El escándalo por el FIFA-Gate que sacudió todos los cimientos del máximo organismo futbolístico del mundo tiene un capítulo pendiente en la justicia colombiana. SEMANA conoció que en la actualidad existe una investigación preliminar en contra del expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Heberto Bedoya Giraldo, por haber recibido cerca de 10 millones de dólares en sobornos para direccionar varios contratos de televisión y avalar las propuestas de sedes al Mundial del 2018 y 2022.
Pese a que el caso ha pasado de agache y que Bedoya, gracias a la astucia de su abogado en Estados Unidos, logró evadir una pena carcelaria entregando información que permitió la captura, judicialización y condena de otros integrantes de la Conmebol y federaciones de América Latina, lo cierto es que en Colombia tiene varias deudas, pues sigue vigente un expediente en su contra por los delitos de lavado activos y enriquecimiento ilícito de particulares.
En un documento conocido en exclusiva por SEMANA, se reseña que la fiscalía 24 delegada contra lavado de activos sigue con la recolección de pruebas contra de Bedoya, quien salió del país en noviembre de 2015 rumbo a los Estados Unidos, para firmar un acuerdo de colaboración en medio de este grave escándalo de corrupción, aceptando su plena responsabilidad en los cargos de fraude de transferencia bancaria y conspiración de soborno, y convirtiéndose en el delator de sus antiguos compañeros.
El dirigente deportivo ha recibido una especie de inmunidad total por parte de una Corte de Nueva York, por su colaboración y entrega del dinero que recibió por debajo de cuerda, así como el otorgamiento de información que permitió la vinculación al FIFA-Gate de, entre otros, los expresidentes de las federaciones de fútbol de Ecuador, Manuel Burga; del Paraguay, Juan Ángel Napout -uno de los dirigentes más poderosos del fútbol siendo vicepresidente de la FIFA-. Así como varios de sus colegas en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), entidad en la que escaló hasta llegar a ser su Vicepresidente.
El meollo del asunto que tiene todavía en problemas a Bedoya tiene que ver con el millonario contrato firmado, inicialmente en 2013, con la empresa Full Play, para la adquisición de los derechos de televisión para la transmisión de los partidos de la Copa América en 2011 que se disputó en Argentina.
Por este desvío del contrato, Bedoya habría recibido un millón de dólares en dos tandas. La ambición, en ese momento, no rompió el bolso: Bedoya y varios dirigentes utilizaron la misma estrategia para entregar los contratos para la transmisión de los partidos de la Copa Libertadores durante ocho años; así como los amistosos y partidos de clasificación al Mundial de Brasil 2014 y, como si fuera poco, la Copa América de 2015 y la edición de centenario que se iba a disputar en los Estados Unidos en el 2016.
En el “pacto” entre los representantes de la firma Full Play y los directivos de la Federación se establecía una “comisión” y “adición” de tres millones de dólares por cada contrato de transmisión por televisión que les llegara. Bedoya, como directivo de la Conmebol y presidente de una Federación, recibió las tajadas más grandes de este entramado.
Por el enredo del caso, hasta el sol de hoy no se tiene certeza del valor total de los contratos. Lo único que se sabe es que la empresa, que tiene su casa matriz en Argentina, entregó en total 40,2 millones de dólares en sobornos antes que estallara el escándalo.
Los sobornos que recibió Bedoya fueron redireccionados desde sus cuentas en Colombia hasta llegar a bancos en Andorra, Suiza y Estados Unidos (Miami y Nueva York). Pese a que en una polémica rueda de prensa el primero de junio de 2015 se mostró abierto a que revisaran toda su vida crediticia mientras sostenía que era plenamente inocente y defendía su gestión.
“Estamos a disposición y colaboración de todas las autoridades nacionales e internacionales que requieran claridades e investigaciones. Las puertas de la Federación Colombiana de Fútbol están abiertas, las cuentas personales de nosotros están a la entera satisfacción para que puedan ser revisadas”, aseveró Bedoya en esa oportunidad.
Sin embargo, muy poco tiempo le duró esta estrategia de defensa. En su proceso de colaboración con los Estados Unidos sacó todo el dinero en sus cuentas de Zurich en la que por ocho años guardó el dinero de los sobornos para así pagar su fianza de libertad y cerrar su compromiso de cooperación con las autoridades de los Estados Unidos.
Para confirmar cómo se trazó el direccionamiento de estos dineros, en 2015 la Fiscalía General envió un oficio especial al FBI. Años después, según pudo establecer SEMANA una comisión del ente investigador viajó hasta los Estados Unidos con el fin de recolectar información sobre Bedoya.
Igualmente, se analizan a fondo varios informes de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) frente a todos los movimientos bancarios y de inversión del expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol y su núcleo más cercano. Con estos datos se espera tomar una decisión de fondo, es decir, si se abre una investigación formal que se traduciría en una imputación de cargos.
Sin embargo, en este extenso proceso existen dos aristas: el riesgo de prescripción de los dos delitos por los que es indagado y el hecho que Colombia no tiene ningún proceso de extradición con Estados Unidos para garantizar su presencia en un eventual proceso penal.
El abogado penalista Ricardo Burgos explicó que la pena máxima de lavado de activos es de 30 años; mientras que el de enriquecimiento ilícito es de 15 años. El jurista recordó que existe la figura de “requerimiento” para que se presente ante las autoridades colombianas.
“El país colaborador debe emitir una constancia donde diga que está siendo protegido o prestado colaboración y que no puede ser puesto a disposición de la autoridad colombiana. Esto es un trámite especial”, explicó el jurista en diálogo con SEMANA.
Sin embargo, como explicó el abogado Burgos, es necesario verificar cómo fue el acuerdo de Bedoya con las autoridades estadounidenses. Debido al hermético del caso hasta el momento ese detalle esencial no ha salido a la luz.
La reventa de boletería
Pese a que Bedoya también ha sido salpicado por el escándalo de la reventa de boletas en los partidos que disputó la Selección Colombia para el Mundial de Rusia 2018, SEMANA también pudo establecer que por el momento no existe ninguna noticia criminal en contra del exdirectivo.
César Ronaldo Carreño Castañeda, uno de los empresarios que lideraba la firma TicketShop, aseguró que él mismo le llevó, en agosto de 2015, el dinero en efectivo a Bedoya, quien para entonces vivía en el exclusivo condominio de Altos de Yerbabuena en Chía, Cundinamarca.
Pese a las menciones hechas por el expresidente de la Dimayor Jorge Fernando Perdomo, hasta la fecha tampoco existe una investigación contra el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, y el presidente de la División Aficionada de Fútbol (Difutbol), Álvaro González Álzate.