Las objeciones de Iván Duque a la JEP estaban prácticamente muertas. Una apabullante votación en contra de ellas en la Cámara de Representantes, 110 votos contra 44 habían dejado moribunda esa pretensión. Las cuentas en el Senado eran optimistas para los defensores de la paz, pero paradójicamente, el comportamiento de seis congresistas de La U, partido que se adjudica haber respaldado el acuerdo con las Farc, le quitó votos clave a la posibilidad de sepultar definitivamente las objeciones. En la noche de este martes, los opositores necesitaban 48 votos para hundirlas, y les quedó faltando uno. Dos senadoras se salieron del recinto intempestivamente. Se trata de Ana María Castañeda de Cambio Radical y Maritza Martínez de la U. Vea en video las explicaciones de la senadora Maritza
La primera es sincelejana, y fue elegida en 2018 con el aval del partido de Vargas Lleras, pero hace parte de la bancada costeña que en la práctica lidera la casa Char. Hace parte de la Comisión VI y de la Comisión que defiende los derechos de la mujer en el Senado. Es esposa del exsenador liberal Mario Fernández, quien aspira a la Alcaldía de Sincelejo, que hoy es tierra política charista. Castañeda fue la única que le faltoneó a Vargas, pues las cámaras de televisión registraron su presencia en el largo debate del lunes y en parte de la discusión del martes. En redes sociales circularon las imágenes de su curul vacía pero con cartera y abrigo puesto; dejó de contestar el teléfono.
Martínez, ha sido desde hace años una de las senadoras clave de La U. Su carrera política la ha desarrollado alrededor de temas minero-energéticos, de especial interés en su departamento, el Meta. El martes a última hora se retiró del recinto del Senado. Lo hizo justo antes de que se abriera el registro de votación. Al igual que Castañeda, algunos congresistas aseguran que sus cosas estaban en su puesto al momento de la votación, pero ni sus asesores daban razón de dónde se metió. A diferencia de Castañeda, lo paradójico es que Martínez había asegurado que votaría en contra de las objeciones. Así lo consideraba también Aurelio Iragorri, director del Partido, quien había dado esa instrucción. Varios congresistas le aseguraron a SEMANA que ella habría sido beneficiada, a última hora, con cuotas burocráticas. En particular, que el Gobierno de Iván Duque había designado como su representante ante el Consejo Directivo de Cormacarena, al ingeniero civil Orlando Barbosa Villalba, adscrito a la casa política de Maritza Martínez.
El Gobierno niega que con ese nombramiento esté dando mermelada. SEMANA se intentó comunicar con la senadora Martínez y trató de contactarla para contrastar la información, sin tener respuesta. Además de Martínez, en La U también se voltearon otros seis senadores. Entre ellos, Berner Zambrano y Miguel Amín Escaf. En el Partido Liberal, donde se esperaban disidencias, la votación fue muy sólida en contra de las objeciones. César Gaviria prácticamente les hizo saber a todos sus senadores que, en caso de apoyar al Gobierno, podrían ser expulsados. Germán Vargas Lleras también estuvo hasta última hora apretando a los suyos. En el caso del Polo Democrático, la Alianza Verde, y la lista de la Decencia, como era de esperarse, hubo unanimidad. Sorprendió el énfasis de Robledo, quien preside el Polo Democrático, en contra de las objeciones. No en vano, él poco solía pronunciarse en temas de paz. Con los seis desertores de La U coge fuerza la posibilidad de que el Gobierno logre las mayorías en el Senado. En este caso, el presidente solo objetó seis de los 159 artículos del proyecto de ley. La lógica indica que de presentarse la contradicción entre Cámara y Senado, solo quedarían archivados los textos objetados. Vea en video las explicaciones del senador José David Name sobre su ausencia en las votacione
No obstante, la Corte Constitucional advirtió, en el reciente auto con el que dio luz verde al trámite de las objeciones en el Congreso, que ante cualquier modificación, adición o supresión, e incluso el archivo total o parcial del articulado, este “deberá ser sometido a control de constitucionalidad previo, automático y único (…) antes de su sanción y promulgación por el presidente de la república”. Es decir que si el proyecto es trastocado de cualquier manera, todos los caminos conducirán a la corte. Hoy podría saberse si La U logra realinear a los congresistas de su partido.