Para María Isabel Santos, antes Victoria Eugenia Henao, Colombia es un lugar con muy malos recuerdos. En este país vivió los peores momentos de su vida cuando su esposo, el narcotraficante Pablo Escobar, enfrentó al Estado colombiano y al Cartel de Cali en una guerra sangrienta que generó millones de víctimas. Ella y sus hijos también sufrieron, y luego de vivir una vida llena de comodidades tuvieron que huir y andar casi en la clandestinidad.
Por eso, desde que salió del país con rumbo a Mozambique y luego a Argentina, ha tratado en lo posible de no volver a Colombia. Pero ha tenido que hacerlo en muy pocas ocasiones y la experiencia no ha sido para nada agradable o tranquila.
“Doce años después de que huimos a Argentina, volví a Medellín porque mi madre se estaba muriendo. Sentí mucha angustia. Todo me olía a violencia. Yo llegué del aeropuerto con muchísimo miedo directamente al apartamento de mi madre a acompañarla”, recuerda sobre una de esas ocasiones.
Volvió luego unas 3 o 4 veces más a Colombia, y tampoco guarda recuerdos gratos de esos retornos. “Desafortunadamente es un lugar donde quedó tanto dolor y tanta tristeza que no siento que tenga allá un espacio”, cuenta.
Sin embargo, ella ha hecho lo posible por tratar de sanar todas esas heridas que quedaron de la violencia de su esposo. Así como su hijo, Juan Sebastián Marroquín, ha buscado a los hijos de Luis Carlos Galán y Rodrigo Lara Bonilla para pedirles perdón por lo que hizo su padre, ella también ha hecho lo propio.
“Yo busqué por ejemplo a la sobrina de Carlos Mauro Hoyos, Sylvia María Hoyos, y le pedí perdón por tanto dolor. He tocado puertas. Hablé también con Jorge Lara, el hijo del exministro Rodrigo Lara Bonilla y otras personas más. Me he encontrado con muchas personas con ese deseo de sanar”, dijo.
Esos pasos en parte le han ayudado a su proceso de reconocerse como una víctima de la violencia de género y de las actitudes psicópatas de su esposo, quien se mostraba con ella y sus hijos como un hombre encantador, pero que por fuera era mujeriego, violento y asesino. Hoy considera que ya tiene una nueva vida y ha encontrado la paz interior.
Todo eso lo dijo en una entrevista con SEMANA que puede leer completa aquí.