El nombramiento de Danilo Rueda como alto comisionado para la Paz sorprendió y generó enormes críticas. Se trata del hombre que fue protagonista de uno de los episodios más polémicos de la campaña, las visitas con Juan Fernando Petro a la cárcel La Picota. Por meses, se dijo que estas tenían el interés de ofrecerles a los extraditables la controvertida propuesta del “perdón social” de la que había hablado el entonces candidato del Pacto Histórico.
Juan Fernando Petro siempre negó esa versión. Habló que se trataba de un “proceso de humanización en la cárcel”, en una entrevista que le dio a Vicky Dávila en ese entonces. Aseguró que incluso Iván Moreno se había puesto a llorar y El Gordo García, condenado por la masacre de Macayepo, había estado muy compungido.
La Comisión Intereclesial, en la que Rueda trabajaba como defensor de derechos humanos, emitió en su momento un comunicado. “En la visita se desarrollaron dos espacios privados, uno con el señor Iván Moreno y otro con Álvaro García, por petición de ellos. Ambos tiempos cortos e interrumpidos, pues luego ambos defensores fueron llamados a un registro en otro patio, teniendo que trasladarse al ERE2″, aseguró la entidad.
Por eso llamó la atención su llegada a dirigir uno de los encargos más difíciles del Gobierno. “Danilo Rueda, actual director de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, será nuestro comisionado para la Paz. Una potencia mundial para la Vida significa construir la paz”, escribió Petro para anunciar el nombramiento.
En medio de ese escándalo, comenzó a rotar una fotografía en redes sociales. En esta se veía la portada de un libro de Fidel Castro, La Victoria Estratégica, con una dedicatoria especial. “Para Danilo Rueda, fraternalmente, Fidel Castro”, dice el mensaje firmado el 12 de agosto de 2010.
Rueda lo había compartido en sus propias cuentas. “Una memoria de nuestros dos encuentros, humanista, sabio e inspirador, Fidel pasará a la historia y al corazón de millones”, aseguró sobre el encuentro aprovechando el fallecimiento del exmandatario de ese país en 2016.
La historia de ese libro, y el viaje a Cuba en el cual el nuevo comisionado de Paz conoció al líder de la revolución cubana, es interesante. El libro que le regalaron a Rueda es la primera parte de una obra de dos tomos, el segundo es La contraofensiva estratégica, en los que Castro narra en primera persona cómo logró a través de las armas tomarse el poder en ese país.
Detalla a forma de diario lo sucedido desde 1958 cuando el ejército rebelde que lideraba en ese entonces Castro, con la ayuda de otros revolucionarios, logró tomarse Santiago de Cuba el primero de enero de 1959.
Además, recoge testimonios que le ayudan con su relato en el que se detallan cartas, partes militares transcritos por la radio de los revolucionarios, Radio Rebelde, y hasta mensajes que se intercambiaban los mismos guerrilleros. Claramente se exalta esa labor y la lucha que tuvieron esas guerrillas comandadas por Castro y que dio inicio a la Revolución en Cuba, con la que comenzó la era socialista que aún persiste.
Asimismo, se critica fuertemente el gobierno del militar Fulgencio Batista, que fue derrocado por Castro y la guerrilla que comandaba. Narra todo lo que vivieron Castro y sus tropas desde Sierra Maestra hasta Santiago de Cuba.
En medio de ese relato, Castro habla de otras figuras de esa revolución cubana como Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez o Ernesto ‘El Che’ Guevara.
También cuenta cómo fueron expandiendo poco a poco su dictadura por todo el país hasta lograr tener todo el control de la isla durante varias décadas.
El texto está ilustrado con múltiples fotografías y documentos que evidencian todo lo narrado por Castro en primera persona. Se considera un texto primordial para quienes destacan esa ideología de izquierda y socialista y defienden lo hecho por Castro en Cuba, a pesar de que muchos otros países, sectores y líderes consideren que se ha tratado de una dictadura que sumió al país en una profunda crisis, y que es un modelo que se ha querido replicar en Latinoamérica.
Rueda fue a ese viaje en medio de un trabajo que hizo con Piedad Córdoba cuando él era asesor de la exsenadora.