“Con ánimo, mi general”. Así respondió el soldado profesional César Gabriel Romero, con voz templada, desde una cama del Hospital Pablo Tobón Uribe, donde se recupera de las heridas provocadas por un artefacto explosivo, cuando el general Eduardo Zapateiro, comandante del Ejército, le preguntó por su estado de salud.

A veces pareciera que la guerra solo deja frías cifras para guardar en un archivo estadístico, pero la verdad es que detrás de cada número hay seres humanos con sueños y frustraciones, familias llenas de esperanza. Rostros como el del soldado Romero, quien a pesar de haber sufrido heridas en sus brazos y su rostro no ha perdido la templanza de su voz ante el terror que buscan infundir los grupos criminales.

Desde la cama en la que se recupera desde el pasado lunes, cuando la patrulla en la que iba fue víctima de un atentado perpetrado por el Clan del Golfo, en zona rural de Cañas Gordas, Antioquia, el militar recibió de manos del general Zapateiro el ‘Parche de la excelencia operacional 2022′.

“Es un parche que se entrega a los mejores soldados”, le explicó el comandante del Ejército, visiblemente sorprendido por el estado de ánimo del militar.

“Te felicito por todo lo que hiciste, vamos a estar contigo a todo momento, con tu mamá, con tus hermanos, apoyándolos”, le dice Zapateiro al joven soldado.

El soldado Romero permanece por ahora bajo monitoreo médico y a la espera de su evolución y recuperación.

De acuerdo con las autoridades, el hecho, en el que murieron un soldado y un policía, ocurrió cuando un dispositivo policial y militar se encontraban realizando un acompañamiento a la caravana de vehículos particulares y de servicio público, cubriendo la ruta de Medellín - Urabá.

A la altura del sector conocido como el Quiti, jurisdicción del municipio de Cañasgordas, fueron objeto de un ataque con activación de un artefacto explosivo y ráfagas de fusil.

Este atentado contra los policías y militares se presentó en medio de la ola de horror que desató el Clan del Golfo tras la extradición de su máximo jefe, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, y que derivó en un paro armado. Además de las vidas que ha cobrado, hay escasez de alimentos y medicamentos.

Las autoridades indican que el paro armado dejó al menos seis muertos y cerca de 200 carros afectados, la mayoría incinerados.

Los ataques se registraron en once departamentos de Colombia y los más afectados fueron Antioquia y Chocó.

Para recuperar el control de parte del Estado, se desplegó un dispositivo de más de 8.000 uniformados para apoyar la seguridad en las vías y los centros poblados de los municipios en los departamentos de Antioquia, Córdoba, Chocó y parte de Sucre.

La Séptima División del Ejército Nacional ha dispuesto todas sus capacidades terrestres, fluviales y aéreas, junto a la Armada Nacional, la Fuerza Aérea Colombiana, la Policía Nacional y las demás instituciones de seguridad del Estado, para retomar el control y garantizar la seguridad y tranquilidad en el noroccidente del país.

La ofensiva militar permitió la captura de más de 25 presuntos integrantes del Clan del Golfo, señalados de participar en acciones terroristas en contra de la población civil.