La política está llena de contrastes, pero también de paradojas. Álvaro Uribe e Iván Cepeda son dos dirigentes políticos que tienen algo en común. No sólo son víctimas del conflicto armado, sino que comparten tragedias similares. Alberto Uribe Sierra, padre del expresidente Uribe, fue asesinado por guerrilleros de las FARC que asaltaron una de sus fincas en Antioquia, en la década de los años 80. Manuel Cepeda Vargas, padre del actual senador del Polo, fue uno de los senadores de la Unión Patriótica asesinados por la alianza entre paramilitares y agentes del Estado. Uribe y Cepeda, al parecer, aún no han cicatrizado del todo las heridas, o, como dijo el senador Roy Barreras, “no han encontrado el bálsamo de la verdad” y aún “cargan con el inmenso dolor de los asesinatos de sus respectivos padres”. Ellos fueron los protagonistas de uno de los más acalorados debates en la historia reciente del Congreso. Cepeda, quien desde el pasado mes de marzo empezó a trabajar para demostrar los vínculos del expresidente Uribe con el paramilitarismo, presentó un extenso material probatorio para demostrarlo. El expresidente recurrió a su estrategia de evadir muchas respuestas y prefirió acusar a diestra y siniestra a sus opositores y también a sus antiguos aliados. Fue un debate extenso que reabrió muchas heridas y dejó un Congreso polarizado, pero que también tendrá consecuencias. Uribe no dio la cara Hace más de un mes, cuando Iván Cepeda propuso hacer el debate en la plenaria del Senado, el senador Uribe, con algo de cinismo, fue el único senador del Centro Democrático que votó a favor del debate. Después trató de impedirlo. Un miembro del Centro de Pensamiento Primero Colombia recusó al senador Iván Cepeda. Y cuando llegó la hora del debate, el expresidente se marchó para no oír a Iván Cepeda. Luego apareció en el recinto, habló durante más de una hora, lanzó acusaciones a diestra y siniestra y volvió a marcharse. “Sentimos mucho que Uribe se haya ido, es un actor importante en estos 30 años en Colombia, debía estar allí”, dijo Antonio Navarro. “Quedó huyendo, tiro la piedra y escondió la mano”, consideró Serpa. “¿No que era tan frentero?”, cuestionó Rodrigo Lara. Avalancha de denuncias La primera consecuencia inmediata del debate es que muchas de las denuncias serán tramitadas ante las autoridades judiciales. Uribe, antes del debate, se fue a la Corte Suprema de Justicia para denunciar a Iván Cepeda, al que calificó de ser aliado de las FARC. Cepeda, por su parte, presentará toda la documentación de su debate ante la Fiscalía, la propia Corte Suprema de Justicia y la Comisión de Acusaciones para que investiguen a Uribe. Jimmy Chamorro también anunció una denuncia contra Uribe, por injuria, debido a que este lo sindicó de haber recibido dos cheques de carteles del narcotráfico. Hasta el canal Capital también denunciará por injuria a Uribe, pues el expresidente mencionó este medio como un aliado del terrorismo. El contragolpe del Centro Democrático La senadora del Centro Democrático María del Rosario Guerra dejó entrever que su partido no se quedará de manos cruzadas contra Cepeda, a quien acusaron de querer hacer un enjuiciamiento contra Álvaro Uribe. Anticipó que prepararán un debate sobre los vínculos de dirigentes políticos con las FARC, haciendo alusión directa contra el senador Cepeda. Fisuras en el Congreso Hacía mucho tiempo que en el Congreso no se realizaba un debate tan polarizante. El parlamento quedará más fracturado aún y las fisuras se agudizarán entre el Centro Democrático y la Unidad Nacional. “Las fisuras ya existen, no son nuevas, ojalá todo esto sirva para una verdadera contrición del país, pero no estoy seguro de que sea posible”, afirmó Antonio Navarro. En todo caso, el Congreso salió de uno de los asuntos que lo tenían atascado. Uribe sabía que este tipo de episodios serían parte de su nueva vida como parlamentario, y empezó a comprobar sobre todo que sus antiguos aliados hoy son sus principales detractores y probablemente le harán más difícil su permanencia en el Congreso. Los nuevos episodios que se produzcan tras este debate serán ahora competencia de las autoridades judiciales, quienes, después de la catarsis que se hizo en el Senado, tendrán que evaluar las responsabilidades de cada uno de los protagonistas de este histórico debate.