Jacqueline Ordóñez era auxiliar de enfermería y falleció en una clínica de Cali siete días después del nacimiento de su hijo, Jean Carlos. No logró verlo, mucho menos cargarlo, ni abrazarlo, ni besarlo, ni cantarle las canciones que preparó con una ilusión ciega durante los años en que los conceptos médicos le decían que un embarazo era prácticamente imposible. Siempre creyó que podría y lo logró a sus 38 años, pero semanas antes del parto el covid-19 la derrumbó.

Resistió en casa los primeros días, pero ante el deterioro en su salud y un bebé a punto de nacer, acudió a la clínica Occidente. La internaron. Ella, que por muchos años fue parte del personal de salud, sabía el procedimiento de memoria; por eso, contactó vía WhatsApp a su mejor amiga Yamileth Gutiérrez: “¿Puedes cuidar al niño unos días?”, le dijo.

Hablaron por última vez el 2 de septiembre, una noche antes de la cesárea de urgencia. “Mañana nace Jean Carlos, te lo encargo”, escribió Jacqueline. El bebé nació el 3 de septiembre de 2020 y su mamá murió el 10 del mismo mes y año. Sus miradas nunca se cruzaron. Jacqueline falleció para dar vida.

Yamileth recibió al niño una semana después, justo dos días luego de acoger también las cenizas de su amiga de infancia. “Yo lo único que hice fue abrazarlo, darle un besito y decirle que voy a estar ahí hasta cuando Dios me lo permita”.

Así ha sido desde entonces, dos años y cuatro meses juntos. Jean Carlos ya deletrea algunas palabras y la llama “mamá”. No se han separado nunca. “El papá del niño viene todos los días a verlo (...) y cuando tengo oportunidad, lo llevo a Popayán para que sus abuelos maternos lo vean”. Yamileth vive en el barrio Alameda con su esposo, su hija de 22 años, dos sobrinas de 13 y 9 años, hijas de una de sus hermanas que falleció hace 8 años, y Jean Carlos. “Yo tengo cuatro hijos”, dice sin titubear.

Jean Carlos es un milagro de vida y Yamileth es su ángel de la guarda. “Cuando duerme le digo que va a ser un hombre exitoso y Dios permita que fuera médico, que hiciera lo que a su mamá le gustaba”, señala.

Imagen de la fundación Médicos Unidos.

El otro ángel

La médica radióloga y presidenta de la Fundación Médicos Amigos, María Francisca Rodríguez, se enteró de la muerte de Jacqueline un par de semanas después. Con algunos colegas logró contactar al papá de Jean Carlos y puso a disposición toda una red de apoyo para tratar de solventar la carga por la pérdida de un familiar.

La fundación nació en los meses críticos de la pandemia con el fin de enviar apoyo a misiones médicas en sitios apartados de Colombia, pero al pasar de los meses, su misión cambió por las frecuentes muertes del personal de salud.

Lo primero que hicieron fue empezar el conteo de las muertes, identificar a los familiares, brindar apoyo psicosocial y una especie de padrinazgo con recursos económicos para huérfanos y un banco de leche para recién nacidos.

Jean Carlos fue uno de los beneficiarios. “La doctora nos ha aportado muchísimo con el banco de leche, nos envía leche con mucha frecuencia, medicamentos y otras cosas para la manutención del niño. En diciembre también le envía ropa”, cuenta Yamileth.

La Fundación Médicos Unidos recibe donaciones para continuar con su apoyo a niños huérfanos. Si usted desea apoyarlos, puede comunicarse al número 3102864304.

En total, la fundación ha beneficiado a 82 huérfanos y actualmente atiende a 60 hijos de camilleros, auxiliares de enfermería y otras tantas personas vinculadas al sector salud que fallecieron sin alcanzar una pensión digna. “Lo que hacemos es que gestionamos recursos, tocamos puertas. Aquí hay médicos que les están pagando la educación y manutención a muchos de estos niños”, dice la doctora Francisca.

Su rol va mucho más allá: ella es la encargada de comunicarse con las familias a lo largo y ancho del país para confirmar que llegaron los recursos, que, en medio de la tragedia, todo sigue marchando. Tiene dos hijos, pero la realidad es que actúa como si tuviera 60.

Los casos como el de Jean Carlos fueron una constante durante la crisis por la pandemia: niños que sin nacer ya lo habían perdido todo. “Tenemos el caso de un bebé en Atlántico que nació prematuro y murieron sus dos papás, así como sus abuelos”, reseña la doctora.

Todos los recursos de la fundación son gestionados por el personal médico y por terceros que al ver el arduo trabajo social se suman con aportes económicos.

En la Fundación Médicos Unidos ayudan a los huérfanos que dejó la pandemia de covid-19 en el país. | Foto: Getty Images / andresr

El milagro

Jacqueline fue una de las 468 personas del sector salud que fallecieron por covid-19 en Colombia, según el registro de la fundación Médicos Unidos. 468 historias de quienes arriesgaron su vida para hacerle frente a la pandemia más agresiva del último siglo.

Jean Carlos aún no conoce la historia de su mamá Jacqueline. Es muy temprano para hablarle de eso, pero Yamileth guarda todos los recuerdos posibles para cuando llegue el momento.

Su vida es un milagro que floreció en medio de la tragedia. Una de esas paradojas del destino que resulta difícil de entender: perdió a su mamá apenas nació, pero ganó un ejército de ángeles terrenales que viven para él y él vive por ellos.

La Fundación Médicos Amigos recibe donaciones para continuar con su apoyo a niños huérfanos. Si usted desea apoyarlos, puede comunicarse al número 3102864304.