Con el pasar de las horas comienzan a conocerse poco a poco más detalles de la “fiesta” que se llevó a cabo a finales de septiembre en el pabellón de los extraditables de la cárcel La Picota en Bogotá y que fue revelada en exclusiva por SEMANA.
El procurador delegado de los Derechos Humanos, Javier Sarmiento, y quien fue designado como agente especial del caso reveló que la “fiesta” no arrancó el 24 de septiembre como inicialmente se pensaba, sino que comenzó el 19 y se prolongó hasta el 26 de septiembre, es decir, duró realmente siete días.
Pero no solo eso, dice Sarmiento, lo que hubo fue un desfile de por lo menos 30 artistas, de todos los géneros musicales, durante los siete días de rumba al interior del pabellón de los extraditables.
Según Sarmiento, la fiesta no solo fue en los patios 8 y 9 de los extraditables, sino en todo el establecimiento carcelario.
“Desde ayer iniciamos una investigación disciplinaria al interior de la Picota y estamos recolectando toda la información para proceder, evaluar y determinar qué decisiones vamos a tomar”, dijo Sarmiento.
La indagación del Ministerio Público recolectará todos los registros de ingreso, las minutas y los movimientos de todos y cada uno de los guardias que durante esos días estuvieron a cargo de los diferentes pabellones.
“Lo que nos ha dicho el hoy director encargado de la cárcel es que existía por parte del anterior director el permiso de ingreso de todos los artistas que estuvieron allí. Pero en lo que se refiere a licor, cigarrillos, celulares y otros elementos, estos están totalmente prohibidos”, sostuvo Sarmiento.
El delegado de Derechos Humanos afirmó que lo que se está tratando de establecer es qué funcionarios del Inpec permitieron el ingreso de los elementos prohibidos para iniciar las acciones disciplinarias del caso.
“Hemos pedido el listado de todos los guardias que estaban de turno entre el 19 y el 26 de septiembre. Ellos son objeto de investigaciones”, afirmó el delegado.
Sarmiento se mostró muy preocupado por los constantes escándalos alrededor de las cárceles en el país, en especial en La Picota.
“Es una cuestión cíclica que requiere, sin ninguna duda, de unas decisiones de fondo y de transformación estructural del sistema penitenciario y carcelario”, advirtió el funcionario.
Sarmiento anunció que su despacho escuchará en declaración juramentada a José Vicente Rosado Murgas más conocido como el ‘Mono Zabaleta’, al acordeonero Daniel Maestre Ramos, al mánager Fabio Quiroz, a la cantante vallenata Ana del Castillo y al también cantante el Churo Díaz. Pero también se escuchará a los otros artistas que participaron de las fiestas.
“Hay que establecer quién los contrato, con que objeto, que recursos recibieron. Recordemos que este era un patio de extraditables y dentro de los establecimientos no se debe manejar dinero, salvo el envío que hacen las familias a una cuenta que está regulada por el Inpec”, dijo Sarmiento.
Justamente en las denuncias reveladas por SEMANA se advertía que la Procuraduría tenía en su poder varias investigaciones por hechos diferentes, pero que ocurrieron en la cárcel La Picota y a la fecha no se conocían decisiones. Lo que esperan los funcionarios, que han hecho las denuncias, es que en esta oportunidad tomen las determinaciones urgentes que requiere el centro penitenciario.
En ese orden de ideas, los funcionarios también aseguran que es necesario la intervención de la Fiscalía, pues en su poder hay expedientes completos con las pruebas y las evidencias de hechos de corrupción de funcionarios que se mantienen en sus cargos, incluso después de decisiones importantes como cambiar los directores del penal.
La fiesta fue calificada como una fiesta “traqueta”, con licor, cigarrillos, artistas reconocidos, juegos de azar y apuestas. Hasta en celulares quedó registrada la ruidosa rumba que, curiosamente, ni las directivas del penal ni la guardia escucharon.
Los videos son dicientes: mesas repletas de latas de cerveza importada, whisky servido en vasos plásticos, acordeones, cantantes. Algunos, con algo de prudencia, ponían las botellas de whisky en el piso tratando de disimular lo evidente. En La Picota había prácticamente un bazar que se convirtió en bacanal con la caída de la noche.