En 1994, se crearon en Colombia cooperativas de seguridad privada para las zonas rurales. Aunque inicialmente la idea era que apoyaran a la fuerza pública, las Convivir cobraron autonomía y una gran parte de ellas se convirtieron en fuerzas paramilitares. En 1997, la Corte Constitucional declaró inconstitucional el decreto que las creó, sin embargo, buena parte de quienes las dirigían terminaron de comandantes de las AUC. Esta experiencia deja dos lecciones: 1) Que el monopolio de las armas debe estar en manos del Estado, sin excepciones. 2) Que la seguridad rural es todavía un dilema sin resolver en Colombia.