En la noche del 4 de julio Ana María Cortés compartía con conocidos en un lugar llamado cafetería Club Social. Ya había anochecido. Pero estaba cerca a su casa, en el barrio Magdalena del municipio de Cáceres, por lo que tal vez la hora no le preocupó. Hasta que un desconocido se acercó y le descargó varios disparos. No hubo tiempo de nada porque Ana María falleció al instante frente a los ojos de varios curiosos que por ahí pasaban.En la fotografía, fuerte como las que el país ha tenido que ver la última semana, se dibuja el cuerpo tendido a pocos metros del parque central. Del otro lado está el puente Antonio Roldán Betancur, que cruza el río Cauca y por donde se entra al pueblo.De inmediato la noticia corrió por las redes: que habían matado a la secretaria que coordinaba la campaña de Gustavo Petro en ese municipio. Twitter comenzó a explotar con mensajes de solidaridad para la campaña de la Colombia Humana, en medio de un ambiente de miedo y zozobra por la cantidad de líderes que han asesinado en los últimos días. Según datos de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU entre 2016 y lo corrido del 2018 se han confirmado 178 homicidios a líderes sociales de los cuales el 49% está en avance de esclarecimiento.Horas después, Petro puso sobre la mesa una denuncia que agravó aun más el caso del asesinato de Ana María. El excandidato a la presidencia dijo en su cuenta de Twitter que la líder había recibido amenazas del propio comandante de la Policía de Cáceres. Pero no dio más datos.De un momento a otro, en el Bajo Cauca antioqueño empezó a propagarse información ambigua sobre Ana María. Antes que datos sobre los posibles autores del crimen, uniformados de Cáceres difundieron entre sus comadantes y luego a la prensa datos que relacionaban a la víctima con supuestos trabajos de informante para el Clan del Golfo. Sin embargo, todo eso se contaba de manera extra oficial. Y tampoco se mostraban pruebas. Los mensajes que reenvíaban los policías solo decían que existía información de inteligencia que consignaba que Ana María era una "campanera" de la organización ilegal.Sin embargo, nada de eso trascendió de manera oficial. De hecho, en horas de la mañana varios periodistas abordaron al subcomandante de la Policía de Antioquia, Carlos Julio Cabrera Suárez y le preguntaron. "¿Usted tiene información sobre antecedentes de esta señora?". Y la respuesta del oficial fue: "No, no tenemos información sobre antecedentes por parte esta señora, simplemente se presentó este hecho lamentable". Acto seguido otro periodista le preguntó: "Hay rumores de que un hijo de esta señora perteneció al Clan del Golfo, ¿usted sabe algo de eso?". A lo que Cabrera respondió: "No, no tenemos conocimiento sobre esa información".Puede leer: Policía de Antioquia abrió investigación para esclarecer asesinato de Ana María CortésPero más tarde el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, fue quien aseguró que Ana María estaba siendo investigada. El funcionario se limitó a decir: “Está el asesinato en Cáceres de una señora, que participó como testigo en las pasadas elecciones a nombre de una campaña política, pero que también figura en su historial una investigación por tener vínculos con las redes de apoyo del ‘clan del Golfo’”, dijo el ministro.De inmediato, allegados a Ana María Cortés desmintieron esas versiones. Un conocido suyo dijo que ella se mantenía en el parque, a pocos metros donde la mataron, haciendo sus actividades de promotora de campaña. “Incentivaba a la gente a que votara por Petro, pero los policías la trataban mal, le preguntaban que por qué estaba tanto ahí, que quien le pagaba, y a qué se dedicaba… La molestaba y hasta una vez se la iban a llevar al comando, pero la difunta también sabía de sus leyes y se mantenía firme”.Jorge Rojas, el director nacional de la campaña de Petro, asegura que conoció a Ana María cuando viajó a Cáceres. Y que lo que vio fue a una mujer comprometida con el liderazgo, que era capaz de reunir a campesinos víctimas de masacres para que regresaran a su municipio. Lo llamó varias veces preocupada por la situación en Hidroituango, y asegura que en un momento viajó hasta donde las personas que evacuaron por la emergencia para explicarles qué era lo que sucedía. Rojas también dice que ella convenció a muchos de ir a los refugios, y lideró las denuncias por falta de información de las Empresas Públicas de Medellín.Un amigo de Ana María dice que ella hasta recaudaba fondos para llevar mercados y organizar una olla comunitaria para los desplazados por la emergencia. “Ella entró en una etapa angustiosa de incertidumbre, ella misma me lo dijo en una madrugada: que se iba a morir por la represa de Hidroituango o por los paramilitares”, afirma Rojas. Ana María tenía dos hijos, uno de ellos menor de edad. Su madre fue internada en un hospital por el choque que le causó la muerte de su hija.En contexto: Asesinaron a Ana María, secretaria de campaña de Petro en CáceresAntes de unirse a la campaña de Petro, Ana María trabajó en la Personería Municipal de Cáceres, según un amigo de ella. El personero del municipio, Anderson Piedrahíta, confirma que ella sí trabajó allí aproximadamente en el año 2011, pero que desconocía hasta ayer que hubiese participado de la campaña de la Colombia Humana.Entre las versiones que chocan, también está la del tiempo que ella llevaba viviendo en el municipio. A través de chats circuló que no llevaba más de 3 meses. Pero las personas cercanas desmienten esa versión y dicen que llegó a Cáceres hace aproximadamente un año y medio.Otra persona cercana a Ana María, que también hizo campaña por Petro, denunció abusos de la policía. “Me sacaron de la casa de mis papás, yo estaba vendiendo arepas, y me llevaron a la estación. Allí me golpearon por protestar, eso fue un 6 de mayo y al día siguiente vuelve y amenazan a mi mamá. Y el teniente me amenaza a mí que ‘detrás de ese uniforme se esconden muchas cosas’ y que si a él lo llamaba la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo o la Fiscalía, a mí se me empezaba a dañar la vida. Tengo evidencia y copia de eso”. En un video muestra las heridas que según la fuente le habrían propinado los uniformados.El ambiente es tensionaste en Cáceres. La persona comprometida y religiosa que muchos vieron como testigo electoral ya no está con su grupo de activistas políticos en la zona. “Vivimos un periodo de empalme en el que el presidente saliente ya no le importa nada y el entrante no tiene responsabilidades”, afirma Rojas.Nadie cercano a ella se atreve a dar su nombre y dar información. “Quisiera hablar pero estoy ocupado en vueltas del sepelio y tengo miedo”, dijo uno de ellos.