¿Dónde están los 38 migrantes, en su mayoría venezolanos, que zarparon en una lancha desde San Andrés con destino a Nicaragua el pasado 21 de octubre de 2023? Esa es la pregunta que día a día se hacen decenas de familias tras un mes y diez días sin saber absolutamente nada de sus seres queridos.
Aunque las primeras investigaciones se encaminaron a la hipótesis de un posible naufragio, estas familias se niegan a aceptar que a sus hijos, hermanos, yernos, nietos y amigos, literalmente se los haya tragado el mar y ruegan ayuda de parte de las autoridades en Colombia para dar con su paradero.
Así fue la desaparición
El sábado 21 de octubre de 2023, entre las 8:00 y 8:30 pm, zarpó desde la Isla de San Andrés en Colombia, una embarcación que transportaba a 38 personas en condición de migrantes cuyo destino era las costas de Nicaragua. Entre ellos se encuentran 17 menores de edad, incluido un bebé de 3 meses y una mujer embarazada. El objetivo final era el de llegar hacia los Estados Unidos, en busca de una mejor calidad de vida.
Según se les había promocionado a estos migrantes, quienes llegaron a pagar hasta 4.500 y 5.000 dólares para acceder a esta ruta ilegal, el viaje tendría una duración de 5 horas, no obstante, transcurrido el tiempo previsto, la embarcación tipo lancha identificada IAS II, no llegó al destino señalado.
Familiares de varias de las personas que allí viajaban, han comentado que sus parientes conocieron, mediante publicidad que circula en las distintas redes sociales, sobre la oferta de esos viajes y a partir de allí hicieron contacto con los promotores de dichas ofertas de viaje.
Otras personas contactaron directamente a los promotores, referidos por amigos o familiares que habían realizado esa travesía con anterioridad sin contratiempos. Algunos interesados adquirieron los “paquetes de viaje” con transporte y boletos aéreos desde Venezuela; otros se trasladaron por su cuenta a la isla y se acogieron a los paquetes de hospedaje, comida y el traslado en lancha.
No obstante, desde que estos 38 migrantes se subieron a la embarcación IAS II, sus familiares desconocen por completo qué sucedió con ellos.
En diálogo con SEMANA, algunos familiares de las personas desaparecidas aseguraron que las últimas comunicaciones con sus seres queridos se hicieron sobre la hora en la que partió la lancha desde El Cove, en San Andrés, hacia Corn Island, en Nicaragua, y aunque los celulares dejaron de tener señal, advierten que minutos después e incluso días, el WhatsApp y las redes sociales de sus familiares estuvieron activos.
“Si en realidad hubiera sucedido un naufragio, ¿por qué los celulares estuvieron funcionando cuatro o cinco días después de que partió la embarcación? Se supone que en un naufragio lo primero que se dañan son los celulares, pero con ellos no sucedió así”, dijo Yolmedi Karina Gómez, familiar de varios migrantes embarcados en la lancha.
La hipótesis más latente entre todas estas familias es que sus seres queridos fueron secuestrados. “Tenemos la corazonada de que están vivos, creemos que están secuestrados, aunque no sabemos dónde los tienen. No se imagina la angustia que tenemos”, agregó Gómez.
“Esta ruta desde San Andrés a Nicaragua era una forma de evadir el paso por el Tapón del Darién, que es supremamente peligroso, y tenemos personas a quienes todo les salió muy bien, por eso nos negamos a creer que haya sido un naufragio, porque si en realidad fue así, ¿Dónde están los cuerpos?”, agregó Gómez.
Las pruebas que contrarían la hipótesis del naufragio
SEMANA conoció decenas de pruebas con las que los familiares de estos 38 migrantes buscan demostrarle a las autoridades que lo que ocurrió con sus seres queridos no fue un naufragio, sino que posiblemente se trataría de un secuestro.
“Tenemos la firme convicción de que los migrantes venezolanos que desaparecieron el pasado 21 de octubre se encuentran con vida. No sabemos si han sido secuestrados o si se encuentran abandonados en un sitio remoto, o si incluso los mantienen ocultos en la Isla de San Andrés”, aseguran.
De acuerdo con los familiares, los teléfonos móviles de sus parientes desaparecidos son permanentemente manipulados, e incluso se envían mensajes a esos teléfonos y se recibe respuestas, emoticones y stickers. Incluso uno de los familiares cuenta con la captura del IP donde se encontraba el teléfono de su esposa al momento en que fue activado días después de su desaparición.
Manifiestan además que hay casos de móviles en los que han borrado la información, cambian claves de acceso a Facebook y al correo electrónico. Recientemente, uno de los familiares encontró activo el móvil de su pariente y haciéndole seguimiento pudo constatar que la persona que lo estaba utilizando se desplazó de un lugar a otro con el móvil activo por al menos 20 minutos. El hermano de uno de los desaparecidos verifica permanentemente su teléfono y observa cuánto tiempo hace que fue activado el Facebook. Algunas veces dice 3 horas, otras le dice que hace 5 minutos y así sucesivamente.
Al momento de zarpar (8:39 p.m.) una de las tripulantes de la embarcación le envió un mensaje a su cuñada informándoles que ya estaban iniciando navegación y le envió la señal en tiempo real. Su cuñada inició seguimiento vía GPS de la ruta de navegación, sin embargo, aunque se le mostraba navegando lejos de la morilla, 23 minutos después (9:02 pm), se percató que el GPS la volvía a mostrar en tierra. Ella le escribió preguntándole qué había pasado y aunque se ve que el mensaje fue recibido, nunca hubo respuesta.
Por otro lado, luego de que familiares tuvieran acceso al correo electrónico de una de las migrantes desaparecidas, lograron que ver que la actividad del correo mostró una caminata realizada 24 horas posteriores a la hora del zarpe de la embarcación que los transportaba.
SEMANA conoció que ante la negativa de las autoridades en San Andrés de seguir con la búsqueda y de adelantar las investigaciones por la desaparición, ante la posibilidad de un secuestro, los familiares de estos 38 migrantes se reunieron con la procuradora general de la Nación, Margarita Cabello, para pedirle ayuda.
Así mismo, estos familiares enviaron una carta dirigida al presidente de la República, Gustavo Petro, pidiéndole ayuda para poder dar fin a esta angustiante situación.