Luego de un consejo de seguridad liderado por la alcaldesa encargada de Bogotá, Edna Bonilla, además del secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto y del comandante de la Policía Metropolitana, general Carlos Fernando Triana, la administración distrital reveló más detalles de la situación que viven los indígenas que protagonizaron desmanes en el centro de la capital del país.
Según lo explicó la alcaldesa (e) Bonilla, en mayo de este año se logró un acuerdo con las comunidades indígenas asentadas en el Parque Nacional para que un total de 1.098 personas salieran de este escenario y fueran reubicados en otros lugares mientras se garantizaba su regreso a sus resguardos en Chocó y Risaralda.
De esta manera, el 7 de mayo se efectuó un traslado voluntario de 94 personas a la sede Bakatá y posteriormente, el 11 de ese mes, hubo otro traslado voluntario de 1.006 personas a la UPI La Rioja, tras una decisión tomada por el Ministerio Público y la comunidad indígena.
No obstante, la alcaldesa encargada señaló que el paso por La Rioja era transitorio, por 25 días, para la planeación del retorno a Risaralda y Chocó, tiempo que pidió el Gobierno nacional, pero los tiempos no se cumplieron y los indígenas ya completaron cinco meses en las instalaciones que anteriormente eran administradas por el Idipron, para atender a exhabitantes de calle.
Bonilla afirmó que durante los dos años que Bogotá ha recibido a integrantes de la comunidad embera, la administración ha invertido más de $ 9.000 millones para garantizarles albergues, atención humanitaria, servicios de salud, educación y alimentación.
A raíz de toda la problemática que se ha vivido con los indígenas en Bogotá, en este momento avanza una reunión entre el Distrito y el Gobierno Nacional, cuyo objetivo es el retorno pacífico y voluntario de la comunidad embera a su territorio.
La finalidad de esta reunión es llegar a los siguientes acuerdos:
● Poner en marcha de inmediato el plan retorno y de reubicación de la población embera.
● Se instalará un Puesto de Mando Unificado conjunto.
● Se complementarán las acciones de emergencia que se han venido adelantando.
● Explorar con la SAE otro inmueble para habilitarlo temporalmente como albergue con el fin de resolver el problema de hacinamiento de La Rioja.
Balance de la batalla campal
El consejo de seguridad adelantado este jueves se dio horas después de la batalla campal que protagonizaron los indígenas embera en el centro de Bogotá después de que se tomaron el antiguo Edificio Avianca en el Parque Santander, reteniendo a más de 1.000 personas en contra de su voluntad.
Luego de cumplido todas las fases del protocolo, uniformados de la Policía Nacional se vieron en la obligación de intervenir para permitir la libre movilización de las personas que estaban siendo retenidas y ahí fue cuando iniciaron los enfrentamientos.
Según el balance entregado por la Alcaldía de Bogotá, en total fueron 23 las personas que resultaron heridas en medio de los actos vandálicos: 7 gestores de la red de Diálogo y Convivencia de las Secretarías de Gobierno y Seguridad, 11 policías y cinco civiles.
Así mismo, al momento se reportan dos personas capturadas en flagrancia que están siendo judicializadas.
Días antes, SEMANA había revelado las insólitas condiciones en las que viven los indígenas embera en La Rioja:
Infierno en La Rioja: el lugar que indígenas convirtieron en un antro en Bogotá y al que nadie más puede entrar; hay riñas, consumo de licor y drogas y denuncias de abuso sexual
La pesadilla que sufrieron los vecinos del Parque Nacional de Bogotá durante nueve meses, cuando más de 1.000 indígenas de las etnias embera chamí y embera katío se apoderaron de esa zona ante la mirada atónita de las autoridades, se trasladó a otro punto. Concretamente, a La Rioja, en pleno centro de la capital del país, un sitio que solía albergar a exhabitantes de calle. Desde mayo, el lugar se volvió un verdadero infierno: hay denuncias por riñas, violencia intrafamiliar, agresiones y actos sexuales abusivos. Esta alarmante realidad no había sido divulgada por la alcaldía de Claudia López.
En un sitio que se supone que es ahora un “territorio ancestral” abundan el consumo de bebidas alcohólicas y de sustancias psicoactivas. Además, hay insalubridad, propagación de enfermedades como la tuberculosis, se habla de muerte de menores, de falta de suministro de agua y de un alto hacinamiento.
Si bien es cierto que los indígenas denuncian falta de condiciones para vivir en La Rioja y el incumplimiento de los acuerdos pactados con la Alcaldía, es imposible tapar con un dedo las denuncias de los graves hechos que vienen ocurriendo allí y donde los principales involucrados son justamente los miembros de esa comunidad.
Violencia a flor de piel
SEMANA estableció que en junio, en un Puesto de Mando Unificado (PMU), se puso en conocimiento de las secretarías de Gobierno, Seguridad, Integración Social, Salud, además de la Personería, una grave denuncia de agresión y acto sexual abusivo de los indígenas en contra del personal de convivencia y diálogo de la Alcaldía.
“La problemática es bastante grave. El machismo en esta comunidad es alarmante, incluso han intentado agredir en varias ocasiones a las mujeres gestoras de convivencia”, le dijo una fuente a SEMANA.
La Personería confirmó que conoció el caso y lo trasladó a las autoridades competentes. Esta cruda realidad ha llevado a varios de los funcionarios que visitan La Rioja a no querer hacer su trabajo o a renunciar a sus cargos.
Pero el maltrato no es solo hacia los trabajadores del Distrito. Este medio conoció que han sido varias las denuncias que han hecho las mujeres embera chamí y embera katío por graves casos de violencia intrafamiliar. “Si intentan agredir a los funcionarios del Distrito, ¿qué se puede esperar con las mujeres de esta comunidad?”, reseñó otra fuente que conoce a fondo este problema.
Las denuncias son recurrentes. SEMANA conoció que hace unos días, en una riña, una indígena fue herida en su brazo derecho con un arma cortopunzante y varios hombres fueron trasladados de urgencia a hospitales de esta zona, en la avenida Caracas con calle Cuarta.
La Personería reconoce que en La Rioja y en sus alrededores “se han presentado riñas por consumo de bebidas alcohólicas y consumo de drogas”. Además, según la entidad, “se observa poca responsabilidad de los padres, en algunas ocasiones, por situaciones como estado de embriaguez que no les permiten atender sus deberes y responsabilidades”.
Irónicamente, esto sucede a pesar de que el secretario de Gobierno, Felipe Jiménez, y el secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, ordenaron contar con el acompañamiento de la Policía para no permitir el ingreso de bebidas alcohólicas ni sustancias psicoactivas.
Aunque en la entrada hay uniformados de la Policía, además del vigilante de la seguridad privada, los indígenas entran y salen sin ningún tipo de control. Pero el ingreso de personas ajenas a los indígenas o a los trabajadores de La Rioja está prohibido.
Este medio le preguntó a la Secretaría de Gobierno por lo que está ocurriendo en La Rioja, y se abstuvieron de dar respuestas.
Enfermedades
Según la Personería, la población trasladada a La Rioja vive en condiciones de “hacinamiento y sobrepoblación”. No hay agua potable constante, “lo que favorece escenarios de propagación de enfermedades, e insuficiencia de instalaciones para la atención de las necesidades básicas fisiológicas en condiciones dignas”.
Esta situación, sumada a las costumbres culturales de los indígenas, quienes en varias ocasiones impiden la atención por parte del personal de la Secretaría de Salud, ha llevado a que los niños sean los más afectados, pues han venido presentando cuadros de desnutrición y enfermedades cutáneas, entre otras.
Pruebas en poder de SEMANA indican que varios menores, entre 1 y 4 años, han tenido que ser trasladados a hospitales de Bogotá, como el San Blas, con cuadros de síntomas respiratorios y enfermedades gastrointestinales, producto de las condiciones en las que están viviendo.
De hecho, en junio, dos niños y un adulto presentaron síntomas de tuberculosis y decidieron que debían permanecer con el resto de la comunidad, a pesar de que esta enfermedad es altamente contagiosa y debe tratarse en un hospital.
La Secretaría de Salud aseguró que hasta el momento se han atendido 734 personas y 455 han sido hospitalizadas. Desde que la comunidad estaba asentada en el Parque Nacional y posteriormente fue trasladada a La Rioja, se han presentado nueve muertes, siete son de menores.
Desperdicio de alimentos
Como si fuera poco, en La Rioja también se ha venido presentando un grave problema de insalubridad por la alarmante cantidad de alimentos que se desperdician todos los días en este lugar. Allí, habitualmente, se hospedaban unos 130 jóvenes exhabitantes de calle o en riesgo de habitabilidad en calle, a quienes muy seguramente la comida y las instalaciones para poder dormir y bañarse sí les estarán haciendo mucha falta.
“El desperdicio de comida es aterrador. A ellos no les gusta la carne, la botan a la basura como si nada. Todos los días se botan canecas completas de arroz”, contó una fuente. “Lo más triste es que el dinero para toda esta comida sale de los impuestos de todos nosotros”, añadió.
En el albergue hay una población infantil grande, la cual, según la Personería de Bogotá, tiene altos riesgos de caer en la “mendicidad, la explotación sexual, la trata de personas, el uso y la utilización por parte de estructuras criminales, y la habitabilidad de calle”.
No es un tema menor. Según evidencias en poder de SEMANA, varios niños de la comunidad salen de las instalaciones, pero no regresan y tan solo varios días después son encontrados en diferentes partes de la ciudad.
La Rioja es un infierno. A las autoridades se les salió de control. Pasan los días y no hay medidas.