MARÍA JIMENA DUZÁN: ¿Cómo hace para aguantarse a Amparo Grisales?JAIRO MARTÍNEZ: Bueno, yo creo que a uno Dios le pone pruebas en la vida y esta vez me está poniendo a prueba mi paciencia. Aunque, te soy sincero, me hubiese gustado que nuestra relación hubiese sido diferente. Yo siempre he sido un tipo conciliador y este es un proceso que me cansa, me estresa y que me deprime. Y yo creo que igual le debe pasar al país. Eso de ver a un par de personajes peleando todo el tiempo debe ser jarto, sobre todo cuando hay tanta violencia que nos rodea. Pero además, yo creo que ese es un programa que se ve en familia y, sobre todo por eso, yo creo que esta pelea hay que pararla. M.J.D.: Y yo que pensé que esas peleas eran libreteadas, fabricadas. J.M.: ¡Para nada! La verdad es que la señora no gusta de mí.   M.J.D.: Y usted tampoco de ella… J.M.: ¡Nooo…., a mí me da lo mismo! No soy persona de rencores. Mira, yo he tratado todas las formas de llevarme bien con ella. Hasta le he comprado su Revertrex, pero no he podido. Y me convertí en una reacción de sus actos. Si ella me trata bien, yo la trato bien. Si me trata mal, pues la trato mal. Generalmente trato de contenerme y de no seguirle el juego, porque te confieso que a veces pienso que es un juego de ella y que mi problema es que no entiendo su personaje. M.J.D.: ¿Y por fuera de cámaras ni se hablan?J.M.: No somos ni amigos. Ella va por su lado y, de ser posible, yo la evito.M.J.D.: Pero, ¿y por qué pelean tanto? Si se puede saber...J.M.: Lo que pasa es que los jurados de Yo me llamo somos de perfiles diferentes. Luz Amparo no solo es la berraca en la técnica de la imitación, sino en la música, porque canta muy bien. Además de que es un ser encantador. Ese es mi ángel en el programa, si te soy sincero. A Amparo la trajeron porque es una actriz y a mí me trajeron porque yo conozco al 70 por ciento de los personajes con los que vamos a trabajar. Soy amigo de casi todos y he trabajado con casi todos. M.J.D.: Me va a matar, pero algo me dice que a Helenita Vargas la conocía más Amparo Grisales que usted. J.M.: Sí, lo acepto. A Helenita Vargas la vine a conocer aquí en Colombia y me pareció una artista fabulosa. Y para conocerla más hablé con su hermana, Merceditas Baquero, y con Yolanda Azut, que me fueron enriqueciendo el personaje. Pero al resto de los personajes los conozco todos: Shakira, Gloria Estefan, Juan Gabriel… M.J.D.: ¿Trabajó con ellos?J.M.: Sí, claro. Es que yo trabajé en Telemundo muchos años y en Sony Music, muchos años también. ¡Y quién no estaba en Sony Music si es la disquera más grande que ha habido! Por ahí pasaron Julio Iglesias, Jennifer López, Marc Anthony, Ricky Martin, Chayanne, Azúcar Moreno, Rey Ruiz, Jerry Rivera y, desde luego, Celia. Con todos ellos trabajé. Pero, según Amparo, todo lo mío es inventado; yo no he trabajado con nadie. El otro día dijo que, a lo mejor, yo sí había trabajado con ellos, pero de mesero sirviéndole los tintos. Y yo le pregunto: ¿Qué tiene de malo ser mesero? ¿Servir tintos? Mira, yo que soy cartagenero puro, estoy trabajando desde que tengo 11 años. M.J.D.: ¿Cómo así que cartagenero puro?J.M.: ¡Pues que soy un corroncho total! Para rebuscarme mi platica trabajaba con mis padres y mis tíos todas las vacaciones. Después, cuando me fui de intercambio a Estados Unidos y estaba estudiando mi carrera de Relaciones Públicas, lavaba carros en Pensacola. Después me mudé a Miami y fui mesero. M.J.D.: ¿Y por qué se pone furioso cuando Amparo recuerda que usted fue mesero, si fue cierto?J.M.: Pues sí... He sido de todo. Lo que no entiendo es qué tiene de malo haber sido hasta mesero. Y le cuento que si hoy día me toca volver a lavar carros y ser mesero, lo vuelvo a hacer. Para mí trabajo es trabajo, mientras sea honrado. M.J.D.: Usted fue elegido congresista por la circunscripción de los colombianos en el exterior en 2002, cuando Álvaro Uribe ganó la presidencia. ¿Cómo le fue de político?J.M.: Sí, yo la estrené. La historia es simpática. Resulta que yo celebro dos veces mi cumpleaños: uno lo hago en Cartagena y el otro, en Miami. El que hago en Miami siempre tiene un motivo colombiano: he hecho temas como el del sombrero vueltiao, Juan Valdez, Betty la Fea, Pedro el Escamoso, en fin. En 2002 no tenía tema. Y un día, almorzando con mi amiga Noemi Sanín, me dijo: "Jairo, ¿por qué no te lanzas a esta circunscripción?". "Tú estás loca -le dije- si a mí me gusta vivir la vida a mi manera y la cuota de ser político es muy alta, y no creo que la quiera pagar". También otra amiga mía de Cartagena, Piedad Zuccardi, me dijo: "Oye, Jairo. Tú te puedes convertir en el primer representante de los colombianos en el exterior y hacer historia". Todo eso lo dejé en el olvido. Pero, como a los 15 días, cuando pensé en cuál podría ser el tema para mi cumpleaños, se me ocurrió que podía ser el lanzamiento de la campaña como representante de los colombianos en el exterior. Pero claro, era una broma, era mamando gallo. M.J.D.: Bueno, le confieso que no es muy diferente de como nacen las verdaderas campañas políticas. Esas también se hacen mamando gallo. J.M.: Pues yo agarré y monté una campaña llena de globos, como en las campañas gringas. Fotos mías por todos lados. Y en Bongos, el sitio de Emilio y Gloria Estefan, de quienes soy muy amigo, decidimos hacer 'mi lanzamiento'. Shakira me hizo campaña, lo mismo que Sofía Vergara, Carlos Vives y Edgar Rentería. Pero, te repito, todo era dentro de la broma. Terminé registrándome a última hora por cuenta de la cónsul de Colombia en Miami, Carmenza Jaramillo. Y la broma se empezó a convertir en verdad. Fui a un debate que hacía Univisión con todos los demás candidatos y, aunque yo no tenía ningún programa, eché un cuento personal sobre cómo creía yo que debía ser el mundo. Y arrasé. En la víspera de las elecciones, le pedí a Dios que no me dejara de último. Yo más que ganar lo que no quería era quedar de último. Para mi sorpresa, quedé de primero. M.J.D.: Es usted conservador, liberal, de La U… J.M.: Pues mire, yo vengo de una familia de políticos cartageneros, pero yo nunca había ejercido la política. A pesar de que en mi familia había conservadores y liberales, yo siempre fui independiente, porque te confieso una cosa: yo en el fondo soy 'jairista'. Yo siempre he tenido mi propia filosofía de vida en lo político y en lo personal. M.J.D.: ¿Y cómo se definiría políticamente?J.M.: Yo diría que soy pastranista, uribista y santista. Yo pienso que lo que estamos viviendo en Colombia es consecuencia de tres buenos presidentes y que Uribe heredó muchas cosas buenas de Pastrana, como el Plan Colombia y Familias en Acción. Uribe hizo para mí una presidencia excelente y lo mismo pienso de Juan Manuel Santos. M.J.D.: ¿Y también le parecieron excelentes las chuzadas que se hicieron desde el DAS en el gobierno de Uribe a magistrados de la Corte, a periodistas y a congresistas de la oposición?J.M.: Mira, hay cosas en la vida que son necesarias, aunque no sé si ese sea el caso de las chuzadas. Tanto que han criticado a Pinochet y gracias a él es que Chile está en las condiciones en que está hoy día. Yo diría que soy un político de derechas, creyente en Dios.   M.J.D.: ¿Y cómo fueron esos cuatro años de congresista?J.M.: Yo llegué al Congreso lleno de sueños, porque pensaba que iba a cambiar el mundo, y me encontré con una muralla china. Tú puedes tener las mejores intenciones en el Congreso, pero puedes durar diez años para que te aprueben los proyectos. Yo lo tomé como si hubiera ido a hacer un máster en Harvard.   M.J.D.: ¿Y no descarta volver a la política después de 'Yo me llamo'?J.M.: No la descarto. La política me encanta, pero detesto la politiquería. Esto último es propio de aquellos que abusan del poder y de su posición. El político es el que trabaja por su comunidad. Yo soy un buen político y me gustaría algún día ser alcalde de Cartagena. También ando montando un proyecto de música para trabajar con las pandillas y tengo un proyecto dirigido a combatir el matoneo; no solo porque lo sufrí de peladito, sino porque laboralmente he vuelto a ser víctima del matoneo con Amparo. Siento la misma sensación de maltrato que cuando yo era niño en el colegio.   M.J.D.: ¿Y no será que esta pelea va a terminar afectando el programa?J.M.: Precisamente por el programa es que yo quiero que se acabe el enfrentamiento. Y eso me preocupa. Ella me puede maltratar todo lo que quiera, pero al programa no quiero que me lo maltrate.