SEMANA: ¿Qué papel desempeñará de cara a 2022?
Íngrid Betancourt (Í. B.): Hay una coyuntura diferente en Colombia y está sucediendo también en otras partes del mundo: la pandemia ha despertado las conciencias. Sobre todo a raíz de las protestas, la gente ha despertado. Hablando con muchachos de la ‘primera línea’, por ejemplo, justo después de las marchas, cuando les preguntaba qué buscaban, ellos contestaban que ser dueños de su destino, que querían que votaran por ellos, no cargarle los ladrillos a los políticos. Antes la juventud era apolítica y no votaba. Ahora me dicen: “enséñenos a hacer política”. Yo veo un cambio de una gran parte de la población en torno al hecho político. Eso implica reflexionar sobre cuáles son nuestros paradigmas y sobre qué debemos cambiar. Ese es mi punto de partida para tratar de ayudar al país a salir del túnel. Sin embargo, veo que por la misma polarización, por historias de vida diferentes y demás, a veces puede primar la desconfianza. Por ello me encuentro en la dinámica de tender puentes y unir esfuerzos.
SEMANA: ¿Se refiere a la Alianza Verde?
Í. B.: La Alianza Verde es un partido cercano a la línea de Oxígeno Verde. Muchos de mis amigos están allí. Con Angélica Lozano, Antanas Mockus y Antonio Navarro tenemos afinidades, hemos hecho cosas juntos. Hablando con ellos me encuentro con que hay tensiones al interior del Verde que podrían romper la Alianza Verde. Lo que yo más quisiera es que el partido siguiera unido porque la Ola Verde fue un suceso político mayor en Colombia que le dio apertura y acceso a la política a mucha gente, y siento que en esta coyuntura electoral tienen un gran rol. Ahora, sucede que antes de la pandemia me llaman mis amigos del Verde y me dicen que están con la idea de la Coalición de la Esperanza, para unirnos y derrotar a la politiquería y el clientelismo. Allí me encuentro con un grupo de personas que respeto mucho y me entusiasmo con el proyecto.
SEMANA: ¿Quiénes?
Í. B.: Ahí está Sergio Fajardo, por ejemplo. Hace años, cuando estábamos conformando las primeras listas de Oxígeno para Senado, me acuerdo que lo contacté y le propuse que fuera cabeza de lista. Por razones de su vida no aceptó, pero de allí nació una bonita amistad. Con los muchachos Galán somos bien cercanos. Mi mamá fue la primera persona en el Partido Liberal que hizo la transición del partido al Nuevo Liberalismo y acompañó a Luis Carlos Galán hasta que lo matan. En el momento del asesinato mi mamá estaba con él. Ella, de manera fortuita, se salva de la ráfaga que mata a Luis Carlos. A partir de ahí hay una conexión muy fuerte con la familia. Los hijos de Galán se van a Francia, se educan allí como mi hermana y yo. Adicionalmente, hay un hecho que pocos conocen: cuando a mí me secuestran en plena campaña a la Presidencia, mi familia empieza a buscar cómo salvar el proyecto para poder sacarnos de la selva. Le ofrecen a Juan Manuel Galán ser mi fórmula vicepresidencial. Él no acepta porque se iba a estudiar a Estados Unidos (…).
SEMANA: Es decir, ¿usted como candidata presidencial en la selva y Juan Manuel como vicepresidente libre?
Í. B.: Sí, yo estaba secuestrada cuando le hacen la propuesta a Juan Manuel. Fueron mi mamá y mi hermana Astrid quienes le proponen. Era una iniciativa un poco kamikaze, pues yo estaba en poder de las FARC y para seguir hasta el final, se necesitaba por ley inscribir a una formula a la Vicepresidencia.
SEMANA: Por lo que me dice, ¿estará apoyando o en la cancha de la Coalición de la Esperanza?
Í. B.: Sí, eso está claro. Me parece que la Coalición de la Esperanza es un espacio novedoso para el ejercicio democrático en Colombia. Ahora, creo que la Coalición se tiene que ampliar, ese es el sitio natural de personas como Alejandro Gaviria. Él debería llegar allí, por su talante académico, por la capacidad que tiene para formular políticas, pero debe llegar libre de apoyos clientelistas. Si él entra en una opción de maquinarias, creo que quedará succionado por ellas, desdibujado.
SEMANA: Pero analistas coinciden en que Alejandro Gaviria sin el Partido Liberal y sin maquinarias es menos fuerte de lo que parece.
Í. B.: Sí, pero a veces los analistas se equivocan. Uno puede hacer política a la defensiva u optar por pasar a la ofensiva. Ir con el Partido Liberal es ir en coche, estar resguardado, a la defensiva, pero también amarrado. Hoy el Partido Liberal es un coche con un pequeño motor, porque el liberalismo de hoy no es el grandioso Partido Liberal de los años 30, y se reduce a sus maquinarias. Los liberales de corazón no están allí, no están todos casados con las maquinarias, pues la mayoría son liberales de opinión y están en contra de esas practicas clientelistas. Por eso, en su momento me salí del Partido Liberal, también lo hicieron Humberto de la Calle, los hermanos Galán, Juan Fernando Cristo. Desafortunadamente en el Partido Liberal ya no se ve un proyecto democrático, sino más bien un negocio. Por eso, para Alejandro Gaviria, pasar a la ofensiva es tomar el riesgo de apostarle al voto de opinión y crecerse convocando el entusiasmo de los colombianos, incluidos los liberales de opinión, por una transformación profunda y serena del país.
SEMANA: ¿Usted jugará como candidata en 2022?
Í. B.: Eso me lo pregunta la gente. Yo lo que valoro de la Coalición de la Esperanza es que es un proyecto de personas que han aceptado apoyarse mutuamente con el riesgo de no ser elegidas. Hay un cambio en la forma de hacer política, porque no hay personalismos, no es un proyecto de caudillos. Adicionalmente, no hay la dimensión guerrerista, o de destrucción, que siento en la alternativa de Gustavo Petro. A pesar de ser un amigo, veo en el proyecto de Petro cosas con las cuales no me siento cómoda, una visión algo punitiva del poder, como de pasar cuentas de cobro. Colombia ya ha empezado a transitar el camino de la paz, tenemos que abrirnos al futuro y mirar hacia adelante, no con espejo retrovisor.
SEMANA: Pero no me está confirmando ni descartando una candidatura suya...
Í. B.: No me parece relevante.
SEMANA: Pero para el país sí podría resultar relevante, usted es una mujer con un gran perfil.
Í. B.: Sirvo como lo estoy haciendo ahora, me siento cómoda en hacer lo que hago: poder hablar con los unos y con los otros para tratar de fortalecer la Coalición de la Esperanza. Como dije, a mí me parece muy importante que Alejandro Gaviria entre a la Coalición de la Esperanza, yo sé que para él es muy difícil, humana y políticamente muy difícil. Obviamente, en la Coalición han sido muy claros, y yo los acompaño y los apoyo cuando dicen que es un proyecto anticlientelista. Mal haríamos en buscar apoyo en maquinarias cuando lo que precisamente tratamos de hacer es una política que se libere de esas conductas transaccionales en las elecciones.
SEMANA: ¿Sería cabeza de una lista al Senado?
Í. B.: Lo que la Coalición de la Esperanza va a necesitar es un Congreso que asegure su gobernabilidad. Esto se hará con personas que lleguen elegidas el 23 de marzo y que puedan cambiar la manera como se relaciona el Congreso con el Ejecutivo. No daré nombres, pero estoy pensando en personas que me gustaría ver encabezando la lista única de la Coalición, personas que puedan asegurar la disciplina necesaria para que la Coalición pueda gobernar con éxito.
SEMANA: Pero no lo descarta...
Í. B.: Yo sé qué es lo que quiere preguntarme, pero quisiera llevarlo de una manera mockusiana a pensar de otra manera: ¿dónde puede ser más útil una persona ? No siempre se es más útil en un puesto visible de liderazgo.
SEMANA: Si no va a ser candidata, ¿a quién apoyará de la Coalición de la Esperanza? ¿Galán, Fajardo o Gaviria?
Í. B.: A todos, porque cualquiera de ellos es excelente. Eso es una suerte para Colombia. Están todos rodeados por los otros, listos a trabajar en equipo…
SEMANA: ¿Qué pasará con Verde Oxígeno? Me dicen que está a la expectativa de la Corte para revivir la colectividad.
Í. B.: Sí, al principio estaba un poco sorprendida porque me preguntaban mucho qué pasaría con Oxígeno. Se me ha acercado mucha gente, de muchos destinos políticos, que ven importante tener a Oxígeno como otra opción en el espacio democrático. Algunos piensan que puede que ese espacio se restrinja, que puede que no se pueda jugar en este espacio político con lo que existe y que se vean obligados a pensar en otro tipo de dinámicas para acercarse a las elecciones. Si Oxígeno sirve para unir voluntades, entonces vale la pena hacer el esfuerzo de revivirlo.
SEMANA: ¿Está muy complicada la situación de la Alianza Verde?
Í. B.: Muy compleja. Mire, ha sido un dolor de cabeza. Ellos tienen tres opciones para resolver la situación de confrontación: dejar en libertad a sus miembros, opción que prefiere Carlos Ramón González; la escisión que propone Angélica Lozano y la unión que prefieren Antanas Mockus y Antonio Navarro. Si es la opción de la libertad, matan el partido porque habrá Verdes con Peñalosa, con ‘Fico’, con Alejandro Gaviria, con Petro; es decir, que el Verde pierde su identidad. Y un partido sin identidad se convierte en un garaje de avales y pierde la posibilidad de presentar candidato presidencial. La opción de la escisión es complicada porque están cortos de tiempo y han dejado que esto se vuelva una confrontación personal entre algunos, pero tiene una ventaja: los dos grupos que se escindan pueden presentar candidato a la Presidencia, uno que vaya a una consulta con Petro, por ejemplo, y otro del Verde en la Coalición de la Esperanza. Si ellos logran ponerse de acuerdo en ese divorcio, puede ser una opción, pero no es la mejor. El partido pierde lo que ha construido durante varios años. ¿Para dónde cogen Antanas Mockus y Antonio Navarro? Es triste ver que ese esfuerzo colectivo pueda terminar desmembrándose. Estoy de acuerdo con Antanas y Antonio de que lo ideal es mantener la unión, es decir, mantener el acuerdo de consenso de marzo de este año, que buscaba que el Verde fuera protagonista en la Coalición de la Esperanza. Eso salvaría al partido, dándole visibilidad presidencial en el bloque de los alternativos y fortaleciendo las aspiraciones al Congreso.
SEMANA: ¿Si se escinde el Verde, su partido Verde Oxígeno podría ser la opción, la sombrilla que los cobijaría?
Í. B.: Ellos podrían escindirse y podrían llamarse de otra manera, por ejemplo: partido de la vida, o partido ecológico, etc., cualquier otra denominación, pero lo que sí es claro es que si hay una escisión y Oxígeno recobra su personería jurídica, es probable que haya acercamientos. No sabe uno hasta qué punto, de qué manera o cuáles serian los actores… todas son opciones posibles.
SEMANA: Por cierto, ¿cómo ve la campaña de Gustavo Petro?
Í. B.: Yo veo que la campaña de Petro se está desdibujando. Yo siempre he visto en Gustavo a un estadista y hay muchos colombianos que lo apoyan porque ven en él fuerza y determinación. Pero no puedo seguirlo cuando él abre las puertas de su proyecto a personas que representan lo que él dice combatir. Al árbol lo conoceréis por sus frutos: uno tiene que tener coherencia en todo, entre lo que uno dice y lo que uno hace. Pienso que el proyecto de Gustavo está perdiendo su coherencia, y la gente esta extrañada.
SEMANA: Pero Petro recientemente dijo: “Íngrid Betancourt volverá a votar por mí”…
Í. B.: Algunas veces en política se piensa no sobre la realidad, sino con el deseo. Eso no es necesariamente bueno. La razón por la cual no estoy con Petro es porque el Petro de 2021 no es el mismo de 2018. Hay en su discurso un talante marcadamente revanchista que no comparto. No quiero eso para Colombia, no quiero un cambio destruyendo lo que ya hay, porque lo que hemos logrado, lo hemos construido con mucho esfuerzo. Quiero que seamos capaces de construir sobre lo que existe. Por eso la propuesta política de Petro me parece algo traumática para Colombia. Adicionalmente, la gente que está llegando allá no me inspira confianza. Me parece que si uno está diciendo que uno quiere acabar con la corrupción y llegan personas ligadas a hechos de corrupción, entonces no hay ningún cambio real, es lo mismo de siempre.
SEMANA: Por último, ¿estará más en Colombia de cara a 2022?
Í. B.: Sí. Quisiera poder acompañar el proyecto de la Coalición de la Esperanza de cerca.