El desespero ante una candidatura que no despega –la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA lo ubicó con un 2 por ciento de intención de voto– ha llevado al precandidato presidencial Alejandro Gaviria a acudir a las maquinarias, pues sus potenciales electores, en su mayoría en bibliotecas y universidades, no son suficientes.
Al contrario, Sergio Fajardo, su rival político más cercano, le lleva una delantera porque está en campaña desde hace 20 años, pese a que su intención de voto ha venido cayendo.
Ese afán por aventajar a sus competidores llevó a Gaviria a pactar alianzas electorales con algunos sectores de Cambio Radical y el Partido Liberal, que, según sus cuentas, podrían ayudarlo a remar y no naufragar en la consulta interpartidista.
Gaviria insistió en buscar al Partido Liberal, pese a que en septiembre de 2021, cuando lanzó su aspiración presidencial, ocultaba el respaldo de la casa roja porque quería mostrarse como independiente y alejado de los partidos tradicionales. Ese apoyo vergonzante le generó la apatía de más de un congresista liberal.
César Gaviria, molesto con Alejandro, su pupilo político, habló de traición y tomó distancia de él. Pero Gaviria, el candidato, regresó a donde el jefe del liberalismo, que no hace mucho, en un ataque de furia, le botó el teléfono. Hablaron en su casa hace dos semanas y limaron asperezas, sin que eso le haya servido de mucho.
Los votos liberales detrás de los cuales está Alejandro Gaviria son todo un enigma, porque el expresidente Gaviria está dispuesto a definir el apoyo de una candidatura después del 13 de marzo, y porque el endoso de votos para las presidenciales son una incertidumbre, pues para esa elección los ciudadanos suelen recuperar una mayor libertad a la hora de votar y acatan menos las instrucciones de los jefes.
En todo caso, Alejandro Gaviria ha vuelto a traer a sus filas a más de 20 representantes a la Cámara, pese a que en la Centro Esperanza no comparten esa movida. Los congresistas liberales Juan Carlos Lozada y Juan Fernando Reyes Kuri siempre lo han acompañado. Ahora llegó el representante liberal por Risaralda Diego Patiño Amariles, cuestionado en sus dos gobernaciones por hechos de corrupción que denunció en su momento el columnista Aurelio Suárez.
Pero su tarea buscando apoyos liberales no ha sido exclusiva en el Congreso. Recientemente recibió el apoyo de los concejales de Bogotá Germán García, Luz Marina Gordillo y Darío Fernando Cepeda. En el Senado, el escenario ha sido más difícil para él, pues algunos ya están jugados con Gustavo Petro, Rodolfo Hernández, Federico Gutiérrez y Alejandro Char. Sin embargo, ya tiene el respaldo de Iván Agudelo, del Partido Liberal, y Germán Hoyos, de la U.
Recientemente, Alejandro también se reunió con Germán Vargas Lleras, su compañero de gabinete en el Gobierno Santos, pero este prefiere esperar los resultados del 13 de marzo.
El exgobernador de Cundinamarca Jorge Rey, de Cambio Radical, señalado por volteo de tierras, también apoya públicamente a Alejandro Gaviria. Aunque Rey amasa una importante maquinaria electoral, le ha generado ruido a la imagen del aspirante presidencial. Un video del exalcalde de Yarumal Jaime Areiza pidiendo el apoyo para Alejandro Gaviria y hablando de tamales en medio de una reunión también causó ampolla en la Centro Esperanza.
En La Guajira, Gaviria es respaldado por Rosalinda Aguilar, una destacada líder wayú. En una fotografía del 9 de febrero, ella aparece junto al exgobernador Jorge Pérez, señalado de apropiarse de 26.000 millones destinados a la construcción de megacolegios. Ambos apoyan la campaña de Pedro ‘Pello’ Solano a la Cámara por el Partido Liberal.
Esas alianzas le han acarreado críticas a Gaviria y lo han enfrentado con sus compañeros de coalición, y tienen a la Centro Esperanza de nuevo al borde de volar en pedazos. Además, Gaviria nombró a Rodrigo Lara, duro contradictor de los Galán, como su jefe de debate. Y el jueves Jorge Enrique Robledo, precandidato de la coalición por el partido Dignidad, acusó a Alejandro Gaviria de violar los acuerdos.
“Violó los acuerdos y destruyó la confianza en los que se fundamentó la Coalición Centro Esperanza, con lo que también le dio fin a los compromisos adquiridos”, señaló en una comunicación.
En voz baja, ya se ha hablado de una posible expulsión de Gaviria de la coalición, pero no ocurrirá. Sería un nuevo golpe para el prestigio de la Centro Esperanza. Además, los tarjetones para votar ya están impresos.Serán las urnas el 13 de marzo las que decidirán si el todo vale de Gaviria valió la pena.
Muchos se preguntan hoy en dónde quedó el entonces académico que había prometido hacer política de una forma distinta para cambiar, justamente, las prácticas y vicios que tanta desazón causan entre los colombianos.