento de robo a una entidad bancaria en el centro de la ciudad, que terminó en una balacera de varias cuadras y un presunto ladrón muerto.

Sin ir más lejos, el miércoles pasado dos jóvenes en moto asaltaron a unas personas que departían en un establecimiento comercial del sur de la ciudad, una de las víctimas –luego de ser despojado de sus pertenencias– desenfundó un arma de fuego y asesinó a los ladrones. Todo quedó grabado en una cámara de seguridad.

Repartidor golpea brutalmente a su asaltante. - Foto: Twitter: @Merlo Real | Foto: Twitter: @Merlo Real

En Cali, según varios expertos en seguridad, hay dinámicas muy marcadas que contribuyen a una sensación de inseguridad generalizada. A las disparadas cifras de hurto, se suma el alto número de homicidios. Según el reporte entregado por la Secretaría de Seguridad, este año –con corte al viernes 15 de octubre– se han registrado 1.006 asesinatos. En este mismo periodo, en 2019, hubo 878 decesos violentos y 847 durante 2020.

“Es importante decir que en menos de diez días, del 24 de septiembre al 4 de octubre, hubo 44 homicidios en Cali. Eso es una matanza urbana. Cali hoy no solo es una ciudad que se estancó, sino que regresó al pasado”, dice el concejal Roberto Ortiz.

La capital del Valle fue el epicentro de las protestas del paro nacional. Por casi dos meses la ciudad estuvo bajo el yugo de los vándalos que destruyeron estaciones del MIO (principal medio de transporte), entidades bancarias, supermercados y bloquearon varios puntos de la ciudad. Las huellas de ese estallido social aún son palpables en la calle.

El secretario de Seguridad de Cali, Carlos Soler, aseguró hace varias semanas que parte de esta ola de homicidios en la ciudad se debe a que estructuras delincuenciales de Buenaventura, como los Chotas y Espartanos, se estarían trasladando a la capital del Valle para cometer ilícitos.

Medellín

El fenómeno violento actual en Medellín es digno de un estudio profundo, dice el experto de seguridad Gustavo Duncan. Por años, asegura, el panorama criminal lo controlaban grandes bandas delincuenciales que impedían el crecimiento del hurto en la ciudad, pero luego de un año de pandemia la situación cambió considerablemente.

“Hay un deterioro y un crecimiento de robos. Hay asaltos que antes no eran frecuentes y ahora sí. En ese grupo están los robos en oficinas o en conjuntos residenciales. Medellín siempre ha operado bajo el control de bandas que ponen orden, pero al parecer la situación a ellos también se les ha salido de las manos”, señala Duncan.

Concurridos sectores como El Poblado han visto de cerca cómo los hurtos han crecido en la ciudad. Una de las imágenes más lamentables de los últimos días fue la de un adolescente de 15 años asesinado en este sector. De acuerdo con la versión oficial, el joven pretendía hurtar las pertenencias de un ciudadano que reaccionó con arma de fuego y le causó la muerte.

Y aunque el tema de hurtos es alarmante, la Alcaldía de Medellín saca pecho con las cifras de homicidio, las cuales presentan una reducción en comparación con los dos años inmediatamente anteriores.

El Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc) confirmó la cifra de 100 días no consecutivos sin homicidios en Medellín durante 2021, tras consolidar los datos de la Policía Metropolitana, la Fiscalía General y Medicina Legal, entidades que miden el comportamiento de este delito en la ciudad.

De acuerdo con el informe, este año se han documentado 311 asesinatos en la capital antioqueña, una notable diferencia frente a igual periodo de 2019, cuando a la misma fecha se habían presentado 495, es decir, una diferencia de -38 por ciento. En el mismo lapso de 2020 (variable excluida por el periodo de confinamiento por covid-19) se reportaron 300 casos. “No es un hecho fortuito. Desde julio se ha quebrado la tendencia de homicidios en Medellín. Vamos a cumplir tres meses consecutivos con reducciones continuas y en octubre ya tenemos -23 por ciento frente a septiembre”, dijo el secretario de Seguridad y Convivencia, José Gerardo Acevedo Ossa.

Bucaramanga

La Policía Metropolitana de Bucaramanga reportó un total de 6.037 denuncias formales de víctimas de robo. En 2020, durante este mismo periodo, ocurrieron 4.746 eventos de este tipo. Las principales denuncias son robo a mano armada, raponazo y cosquilleo. “Hay una particularidad en Bucaramanga y es la presencia de jóvenes tanto víctimas como victimarios. Entre estos últimos hay una alta tasa de desplazados que no encuentran otra alternativa que vincularse a actividades ilegales”, recalca el experto en seguridad Julio Acelas.

Y además agregó que “Bucaramanga es una ciudad que no ha tenido problemas con el homicidio, pero desde 2018 viene creciendo el asesinato de una manera sistemática, con avances de 40 por ciento, producto de confrontaciones entre bandas dedicadas al narcotráfico y microtráfico”.

Barranquilla

La capital del Atlántico vivió días complicados a finales de septiembre y comienzos de octubre por una ola de extorsiones que afectaba principalmente a empresas y conductores de transporte público. En Barranquilla, los indicadores de hurto no son el principal problema, la queja más constante de sus ciudadanos es el cobro de estructuras criminales para poder ejercer algún tipo de actividad comercial. La situación se salió tanto de control que varios gremios transportadores se fueron a paro y presionaron por una rápida acción de la administración distrital.

El alcalde Jaime Pumarejo respondió con la llegada de más de 1.200 policías e investigadores que lograron desmantelar a las bandas los Costeños y Rastrojos, cuyos cabecillas –desde la cárcel– guiaban toda la operación criminal. “Barranquilla, respecto a las grandes ciudades, es la que menos tiene incremento de inseguridad. Hemos tenido un alza del 10 por ciento en los hurtos frente a 2020. (...) Tuvimos un intento de organización de bandas extorsionistas que se denominan los Costeños y Rastrojos, que intentaron con métodos extorsivos atentar contra el gremio de transportadores y tenderos”, le contó a SEMANA el alcalde Pumarejo.

Añadió que de los 13 más buscados por diferentes delitos ya fueron capturados 12. No obstante, y pese a lo señalado por el alcalde, en Barranquilla los hurtos de hombres en motocicleta han sido uno de los pocos lunares a tratar en temas de seguridad.

En redes sociales circulan varios videos de atracos, la mayoría de ellos bajo la lluvia, de asaltantes que intimidan a sus víctimas con armas de fuego, las despojan de sus pertenencias y luego huyen en motos de bajo cilindraje.

Así las cosas, Colombia enfrenta uno de sus periodos más lamentables en términos de inseguridad en las principales ciudades. Todo parece indicar que la pandemia y el reciente paro nacional –donde se perdieron miles de empleos– están pasando factura y propiciando un ambiente de defensa por mano propia para hacerles el quite a quienes quieren apoderarse de lo ajeno.