El sargento retirado del Ejército Bernardo Alfonso Garzón, detenido esta semana en Cali, tendrá que ir frente a un fiscal de la Unidad de Derechos Humanos para que explique su participación en un caso de tortura, secuestro extorsivo y tentativa de homicidio. El episodio se remonta a abril de 1986, cuando hombres del Ejército raptaron y torturaron a Guillermo Marín, miembro del M-19 que logró salir con vida y después de muchos años contó lo que había ocurrido. El suboficial retirado fue denominado el ‘eslabón perdido’ del Palacio de justicia porque él, según la Fiscalia, sabría detalles de lo que ocurrió con los 11 desparecidos de la cruenta toma. Semana.com conoció en exclusiva un testimonio que rindió Marín el 25 de febrero del 2009 en un lugar de Gran Bretaña donde contó cómo fueron las torturas en el interior del Batallón de inteligencia Charry Solano, el lugar a donde presuntamente fueron llevados los desparecidos del Palacio de Justicia. “(...) Aunque me tenían vendado, algunas veces lograba ver por debajo de la venda o cuando estaba haciendo sol, a través de la venda, y en otras que me la quitaron como cuando me dicen “somos del Charry Solano,” en otra me la quitaron para que después del caso de las tres de la tarde, como a las seis, para que escribiera todo-todo lo que supiera de personas y del barrio Corinto. A quienes conocí, aparte de los dos que me dijeron-el de las manchas de la cara y el de la barba, que daba a entender me traía un mensaje, el mensaje de decirme quienes eran para apurarme a que tenía que decir algo o que corría con mis consecuencias. Conocí a dos que los considero mandos dentro de dicha unidad, dada su expresión su apariencia física, su vestimenta, sus responsabilidades con respecto a mis responsabilidades de sacar información. Uno de ellos dirigía las torturas y me apretaba también, físicamente me coaxionaba. Un señor blanco, de hablado Bogotano,- Santandereano-una mezcla también, muy urgido de resultados, los torturadores, personas que me coaccionaban físicamente, tres o cuatro. Se cubrían muy bien, llegaban por detrás, llegaban de afuera, llegaban y salían después de la tortura, uno que parece el mando de todos ellos, que nunca estuvo con el anterior al mismo tiempo, no puedo decir cuál era el mando, pero si era el mando general sobre mí, momentáneo en esa camioneta. Él les dijo el 9 de abril en la noche del nueve de abril aproximadamente una de la mañana, “tenemos otro, ustedes me los van a trabajar mejor que lo que han trabajado a este”, queriendo decir, me lo van a torturar mejor que lo que han torturado a este para sacar mejor información. Daba a entender que ya estaban fallando conmigo en como torturar para sacar información efectivamente. Bueno, no recuerdo mucho que más si este señor me hizo preguntas a mí. Lo principal que hizo fue evaluar el trabajo de sus torturadores sobre mí, y hablar del próximo trabajo que tenían. El 10 de abril, por ahí a la una y algo de la tarde, el que me ha pedido que negocie dice que yo lo he engañado. El que me ha pedido negociación me manifiesta que lo he engañado totalmente, que no le he cumplido nada, y soy sometido a una tortura terrible, de ahogamientos- después viene el de las tres de la tarde, luego el de aproximadamente las seis de la tarde”. “A las seis de la tarde alguien me pone a escribir todo después a las 7 o más tarde llega, me dice pare de escribir me sacan por la puerta de atrás de la camioneta, me lavan la cara, me dejan usar el baño, toman mucho cuidado de que quede limpio de sangre la cara torax y abdómen, ya que estoy sin camisa, solamente tengo un pantalón mojado ensangrado y roto. Durante la salida al baño, alcanzo a divisar hacia atrás a través de la capucha, los tumultos de luces que correspondían a edificaciones separadas y tal como era el Charry Solano, era de noche, siete de la noche o algo así. Me entran a la camioneta y me dan comida, me dan comida. ¿Como concluí que era el Charry Solano donde estaba? Durante el día vi a través del panorámico de la camioneta adaptada para torturas, la malla que separa al batallón de los eucaliptos del área de eucaliptos que rodeaban al Charry Solano, el cual desde el barrio Corinto, estaba acostumbrado a divisar. Creo que había un tanque entre la malla y la camioneta. Sí escuchaba expresiones de tipo militar, como “retírese soldado de ahí” y otras que identificaba como ambiente militar, pero inequívocamente estaba situado en lo que yo conocía como la Escuela Logística, enseñada a divisarla de los cerros aledaños. Alcancé a escuchar varias veces el acostumbrado polígono el mismo que escuchaba cuando estaba en el barrio Corinto. Me refiero a los ejercicios de tiro, al sonido que producen los ejercicios de tiro, por dicho batallón y también porque me lo manifestaban. Ellos me manifestaron que eran del Charry Solano”.