La historia de terror para siete jóvenes y una menor de edad arrancó en la madrugada de este domingo. El reloj marcaba las 2:30 de la mañana y a la finca San Jacobo ubicada en la vereda Cerro Rico, zona rural de Buga, Valle del Cauca, llegaron cuatro hombres fuertemente armados, preguntaron por el hijo del dueño de la propiedad y sin mediar palabra le dispararon, al igual que al mayordomo de la finca.

Los asesinos ingresaron a la propiedad y encontraron al resto de los jóvenes en un jacuzzi, no les dieron ni siquiera tiempo de correr, allí mismo les dispararon, todos fueron alcanzados por las balas, cuatro murieron en ese instante y tres más quedaron gravemente heridos.

Como llegaron los delincuentes, así mismo se fueron, a pie, sin hacer ruido y seguros que la distancia de la finca al casco urbano del municipio sería cómplice de este desalmado crimen. Cuando algunos vecinos escucharon los disparos, llamaron a la Policía que 10 minutos después llegó y apenas lograron solicitar apoyo para trasladar a los heridos.

Las víctimas

Se trata de compañeros de un mismo colegio. El alcalde de Buga Julián Rojas, habló con SEMANA y explicó que todas las víctimas se conocían e incluso compartieron aula de clases en un reconocido colegio del municipio.

Se encontraban en la finca que era de propiedad del padre de un joven que participaba de la celebración. Explicó el mandatario que la mayoría tenía en promedio 18 años de edad y solo una era menor, un adolescente que apenas completó los 17 años, víctima mortal de este indiscriminado ataque.

De acuerdo con el alcalde Rojas, los jóvenes acababan de terminar el bachillerato y algunos se preparaban para ingresar a la Universidad. Así como los padres, los menores no tenían antecedentes o anotaciones pendientes con la justicia. Todos era conocidos en la región, incluso en la ciudad de Cali, “se trata de médicos, odontólogos que no tenían problemas con nadie y que al contrario, llevaban una vida tranquila en el municipio”, señaló el alcalde.

Las hipótesis

Entre las autoridades toma fuerza una hipótesis que esperan confirmar con la declaración del mayordomo de la finca, una persona mayor que por fortuna sobrevivió al ataque y que se encuentra bajo estrictas medidas de seguridad de la Policía y la Fiscalía.

Esa hipótesis apunta a que los delincuentes tenían como objetivo secuestrar a un joven que participaba de la celebración y hubo alguna reacción que detonó la arremetida criminal con el saldo que tristemente conoció el país en la mañana de este domingo, con cuatro jóvenes asesinados por grupos criminales y que empeoró en la tarde con la noticia de la muerte de uno más, el que estaba en condición más crítica.

La Fiscalía y la Policía trabajan en recopilar el material probatorio, concluir si la hipótesis es real y los delincuentes tenían entre sus planes completar un secuestro. Las versiones de vecinos y los sobrevivientes de la masacre serán fundamentales para orientar a los investigadores que tendrán ahora la responsabilidad de resolver este crimen y darles resultados a las familias que desde ya claman justicia.

Autoridades

Desde que se conoció el caso, el propio presidente Iván Duque ordenó el que el director de la Policía, general Jorge Vargas, y el comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro, se desplazaran hasta el lugar de los hechos y allí adelanten un consejo extraordinario de seguridad, del que salió una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los responsables.

En ese consejo de seguridad no se barajaron hipótesis, pero sí responsabilidades y la Fiscalía ordenó que un grupo especial de investigadores y fiscales se desplazaran para asumir el caso y orientar la indagación hasta dar con los asesinos de estos cinco jóvenes.

El equipo de la Fiscalía y la Policía contará en parte con los investigadores que lograron esclarecer casos como la masacre de Llano Verde en Cali y Samaniego en Nariño, esta última con circunstancias y víctimas similares.