Alejandro Gaviria no lleva un mes de haberse lanzado a la arena política y el Partido Liberal, al menos el oficialismo, que estaba de su lado y promovió su aspiración a la presidencia, está quieto, en primera, sin mayor ánimo.

Las razones, según conoció SEMANA, son muchas. De entrada, a los liberales no les pareció conveniente que el exrector de los Andes empezara a hablar en el mundo político de coaliciones y de la necesidad de dialogar con otros precandidatos presidenciales. Estiman que no acató la sugerencia del expresidente César Gaviria de iniciar su recorrido como independiente y alejado de los políticos tradicionales que ya sufren un desgaste.

Un grueso de los liberales se siente maltratado con la campaña de Gaviria. Entienden que el precandidato quiera mostrarse como una figura independiente para atraer a distintos sectores políticos, pero tienen claro que el liberalismo tiene 14 senadores y 35 representantes a la Cámara, una maquinaria importante que les hace pensar que no tienen por qué permanecer escondidos haciendo campaña.

Además, hay molestias porque la congresista del Partido Verde Juanita Goebertus es una de las figuras que más direcciona la campaña de Gaviria, incluso está tomando algunas de las decisiones importantes, lo que ha generado celos y fisuras.

Las diferencias entre Goebertus y Marla Gutiérrez, una de las líderes de las juventudes liberales más fuertes del partido, es apenas uno de los casos que se ha presentado en la tolda de Gaviria.

Varios congresistas que pidieron reserva de su identidad le denunciaron a SEMANA que en las regiones, a la hora de pedir las firmas para la aspiración de Alejandro Gaviria, les recomiendan a los jóvenes que no porten camisetas rojas. Los congresistas Alejandro Carlos Chacón, Juan Carlos Lozada y Juan Fernando Reyes Kuri, entre otros, sienten que están despreciando a su partido y lo han dicho en público.

La molestia es de tal tamaño que la semana anterior algunos congresistas hablaron por teléfono con el expresidente César Gaviria, jefe único del Partido Liberal, y le explicaron sus inconformidades. El exmandatario, también con prudencia frente al arranque de la campaña de Gaviria, recibió lo ocurrido y le transmitió directamente al exministro de Salud las molestias. Las tensiones son de tal calibre que el oficialismo liberal cree que las directivas del partido tienen que escoger a quién apoyar, a través de un mecanismo democrático interno.

Lo dicen porque no se puede desconocer al exgobernador de Antioquia Luis Pérez, quien obtuvo casi un millón de votos en 2015 en la región paisa, e incluso al exgobernador del Atlántico Eduardo Verano de la Rosa, un político con casi 400 mil votos. Los dos avanzan en su campaña presidencial, pero lo harán alejados del liberalismo porque en su partido parece que los apoyos conducen hacia Alejandro Gaviria.

Este viernes, Luis Pérez le envío una sentida carta al expresidente César Gaviria. Confesó que al consultarle al secretario general del Partido Liberal Miguel Ángel Sánchez acerca de cómo se escogería el candidato presidencial respondió: “El doctor Alejandro Gaviria es el candidato oficial del doctor César Gaviria y del Partido Liberal”.

La respuesta no le cayó bien a Pérez. “Con pesar observo que el partido perdió la vocación de poder presidencial. En otros tiempos, cada vez que se realizaba la Convención Nacional del glorioso Partido Liberal, la gente, con pasión y júbilo, tenía la certeza de que ahí se estaba escogiendo el próximo presidente. Si un partido político no tiene democracia interna, no puede ofrecer democracia a la patria”, destacó. “El Partido Liberal necesita un tratamiento antienvejecimiento”, añadió.

¿Por qué entregarle directamente el apoyo a Alejandro Gaviria? ¿Por qué dejar a un lado a figuras importantes como Verano de la Rosa y Pérez, que son políticos, se han hecho elegir y han jugado un papel importante desde el liberalismo? ¿Por qué las preferencias frente a Alejandro Gaviria, quien ni siquiera tiene el carné oficial del partido? ¿Por qué hacerle campaña a un precandidato presidencial cuyo círculo cercano se avergüenza del liberalismo? Esas son las preguntas que rondan entre algunos congresistas rojos.

Para rematar, Alejandro Gaviria, el candidato del establecimiento, las élites y la mayoría de los medios, no despega. En el gran estudio electoral de SEMANA, realizado por el Centro Nacional de Consultoría, Gaviria solo registró el 3 % de la intención de voto. En junio, Gaviria marcó un 2 %. El crecimiento de un punto porcentual es irrelevante porque el margen de error de la encuesta es del 2,4 %.

De momento, los liberales no están hablando de tomar distancia del académico ni de dejarlo solo en su carrera presidencial, pero sí se quieren jugar un papel no solo en las calles sino que los tengan en cuenta al interior de la campaña presidencial. Lo más importante: que el respaldo surja de un acto democrático, donde seguramente Alejandro Gaviria resultaría victorioso.